viernes, 29 de febrero de 2008

Der vierte Umzug

En breves horas iniciaré mi cuarta mudanza en seis meses. Sí:

Sevilla - Jena 1 (Agosto 2007)
Jena 1 - Jena 2 (Octubre 2007)
Jena 2 - Bayreuth 1 (Febrero 2008)
Bayreuth 1 - Bayreuth 2 (hoy)

Parece que esta es la definitiva. Parece que por fin tendré una situación estable y podré decir "esta es mi casa." Lo que pasa que esta vez tendré que comprar todo lo fungible de una casa, es decir, platos y útiles de cocina, ropa de cama, toallas etc...

¡Qué pereza!

Actualización (11.31 h): Ya están todas las cosas en mi nuevo domicilio, incluida la llave de mi despacho de la Universidad, donde me encuentro ahora. Menos mal que he tenido ayuda asturiana. Ahora el chico que vivía antes allí estará terminando de recoger sus cosas y metiéndolas en una furgoneta. Por el momento ya me he vuelto a registrar en el Ayuntamiento y esta tarde, de nuevo con ayuda ovetense, iré de compras. ¿Habrá blancolor aquí?

miércoles, 27 de febrero de 2008

La Lohnsteuerkarte: El desenlace

Ya parece que se ha solucionado, o al menos eso espero. Recuerden ustedes que mi cartón de impuestos del 2008 desapareció misteriosamente. Y que yo no me indigné, lo asumí como otro contratiempo más de la administración. Pasados unos días, parece ser que el asunto se ha zanjado. Les cuento.

Visto que era en Jena y no en Bayreuth donde me tenían que hacer la tarjetita, escribí un mail al Ayuntamiento de Jena pidiendo que me reenviaran la tarjeta. En principio fueron eficientes, al día siguiente me habían respondido pidiéndome que les llamara por teléfono. Como aún no me fío de mi Alemán telefónico, le expliqué el caso a la secretaria de mi nuesto instituto y ella se encargó de llamar. La funcionaria correspondiente no estaba, pero le dejaron el recado. Poco después le devolvió la llamada. Desde Jena me aseguraban que la tarjeta fue mandada a finales de Octubre de 2007 a mi segunda casa, que era donde yo vivía, y que no tenían notificación de que no hubiera llegado. Falso de toda falsedad, a mí no me había llegado nada. De todas formas ahora que lo pienso por esas fechas me tendría que haber llegado la nueva tarjeta del seguro médico, algo que tampoco se produjo, así que lo más probable es que haya sido un problema de correos quienes, no contentos aún con devolverme las cartas, ya directamente no me entregan las cartas importantes. Volviendo al tema, que me pueden mandar de nuevo la tarjeta pero que son 5 €. En este caso lo más sencillo es escribirles un mail formal solicitándolo y dándole mi número de cuenta corriente para que se cobren de ahí el importe. Una amiga alemana me dijo que ella no pagaría, que asegurara que no me había llegado nada a casa, pero bueno, ¿qué son 5 € comparados con la burrada que me roban mensualmente en impuestos? Además, yo esoy aquí para trabajar, no puedo perder el tiempo y mi capacidad intelectual luchando contra la administración. Es el impuesto del guiri, me dijo Jorge la semana pasada, hay que asumirlo. Yo para mis adentros lo comparaba con lo que sucede en algunos países de Hispanoamérica. No le dí más vueltas. Así que redacté el mail. Pero no, ahí no acaba la cosa. Estaba a punto de vivir una de las experiencias más alucinantes de mi vida:

Por la tarde me vuelvo a encontrar con la secretaria en el pasillo del Instituto. Me dice que le han llamado desde Jena diciendo que han recibido mi mail pero que estaba escrito en Español, y que lo único que entienden es Lohnsteuerkarte. Imaginen la cara que se me puso. Increible, inaudito... ¿comorrrrrrrr? No, a ver, esto es coña, ¿no? Ojalá, me decía a mí mismo, tuviera un programa que me tradujera los mails al instante. Pero es que además no estaba isando mi portátil, sino el flamante nuevo ordenador fijo que me acababan de instalar en mi despacho. Me mandé el mismo mail a mi cuenta de correo personal, lo envié a amigos en España para que me confirmaran en qué idioma les llegaba. Y siempre era en Alemán. Ante tal hecho, mando el siguiente mail a la funcionaria:

Sehr geehrte MR,

Ich bin überrascht, dass Sie meine Mail auf Spanisch erhielten. Ich weiß
es nicht warum und sende Ihnen den Nachricht noch einmal. Bestätigen Sie
mir bitte, wenn Sie mein E-Mail richtig auf Deutsch erhalten. Jetzt
benutzte ich das Webmail System

Que viene a decir que me sorprende que hubiera recibido el mail en español y que no tenía ni idea de lo que había pasado, así que le volvía a mandar el correo, esta vez a través del Webmail. No saba crédito a tales cosas, me había quedado trastocado para el resto del día. No había asumido todo lo que me estaba pasando, por surrealista. Al rato me responde la funcionaria:

Hallo Herr Dr. E, Nachdem ich Ihre e-mail in spanisch erhalten habe und Ihre Sekretärin daraufhin noch einmal angerufen habe, kam die e-mail in deutsch. Das ist aber schon eine ganze Weile her und ich dachte sie kam deshalb, weil Ihre Sekretärin Ihnen noch einmal bescheid gesagt hat.

Eso mismo, tras el mail en español le llegó la versión alemana, después de haber llamado a la secretaria del instituto. Si alguien lo entiende que me lo diga. Lo importante es que en ese correo me contaba que la dichosa Lohnsteuerkarte iba en camino, y eso era lo importante. No quedó ahí la cosa, al día siguiente al abrir el correo me encuentro con otro mail de mi amiga jenaense, contándome qie había recibido otro mail mío en Español y preguntando si tenía preguntas:

Herr Dr. Ich habe noch einmal eine Mail von Ihnen auf spanisch bekommen. Gestern nachmittag gegen 17.00 Uhr. Haben Sie noch Fragen?

Yo busqué la cámara oculta en mi despacho, en serio. No sabía si me estaban tomando el pelo o no. Le contesté, en alemán, diciendo que sería un problema de mi ordenador y que me disculpara, con tal de aparcar definitivamente el asunto. Manda narices.

Finalmente dos días después recibí por correo la famosa carta con la Lohnsteuerkarte. La envié por correo a la Universidad. Con esto parece que se da por concluido esta historia, pero yo sigo cruzando los dedos...

domingo, 24 de febrero de 2008

Der dritte bayreuthe Stammtisch

Esta vez la desplazamos al sábado, y dejamos de un lado a la sección nativa angloparlante para quedar con la española. Dos profesionales del Derecho fueron mis acompañantes, una doctora y una doctora en ciernes. Nos conocimos casualmente en la Mensa de la Universidad, por esa rara costumbre que tenenemos los españoles de hablar en español entre nosotros. No falla.

"Hoy sí te queda bien el pelo, lo del otro día era algo raro" fue la opinión contundente de la doctora mientras íbamos camino del centro de Bayreuth. Me rindo por lo tanto ante la primera opinión femenina al respecto, así que lo siento, querido público, no habrá más pruebas raras.

Tras un cuarto de hora llegamos al Markplatz. No hacía nada de frío. Allí estaba R, catalana ella. "¿Te acuerdas de mí?" pregunté "¡Claro, Alberto, para no acordarme!" me respondió ella (mmmm "was habe ich gemacht oder gesagt??" pensaba yo). En fin, R era la encargada de llevamos a un sitio para cenar y tomar una cerveza, esta vez en la zona norte del centro de Bayreuth. Por el camino, sorprendetemente, R me dijo que le había gustado Jena, que había estado allí un día y que la ciudad y las tiendas eran mejores que Bayreuth. Hay gustos para todo, parece ser. Por desgracia, el sitio al que nos llevaba estaba cerrado, así que sugerí nuestra visita al Miamiam, bar francés que ustedes ya conocerán. Era ese o la Pizzería de Paolo, o ambos. Fuimos en primer lugar al francés, y empezamos tomándonos una cerveza. A falta de mi idolatrada Kröstritzer Schwarbier, me pedí una negra bávara, como R. A ella no le terminó de agradar, no sé porqué. Creo que se esperaba otra marca, pero a mí me terminó gustando. A ver si me acuerdo del nombre. Por cierto, ¿qué diferencia hay entre weisse y weizen? ¿Blanco y trigo? No lo termino de entender...

Tras las bebidas decidimos quedarnos allí a comer. Una brochette Miamiam cayó para mí, un pincho algo aparatoso pero bastante bueno. Mis compañeras eligieron una ensalada y un sandwich, con abundante guarnición. Buenas elecciones, sí señoras. Y nada, tertulia en español, que de vez en cuando se echa de menos y hay que practicar si no se quieren perder habilidades comunicativas. Por cierto, cómo cambian las conversaciones cuando hablas con gente no científica, lo que se puede llegar a aprender, véase el diferente Derecho en Europa continental frente al británico y el americano. Alemania, su historia y los alemanes, otro gran tema de conversación, los tópicos (o no tan tópicos) de las relaciones Este-Oeste. Elecciones comunales en Bayreuth. ¿Cómo ven Alemania los propios alemanes? ¿Se habla de la segunda guerra mundial o es aún un tema tabú? Política nacional española, derecho a poder no votar, políticos profesionales a los que no se les conoce otro oficio, vulgarización de la vida política en nuestro país. Ah, y oferta para incorporarme a un coro como tenor. Toma ya. Temas agradables, con sustancia y de los que se podía hablar.

Y tras la cena, a disfrutar de las caipirinhas a mitad de precio en Oskar. Hasta ahora es el mejor sitio que conozco para tal efecto. Qué recuerdos... a mitad de precio significa a precio normal en el conocido Café Central de Jena, y sin tapa de queso, pan y aceitunas. Investigaré para la próxima vez...

viernes, 22 de febrero de 2008

Verdiblancos los colores

El Domingo pasado me di una vuelta por Nürnberg, aprovechando las bajas temperaturas. El mundo es un pañuelo en continua contracción, y no me cansaré de decirlo. A través de Spaniards, discutiendo sobre los impuestos en Alemania, di con Jorge, un ingeniero que ha acabado en esta ciudad bávara. No sólo eso, sino que este chico es de Sevilla, ha trabajado en el mismo departamento que un amigo mío y ha estudiado Alemán con mis mismos profesores, la energética Frau Petra y el curioso Norbert. Ahí es nada. Así que una vez instalado ya en Baviera, tocó rendir la correspondiente visita.

Ya conozco Nuremberg, con esta eran tres las veces he estado allí. Empatada a dos estaba con Leipzig y Dresden. Así que esta visita fue distinta. Aparte de todo lo dicho anteriormente, Jorge también forma parte del Beticismo, y en el periódico que traía estaba anunciado para las 2 de la tarde un partido de fútbol de la segunda bundesliga del Greuther de Fürth. Fürth es una ciudad de algo más de 100.000 habitantes en el noroeste de Nuremberg, pegada a ella. Se llega en metro, de hecho. Algo así como Dos Hermanas respecto a Sevilla. Y dado que los colores del equipo son también verdiblancos, decidimos ir a ver el partido para apoyar a nuestro nuevo equipo. La verdad es que no teníamos muy claro cómo ir, pero dio la casualidad de que justo en la estación apareció un chiquillo de unos 12 años con la bufanda del equipo, así que le preguntamos. Nos dijo que iba al partido y que podíamos ir con él. Curioso, no sé si esto se dará en Sevilla, pero ver a un niño yendo solo a ver un partido de fútbol me llamó la atención, debe tener bastante afición. Y no es que se fuera a encontrar con amigos en el campo, no, iba completamente solo. Yo no sé si con esa edad mis padres me hubieran dejado hacer algo así, aunque quizás aquí en Alemania se vean las cosas de otra manera. Al final el chico, que por lo que estuvo hablando con nosotros parecía ser bastante maduro, se hizo amigo de Jorge, y mío también, claro. Nada, ya tiene gente con quien ver los partidos (me refiero al español).

Bienvenidos al Playmobil Stadion

Una vez en el campo, sacamos las entradas y hala, de pie al gol norte con los más aficionados. Nosalió muy caro, unos 10 €. Muy educados los aficionados más ruidosos, para nada comparable a lo que se ve en España. Por suerte para nosotros hacía un sol espectacular, por lo que, a pesar del frío, pillamos algo de color.

Haciendo afición con Jorge, verdiblancos los colores

Y el partido, bueno, no fue gran cosa. Jugamos contra el Kaiserslautern, equipo alemán que trae buenos recuerdos al Betis. Nada hizo el equipo de Renania-Palatinado, pero al final se llevó los tres puntos en juego. Aún así, nuestro Fürth, con su trébol como símbolo, Kleeblatt, sigue el segundo. Eso sí, para la próxima vez nos tenemos que aprender los cánticos.


Curioso de nuevo eso de que la gente cante las mismas melodías aquí en Alemania, pero con distinta letra, obviamente. Aparte de eso, dos cosas me llamaron la atención. Bueno, una a Jorge, y es que se podía vender cerveza dentro del campo. Por lo visto en España eso no es posible. La segunda es que tras el partido los jugadores se dedicaron a saludar y dar la mano a los chiquillos que estaban junto a la barrera del campo. Un buen detalle, sí señor.

Gol Norte. El chico de la derecha es nuestro amigo

Imagen del partido

Pues eso, aunque el Carl Zeiss de Jena siga teniendo un huequito en mi corazón, verdiblancos los colores, ahora voy con el Greuther Fürth. Ya van dos partidos de segunda vistos en directo aquí en Alemania...

jueves, 21 de febrero de 2008

Gründe, glücklich zu sein

No sólo mi situación actual de inusitada estabilidad emocional es un motivo para estar medianamente feliz. Esta semana se han producido dos acontecimientos destacables para dos personas a las que, pese a haber entrado recientemente en mi vida, tengo un especial afecto.

Una de ellas defendió y leyó su Tesis Doctoral el martes pasado, convirtiéndose en Doctora. Esperemos que vuelva a cruzar el charco en breve para así tener una excusa para conocer la Costa Este. Y la otra persona leyó y defendió ayer su Proyecto Fin de Carrera, convirtiéndose en Ingeniero. A ver si decide mejorar sus conocimientos de la lengua de Goethe y se instala un tiempo por estas latitudes. Para ambos, mi más sincera enhorabuena, algo que ya sabéis.

lunes, 18 de febrero de 2008

Nationalpark Sächsische Schweiz

Y con esta excursión terminamos el fin de semana en tierras sajonas. Domingo, algo de frío por la mañana pero con un sol espectacular. ¿Qué mejor que hacer un viaje por un Parque Nacional? En concreto disfrutamos de las bondades de la Suiza Sajona, en una ruta por el valle del Elba, zona sureste de Dresden. No sólo en coche se puede visitar esta zona, sino en barco, aunque es en automóvil como mejor se disfruta de la naturaleza, pudiendo llegar a los lugares más pintorescos. Dos días se necesistan para ver la totalidad del parque y sus alrededores con tranquilidad, así que tuvimos que seleccionar lo más destacado.

Tras el desayuno en el hotel y posterior recogida, salimos de Dresden hacia el sureste por la carretera B172, parando en Pirna, ciudad de unos 40.000 habitantes y puerta de la Suiza Sajona. Aquí destacan el Markplatz y la Marienkirche, del siglo XIII, cuyo interior no pudimos visitar por estar cerrado pero que, según parece, su visita es altamente recomendable, en especial por sus bóvedas.


Markplatz de Pirna con la Marienkirche al fondo

La siguiente parada es el Festung Königstein, construido también en el siglo XIII para el Rey de Bohemia y transformado a finales del XVI en una fortaleza, en lo alto de una montaña. Tras aparcar e ir andando a la entrada, se sube en ascensor. Pese a su aspecto, nunca tuvo uso militar. Más bien era un refugio e incluso llegó a ser usado como cárcel en la Segunda Guerra Mundial. El Estado Mayor francés pasó algo de tiempo en esta fortaleza. Además de los edificios, lo mejor son las vistas del valle del Elba, y más en un día claro como el que nos tocó en suerte.




Festung Königstein


Vistas del Elba desde lo alto

Siguiendo por la misma carretera se llega posteriormente a Bad Schandau, pequeña localidad de apenas 3.000 habitantes en centro del parque y lugar donde se encuetra la Nationalparkhaus. En esta localidad hicimos un receso y tomamos unas salchichas alemanas. Desde aquí se puede tomar un tranvía para ver la Kirnitzschtal, en dirección este, pero es algo que requiere tiempo, que no era precisamente lo que teníamos.


Bad Schandau

Por esa razón, iniciamos el regreso hacia Dresden, pero por el margen derecho del Elba, dirección Hohnstein y su castillo, que obviamos para centrarnos en uno de los puntos más espectaculares del parque: el Bastei, una estructura natural de acantilados y pilares de piedra arenisca que se levantan unos 300 m por encima del Elba. Desde aquí también se pueden disfrutar de maravillosas vistas del parque, con sus formas, gargantas, valles y montañas. Algo de hielo se podía ver en el suelo. Sí, hacía un poco de fresco, y viento.


Es war kalt




Bastei


De nuevo el Elba

La penúltima parada, camino de la capital, es el Schloss Pillnitz, con sus palacios de estilo chino, neogótico, renacentista y barroco, entre otros, y sus jardines a la orilla del Elba. Esta era la residencia de verano del Rey Augusto II el Fuerte de Polonia, que se traía a los invitados desde Dresde en barco. Además de museos hay incluso una Iglesia de los viñedos, Weinbergkirche. Buen sitio para pasear y disfrutar una tarde de domingo, preferiblemente con tiempo y con tranquilidad.


Bergpalais


Neues Palais

Y el final de la excusión, ya en Dresde, es el Blaues Wunder, un puente colgante de acero sobre el río Elba construido a finales del siglo XIX y que aún está operativo. Por desgracia no lo pude visitar, el tiempo apremiaba, pero les dejo una foto para que lo vean.


Y con esto, fin del viaje y regreso a casa. Más ciudades y sitios para la lista alemana...

sábado, 16 de febrero de 2008

Der zweite bayreuthe Stammtisch

Si bien en Jena las reuniones tenían lugar cada jueves, en Bayreuth parece que se han desplazado a los viernes. Se consolida el modelo de piscina + cena + tertulia. Sólo falta que las posdocts también se apunten y nos den su visión femenina de lo que acontece en el mundo. Estamos en ello.

El cambio no sólo ha sido de día, sino de idioma. Señores, cansa esto que el inglés sea el idioma oficial. Un rato se aguanta, un par de horas, pero ayer fueron seis. Y en inglés inglés, es decir, hablado por personas nativas. Cada vez me gusta más el alemán, y espero escribir sobre esto en breve. Pero volviendo a lo de antes, el principal problema de que tus interlocutores sean británicos, australianos (como era en el caso de ayer), canadienses o estadounidenses es que estos se olvidan por un momento de que no todos somos nativos en inglés y, sin considerar los acentos de cada uno, empiezan a hablar rápido y con expresiones para nada convencionales. Esto, para los que no somos bilingües y no estamos acostubrados, es un gran inconveniente. Y más aún si la conversación tiene lugar en un sitio con bastante ruido de fondo. Entono de todas formas el mea culpa. Todo será cuestión de tiempo, supongo. Pero bueno, me gustaría ver a la gran mayoría de hablantes nativos de inglés manteniedo una conversación medianamente complicada en un idioma diferente el suyo. Con eso me consuelo...

Aunque todo sea dicho, en cierta medida esto es comprensible. Cuando nos reunimos más de dos españoles al final acabamos haciendo lo mismo. De todas formas, cuando yo hablo con estudiantes de español siempre trato de hablar lento y vocalizando. Lo mismo con mi compi de despacho. Aprender tanto inglés como alemán debe resultar algo tremendamente difícil para los japoneses. Y yo lo comprendo, así que siempre que le hablo en inglés o en alemán lo hago tratando de ser lo más claro posible, y parece que el amigo me entiende. Será porque también siento el problema en mis carnes.

Y pasando de la cuestión idiomática, en tres sitios llegamos a estar ayer, sin contar la piscina. Por cierto, soy el que más aguante tiene, estos guiris no me duran nada y se cansan en un momento. No es que yo sea especialmente fuerte ni esté especialmente en forma ahora, más bien todo lo contrario, pero fui el que más tiempo nadó. Y tras la piscina, hice de bayreuther, que ya me conozco la ciudad. Así que sugerí ir al ya conocido por ustedes, seguramente, Rosa Rosa, situado bastante cerca del Markplatz. El sitio es una especie de pub-bar con algo de comida, un sitio nice and affordable, como me lo describía mi amigo Frank allá por 2006. Aparte de cervezas y otras bebidas, tienen una carta simple compuesta por ensaladas, pastas, baguettes y panes de ajo bastante recomendables y que se completan con una lista de platos que cambian cada semana, como el Schnitzel Wiener Art mit Kartoffelnsalat que pedí yo, y otros platos de pasta y carne. Por cierto, sitio inequívocamente alemán, con luces bastante tenues. Un dato, las cervezas aquí son distintas, en especial la negra. Ayer me trajeron una bávara, supongo, y es que echo de menos la Kröstritzer Schwarbier, hecha en Turingia. Tocará buscarla en algún supermercado. Y respecto a las cervezas, hay que ver la capacidad de beber de esta gente. Yo con dos (1 litro) ya estaba lleno. Los amigos se meterían en la noche de ayer cerca de 5 litros cada uno. Y bueno, por primera vez en Alemania he comprobado cómo eso de compartir mesa con gente desconocida no es un tópico de mi libro de Alemán. Ayer se sentaron en nuestra misma mesa un par de chicos y una chica, ocupando los tres sitios que quedaban libres. Eso sí, nos pidieron permiso.

Y tras esto, la siguiente parada, también sugerida por servidor, fue el Miammiam Glouglou, bar-restaurante francés situado en la von Römer Straße. Las tres o cuatro veces que he comido allí me han gustado bastante, pero ayer fuimos a disfrutar de la Happy Hour, con bebidas más baratas entre las 11 y las 12.30 de la noche. Por los pelos no nos pasamos. Muy simpática y agradable la segunda camarera, una estudiante de Berlín que hablaba algo de español y que precisamente había estado recientemente en Sevilla y en Cádiz. Estuvo hablando un rato con nosotros. Mis compañeros de trabajo siguen sin tener afecto a la comida de la Mensa. No me los imagino en el Hauptsgebäude de la Universidad de Jena. Volviendo a lo de antes, me gustan más las caipis de Oskar, si bien la variedad de bebidas con precio reducido es mayor en el francés. Y un inciso, salvo las cervezas, que tienen un precio similar, el resto de bebidas suele ser más caro en Bayreuth que en Jena. Las caipirinhas de nuestro Café Central eran geniales, y cuestan lo mismo que aquí en Happy Hour.

El problema de los sitios convencionales en Bayreuth es que entre la 1 y la 1.30 cierran. Yo ya estaba cansado, pero estos querían más, así que siendos guiados por el inglés acabamos en un sitio algo curioso, algo alternativo y donde, para mi desgracia, se podía fumar. Una cerveza más, una Kristall en este caso, y un chupito extraño que el colega inglés pidió para todos y que encendió con la llama de la vela antes de ofrecérnoslo. Así nos dieron las tres, y para casa. El british vive también en la Gästehaus de la Universidad y quería volver en taxi. Dejó la bici donde la tenía y se fue en sentido contrario dando tumbos debido al poco de sangre que tenía en el alcohol. Normal, si el tío es pequeñito y se mete más de 5 litros de cerveza, una caipirinha y un chupito que arde, ya me dirán ustedes. Lo del taxi lo intuí, no es que fuera muy comunicativo el amigo. It's not expensive dijo. Razón tenía. Y así terminó el viernes.


Hoy sábado laundry, compras varias y relax. Mañana, Nuremberg. Hace frío, muchísimo frío.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Dresde de noche

Vuelta, ya de noche, a Dresden, y cena en un restaurante español, Las Tapas. Seguramente sabrán ustedes que suelo ser reacio a ir a restaurantes españoles cuando estoy fuera. Bueno, al final me convencieron y tengo que decir que es un sitio al que se puede ir. Allí disfrutamos de calamares fritos, pan con alioli, chorizo, jamón, queso, aceitunas etc. Cenando a las 8 de la tarde, sí, pero señores, estamos en Alemania y esto es lo que hay.

Y finalmente fuimos a un sitio de copas en la Wilsdrufferstraße que me gustó. Un poco pijillo, sí, pero estaba bien, con sus mesas, sin su humo, e incluso con una especie de camas donde también uno se puede echar mientras se toma alguna copa. Entre otros, una margarita clásica cayó en mi caso. Y, entretanto, el correspondiente paseo nocturno por la ciudad. La imagen que uno se hace de una ciudad puede ser bastante distinta si la conoce de día o si la conoce sin luz. Si bien Dresde me desencantó un poco la primera vez que estuve allí, quizás porque me esperaba algo más o porque la semana anterior había estado en Berlín, esta vez me encantó. Una preciosidad los edificios iluminados por la noche. Fría noche, sí, pero tranquila y reposada. Opinen ustedes si no:


Frauenkirche


Hofkirche


Semperoper


Entrada al Zwinger


Landtagsgebäude


El Elba y el Augustusbrücke


Schloss y Fürstenzug

lunes, 11 de febrero de 2008

El primer cap de setmana a Bayreuth

Cierto es que llegué hace ya semana y pico, pero como el primer fin de semana estuve por tierras sajonas, este ha sido oficialmente el primero en tierras bávaras. Me gusta la foto que les pongo, recogida hoy en la web del Wetter de los Tageschau, tomada en Odenwald, Hessen.


Representa el tiempo del que estamos disfrutando: sol y luz, lo que parece ser la tónica en toda Europa estos días. Casi llegamos a los 10 grados a mediodía, pero por la misma razón de la falta de nubes, en cuando el sol se esconde bajamos de los cero. Hoy mismamente al venir al instituto se podían ver coches cubiertos con finas capas de hielo.

Sábado, levantándose a una hora decente, ya de día. Alguna gente del instituto organizaba ese día una excursión para ver piedras y objetos similares en los alrededores, conocido de antemano el maravilloso tiempo que se nos pronosticaba. Ya conocerán ustedes mi experiencia con ese tipo de eventos, así que, teniendo también en cuenta que era Sábado y que los fines de semana son para dormir, supondrán ustedes lo que hice al respecto.

El primer objetivo del día era buscar un sitio donde cortarme el pelo, que ya tocaba. No pude hacerlo en Jena el último día, por lo que aquello se quedó como una tarea pendiente. La gente del instituto no supo recomendarme ningún sitio en concreto, así que al final me decidí por un salón de estos tipo unisex, sitios a los que también había ido en Jena. Y no fue mal. Me dieron un estilo un poco más informal, que sólo duró hasta que llegué a casa y me lavé la cabeza. Quizás lo repita un día de estos, pero necesito comprarme espuma o algo similar.

Después, visita al Real para comprar vino blanco. El responsable del microscopio, que es japonés, me invitó a cenar el sábado por la noche, preguntándome antes si me gustaba el pescado, algo que confimé, faltaría más. Por lo tanto decidí llevar un par de botellas de vino blanco español, ambos de Castilla la Mancha: uno de Osborne y otro de Airen. Mis nociones sobre este tipo de caldos son limitadas aún, comparadas con los tintos, pero la elección fue bastante adecuada. Me gusta este supermercado, vuelvo a tener uno cerca de casa. Es parecido a un Carrefour, aceptan tarjetas de crédito internacionales y puedes encontrar muchísimos productos españoles. Unas fresas de Huelva cayeron en la bolsa. Es casi como estar en casa.

Y por la tarde, a las 7, cena japonesa. Una delicia. Creía que iba a venir también mi jefe, pero no, al final estaba allí con cuatro japoneses y un alemán marido de una nipona. Mi compi de despacho también estaba allí. Era evidente que yo era el centro de atención, yo era el raro. Y para más curiosidades, hicimos del alemán el idioma oficial de la cena. Apoteósico, y no sólo por esto, sino porque la comida estaba deliciosa. Por allí pasaron salmón con verduras al horno según se hace en Hokkaidō, isla norte de Japón, sopa de algas, pepinos al estilo japonés, arroz de sushi y otros productos asiáticos que se pueden comprar aquí en Bayreuth, como una especie de snacks recubiertos de wasabi o chocolates japoneses, productos que pronto formarán parte de mi despensa. Y allí estaba yo, hablando de España, de América y de sus costumbres y leyes a mis acompañantes, con algunas incursiones en inglés porque mi compi de oficina aún no pilla mucho el idioma de Goethe. Surrealista. Además, volví a casa en un Audi TT, con clase y estilo. Lo que sucede que tengo que aprender las normas de cortesía y educación japonesas, que son curiosas también. No sólo el número y forma de las reverencias. Me llamó la atención como Kyusei dejaba la casa de Nobuyoshi y esposa caminando hacia atrás, es decir, mirando hacia la puerta de la casa. Interesante. Me da la impresión de que me voy a volver un amante de la cultura japonesa. Al tiempo. Por cierto, superé la prueba de comer con palillos, aunque al final me tuve que ayudar un poco con un tenedor.

Ayer domingo también hizo un día espectacular. Pretendía salir a leer al Hofgarten, pero entre que me levanté algo tarde y me puse a hacer la comida, se me quitaron las ganas. Ya han aparecido españolas, en concreto dos chicas de Derecho, una posdoc y otra predoc. La primera resulta ser vecina mía, asturiana ella. Así que salimos por la tarde a tomar un café y un gofre a una de las cafeterías italianas del Markplatz, la San Remo, una vez descartada la primera opción, el Café de la Ópera. La carta de helados era bastante provocadora, pero esperaremos unos días aún antes de proceder al ataque. Sí, un sitio luminoso y con colores vivos, esto es otra cosa señores. Luego, de vuelta a casa, pasamos por la tienda asiática que comenté antes, en la que estaban descargando material. El dueño se alegraría de mi interés por ver los horarios y nos regaló una especie de galleta china con un mensajito en papel dentro en el que decía algo así como "ama tu trabajo pero no seas esclavo de él", en alemán por un lado y en inglés por el otro. Bueno, no me lo regaló a mí...

Y ya en casa, conversación en dos tandas con un profesor norteamericano visitante ya jubilado de Tennessee y posteriormente con su alemana esposa. De mayor quiero ser como ellos, dedicarme a visitar Universidades por el mundo mientras paseo por el campo y hago senderismo los fines de semana.

Y así se acabó el primer fin de semana. Empieza ya la segunda semana, y el trabajo. Hoy me han dado mi ordenador, fijo y con una gran pantalla plana. Esto tiene sus pros y sus contras. Lo bueno es que ya no tengo que ir cargado al instituto. Lo malo es que desde ahora el portátil se quedará pasa uso privado o de emergencia, porque si se trabaja en dos ordenadores al final no se sabe en cuál de ellos se tienen los datos, y eso es un lío. Así que hoy me he dedicado a copiar archivos de uno a otro y a instalar programas, aparte de a la primera sesión con mi nuevo microscopio. Ya se fue el sol, ya hace frío en la calle...

domingo, 10 de febrero de 2008

Meißen y Moritzburg

Dos localidades sajonas, al norte de Dresde. Ese era el plan para el sábado. Llegué un poco tarde, pero me dio tiempo de pasar por el hotel y de encaminarme hacia Meißen, una ciudad situada 25 kilómetros al noroeste de la capital sajona, a la orilla del río Elba y famosa mudialmente por su producción de porcelana. Llegué, aparcarqué y busqué un sitio para comer, que eran casi las 2 y había hambre. Un italiano fue, en la Elbstraße, con su correspondiente pizza.

Y de ahí, bajo una lluvia fina, a unos de los puentes sobre el Elba, desde donde se puede contemplar el Burberg, parte alta de la ciudad, con la Catedral.


Vistas de la parte alta de la ciudad con la Catedral desde el Elba

Luego, siguiendo de nuevo la Elbstraße, se llega al Marktplatz, que como saben ustedes es el centro de toda ciudad alemana que se precie. En este caso la plaza está rodeada de edificios renacentistas y barrocos. Y por supuesto, el Rathaus y, esta vez, la Frauenkirche, del siglo XV y de estilo gótico. Esta iglesia es famosa porque tiene el primer carillón del mundo hecho con campanas de cerámica. Toque curioso para la ciudad.


Rathaus


Markplatz con la Frauenkirche

Y desde la plaza del mercado, siguiendo la Burgstraße hacia el norte, se llega al Domplatz, pasando por un puente tendido en el siglo XIII y por una puerta gótica. Cuentan las crónicas que fue en este lugar donde en el año 929 se fundó la fortaleza defensiva contra los eslavos.


Y como edificio destacado, la Catedral, gótica y construida entre los siglos XIII y XVI sobre una antigua iglesia del siglo X y otra románica del XI. El sol empezaba tímidamente a aparecer.


Catedral


Aquellos maravillosos años...

Faltó la visita al Museo de porcelana, pero ya era algo tarde para eso. Café, pastel e inicio del camino hacia Moritzburg, con la idea de llegar allí con algo de luz, aunque dando por sentado que el castillo ya estaría cerrado y no lo podría visitar. Frío, mucho frío hacía. Llegué con relativa facilidad, aparqué y fui a tomar unas fotos del exterior del castillo, un edificio de estilo renacentista iniciado en el siglo XVI y terminado con tintes barrocos en el siglo XVIII. Está rodeado por un lago y por un bosque, y se llega a él subiendo un pequeño paseo y una escalera. Lástima de que una de las torres estuviera en restauración.


Schloss Moritzburg

Y así terminó la jornada turística. Vuelta a Dresden y pequeña visita por el centro, de noche, mientras buscaba algún sitio para cenar. Pero eso será el siguiente artículo. Ya saben, si visitan Sajonia, añadan estas dos localidades a la lista.

sábado, 9 de febrero de 2008

Der erste bayreuthe Stammtisch

La primera tertulia en Bayreuth, si he declinado bien los adjetivos. Seguramente ustedes conocerán las tertulias de cada jueves en Jena, de las que he recopilado varias frases más. Pues una semana he tardado en asistir a las de Bayreuth, aunque hay que reconocer que son de otro estilo. Vayamos por partes...

Viernes, final de la primera semana. Algunos investigadores del instituto van a nadar regularmente, y yo finalmente me decido. Total, es el último día de la semana y no hay aún mucho trabajo experimental, por lo que me da tiempo de volver a casa, dejar el ordenador y agarrar las cosas de la piscina. Al final ni la posdoc francesa ni la canadiense fueron ayer a nadar, así que fui con Willem, nuestro estudiantes holandés, y con Adam, un estudiante australiano de estancia en Bayreuth. Me fascina la piscina a la que vamos, no vigila nadie la entrada. Hay una máquina en la que puedes comprar una entrada por un día por el módico precio de 3 €. Con esto te dan una ficha que vale tanto para pasar el torno de entrada como para el candado del armario del vestuario. Todo pulcro, limpio y ordenado. Y sin mucha gente. La piscina es grande, de 50 metros, casi el doble de largo que la mía en Sevilla, lo cual es un pequeño inconveniente, y es que nadar un largo cuesta un poco más. Además, no se da pie. Si quieres descansar tienes que apoyarte en una especie de escalón en la pared, lo cual no es demasido cómodo. Pero bien, iré más veces. Además, al final fui el que más duró, pese a que llevaba casi un año sin nadar. Mis compis son un poco flojitos...

Y después del ejercicio, hockey sobre hielo. No jugarlo, sino verlo: Los Tigres de Bayreuth. Ayer jugaron contra el ESV Buchloe, cuartos de final de la Copa de Baviera. Y ganamos, por cuatro goles, por lo que pasamos a semifinales. Curioso ese deporte: tres tiempos de 20 minutos (viva la simetría), la "pelota" puede rebotar en las paredes y se pegan tales porrazos los jugadores entre ellos y contra las vallas... y encima tienen un palo. Muy violento, sí señor. Pero engancha. Sólo había un problema: en el estadio hacía algo de frío. Pese a ser cubierto no se podía poner la calefacción por motivos evidentes.

Y tras el partido, la tertulia, eso que estaban ustedes esperando. Esta vez fue en Oskar, uno de los bares-restaurantes más interesantes de Bayreuth, en el Marktplatz. Muy diferente a Jena, moderno, ordenado, muy alemán y con luz. No mejor ni peor, sólo distinto. Algo más caro quizás. Ah, y sin tabaco. ¡Qué gozada no salir de allí oliendo a humo! Y la tertulia nada tenía que envidiar a las de Jena, salvo por el idioma, inglés en esta ocasión. Allí estuvimos un españolito, un australiano, un holandés, un canadiense y un alemán de Sajonia dedicándonos a la metafísica profunda, geopolítica internacional, evolucionismo, religiones y más metafísica hiperprofunda. Para ser la primera fue curiosa, aunque yo hubiera preferido hablar algo sobre fútbol y otras cosas más simples, que para eso sí me dan tanto mi inglés como mi alemán. Demasiado intelectual todo, la verdad. Sí, me gustan esos temas, pero hablar sobre eso en inglés me resulta complicado, más aún cuando en Jena sólo he hablado en español y en alemán. A veces me perdía. De hecho Adam, el australiano, se preocupó bastante porque cuando hablaba del sentimiento religioso, aunque yo podría coindicir con él en bastantes aspectos, yo me quedé callado. Me llegó a pedir perdón porque llegó a creer que yo era una persona profundamente religiosa y me había sentido ofendido. Tremendo...

Tras varias cervezas y una caipi, a la 1.30, tras tres horas y media de conversación, nos dijeron que cerraban, así que para casa, dando un paseíto. Genial todo, la verdad, y mejorando con el tiempo.

jueves, 7 de febrero de 2008

En busca de la Lohnsteuerkarte perdida

Unos 25 años me costó dejar de indignarme por la burocracia española, con unos últimos cuatro años durísimos. Llegué a la conclusión de que no merecía la pena luchar contra el sistema y que al final todos esos disgustos se concentraban en el hígado o en el páncreas e iba a ser yo el perjudicado. No somos los ciudadanos los que usamos una burocracia, no, es justo al revés. Ontológicamente la burocracia es anterior, y en base a ella y sus necesidades estamos nosotros.

Comprado con España, aquí en Alemania he necesitado sólo cinco meses para llegar a esta misma conclusión. Ayer me llegó la nómina correspodiente al mes de Enero. Imaginen ustedes con la alegría que la recibo: abrir la carta, revisar los datos y comprobar mes a mes que casi la mitad de lo que gano honradamente con tremendo esfuerzo, dedicación y anterior formación es robado por la Angela Merkel de turno. Pero bueno, es lo que hay. Sin embargo esta nómina era distinta, porque había una frase extra:

Bitte fehlende Steuerkarten 2008 abgeben!

Que quiere decir que tengo que entregar la carta de impuestos de 2008. Parece ser que cada año hay que renovarla. La carta de impuestos o Lohnsteuerkarte es una cartulina que te da el ayuntamiento correspodiente donde se recoge lo que tienes que pagar de impuestos según tu situación. Estos alemanes o se pasan o no llegan, tan eficientes para unas cosas y tan cutres para otras. Seguro que todos esos datos están en las bases de datos de los gobiernos y fácilmente accesibles para la Hacienda alemana. ¿A qué viene ahora recoger una cartulina (literal) para entegarla en el lugar donde trabajas? Son cosas que sigo sin entender.


Pues bien, esta mañana me he acercado al ayuntamiento de Bayreuth a solicitar la carta de las narices, y me han dicho que eso me lo tienen que dar en Jena, porque es allí donde he empezado el año (o al menos eso me ha parecido entender). Genial, pago impuestos y encima ahora tengo que gastar un día de mi tiempo y trabajo y unos 80 € que cuesta el billete en tren en ir y volver a Jena para arreglar el asunto. Como les dije antes, no me he indignado, lo he asumido tal y como es, no merece la pena. Y encima he perdido media mañana. Pero como no hay mal que por bien no venga, me he dado un paseíto por la ciudad y he disfrutado de un estupendo día soleado caminando por el Hofgarten. El que no se consuela...

De todas formas he hablado con mi jefe y él me ha dicho que generalmente la suelen mandar a casa. Hemos llamado a la secretaria del Instituto de Jena para ver si podía sacar alguna información y por lo visto los del ayuntamiento de Jena dicen que me la mandaron por correo a casa. Yo diría que no he recibido nada, y se me ocurren tres opciones:

1. Me la han mandado a mi primera casa (altamente improbable porque tienen mi dirección nueva desde que me mudé en Octubre, y otros documentos oficiales me han llegado a mi nuevo domicilio)

2. Me la han madado a casa pero como en el Anmeldung tenían sólo el número de la calle y no el apartamento (piso), se la ha quedado la Hausmasterin.

3. Me la han mandado durante las vacaciones de Navidad, de tal forma que al regresar de España se hubiera transpapelado entre los millones de folletos de publicidad y prensa gratuita que llenaban mi buzón y fueron a la basura (al contender azul). Raro me resulta porque suelo tener bastante cuidado con eso.

Me pondré a rebuscar ahora entre todos los papeles inútiles que traje de Jena, a ver si por casualidad está por ahí, pero no creo. Al final tendré que pedir un duplicado, que por lo visto sale por 5 €, lo cual no es importante. Lo realmente engorroso sería tener que ir exclusivamente a Jena a pedirlo.

En fin, les iré contando cómo evoluciona el tema. Por el momento esta noche va a helar, el cielo está despejado y ya están los coches cubiertos por una finísima capa de hielo. Mañana ir al trabajo va a ser divertido...

martes, 5 de febrero de 2008

Más cambios

Se puede decir que acaba de empezar mi etapa en Alemania. Sí, y eso implica cambios en mis hábitos diarios. En Jena, por diferentes motivos, seguía mis horarios españoles. Me levantaba tardecillo, llegaba al instituto entre las 9.30 - 10 de la mañana, me iba a comer a casa hacia las 2 ó incluso más tarde, volvía al Instituto, estaba allí hasta las 8 de la tarde generalmente salvo los días que tenía que comprar algo, me ponía a preparar la cena hacia las 9.30 e incluso había días que eran las 11 y aún no había cenado.

Ahora no. Ayer llegué a las 8.30 al trabajo (hoy algo más tarde), aunque creo que mi horario de entrada será entre 9 y 9.30 de la mañana. A las 10.30 - 11 se reúne la gente en la entrada del Instituto en la primera planta para tomar un café. A las 12.30 acudimos a la Mensa para comer, con posterior café o té (hoy lo he obviado, no puedo pasar de apenas tomar café a tomarme dos o tres al día). E incluso luego a media tarde hay gente que también se reúne. ¿Qué es lo que pasa? Que a las 6.30 de la tarde tengo unas ganas de irme a casa tremendas, que a las 8 cuando he llegado a casa tengo bastante hambre y que ahora, 9 de la noche, estoy que me caigo de sueño. Creo que los ritmos vitales los marcan las comidas. Esto va a implicar que me acueste más temprano, y a su vez, me levante más temprano también hasta irme acostumbrando al nuevo horario. Quizás así me centre más.

Y no sólo los horarios, sino el idioma. En Jena hablaba español o alemán, ya que casi nadie hablaba inglés allí. En mi nuevo instituto el inglés es el idioma oficial, y apenas hay alemanes. De hecho ya saben ustedes que mi compi de despacho es japonés, y que en la otra parte del habitáculo, con unas estanterías en medio, hay una chica húngara y un investigador ruso. Aparte de eso, investigadores de Francia, Holanda, India, Italia, Islandia y otros países. No germans at all, aunque con mi jefe y con la secretaria del instituto trato siempre de hablar en alemán. ¿Qué sucede? Pues si ya antes de venir a Alemania el primer idioma (extranjero) que se me venía a la cabeza era el alemán, porque era el que más practicaba y el que estudiaba en ese momento, pese a que mi nivel de inglés era y es muy superior, ahora, tras haber pasado 5 meses en Alemania, me cuesta hablar inglés. Bueno, me costó ayer, hoy ya ha ido mejor la cosa, todo es cuestión de desengrasar. Lo curioso es que puedo estar hablando en inglés y usar preposiciones y números alemanes. Pero sí, ahora para cosas sencillas y del día a día prefiero el alemán. Realmente lo prefiero siempre, pese a mis limitaciones. Al ser un idioma fonético su comprensión y pronunciación me resultan mucho más fáciles que las del inglés oral. Si desde pequeño hubiera estudiado alemán en lugar de inglés, no sería una barbaridad decir que hoy sería prácticamente bilingüe, algo que ni mucho menos soy en inglés.

Bueno, gente, esto es todo por hoy. Mañana más. Les tengo que contar cómo un renano del norte me ha intentado timar y lo curioso y complicado que es contratar internet para casa, con los compromisos de permanencia y otros líos. Mientras tanto, sigan ustedes meditando...

lunes, 4 de febrero de 2008

Anmeldung

Gran eficiencia en el día de hoy. Llegada al instituto, recogida de la llave de mi despacho, devolución del coche y registro en el Ayuntamiento de Bayreuth. Todo muy rápido. Pero aquí no me han regalado nada. En Jena me dieron un librito con bonos de descuento para un montón de cosas, que no he utilizado, por cierto. Y según me cuentan, en Berlín dan o daban 100 €. Otra vez me han vuelto a preguntar sobre mi religión. Respecto a esto tengo la misma opinión que un amigo madrileño erasmus en Stuttgart, y es que eso no le importa ni al estado de Turingia, ni al de Baviera ni al de Baden-Württemberg. Lo bueno es que el Anmeldung (alta) en Bayreuth implica el Abmeldung (baja) en Jena. Y para eso hay unos plazos también, debes hacerlo al parecer nada más llegar. Y encima Bayreuth me ha recibido con sol en mi primer día laborable. Prima!


Mein neues Institut

Al final compartiré despacho con un posdoc japonés, que creo que tiene la misma edad que yo. Es tremendamente amable. Tiene toda su estantería llena de libros en japonés, ya le he dicho que me tiene que enseñar. Además hoy a la hora de comer el conjunto de estudiantes y posdocs del instituto me ha ofrecido ir con ellos, y mi compi nipón de despacho me ha ayudado a sacar y a recargar la tarjeta monedero para pagar en el comedor y en la cafetería de la universidad. Estar en un campus con su comedor medianamente decente (pese a lo que diga una posdoc parisina a la que ya conocía desde Abril) con su correspondiente cafetería a apenas 2 minutos andando de tu lugar de trabajo es un lujo que no siempre se valora cuando se tiene. Esto es lo que echaba tremendamente de menos en Jena. Por otra parte, ya tengo localizada una piscina, hay gente del instituto que va para allá de vez en cuando, invitado estoy también, aunque por ahora esperaré una semanita para finalizar la adaptación y descansar un poco, que también es necesario. Por ahora no hay rasto de españoles en el horizonte.

Y el servicio técnico del instituto, inmejorable. En cinco minutos tenía mi conexión a internet e incluso un cable-candado para proteger mi portátil frente a robos. Tremendo. Y bueno, me han pedido una lista de programas que use para instalarlos en el nuevo ordenador que está al caer. Así da gusto, señores. También me han hecho la foto oficial, que ahora está junto a mi nombre en la puerta de mi despacho y que supongo subirán a la web del instituto en breve.

Y por ahora nada más, salvo decir que estoy reventado y con bastante sueño. Así que cenaré y me dormiré pronto. Bis Morgen!

domingo, 3 de febrero de 2008

Ser mala persona

Lo siento, no sé si esto es un error o no, debido a la gente que me lee pero me da igual. Todo tiene un límite y ya basta. Acabo de llegar a casa tras casi 1000 km al volante este fin de semana. Sí, soy una persona muy reservada y tremendamente diplomática pero ahora me da igual. Alguno que otro pensará que eso me pasa por tonto, y seguramente tendrá razón, pero paso de quedarme esto dentro. Hace falta un poco más de autoestima y ser más asertivo. Además, lo tengo clarísimo, tiempo he tenido de meditarlo al volante. Quiero ser mala persona, quiero, pero no puedo, lo cual es de las peores cosas que te pueden pasar en la vida (dejando a un lado enfermedades y otras desgracias).

Soy una persona tremendamente atenta con todos los que me rodean. Seguramente será genético, pero eso se tiene que acabar. Miren, seguramente sabrán que este fin de semana he estado de viaje, en Sajonia, concretamente. Unos compañeros de mi antiguo Instituto de Sevilla estaban de nuevo en Dresden de estancia, y propusieron alquilar un coche para ir todos juntos a visitar castillos y un parque natural en los alrededores de la capital sajona. Comoquiera que alquilar el vehículo sábado y domingo en Dresden salía exactamente igual que alquilarlo en Jena el viernes para devolverlo el lunes en Bayreuth y considerando que yo tenía que hacer una mudanza y que lo que me iba a gastar en gasolina era incluso menos de lo que me hubiera gastado en tren, decidí alquilarlo para ir el viernes a Bayreuth, salir el sábado por la mañana a Dresden, hacer turismo por allí y volver el domingo, sin prisas, a Bayreuth. Sí, yo también sacaba beneficio de esto, me facilitaba bastante la mudanza. De acuerdo.

Hasta ahora todo normal. Imaginen una persona, de nombre aleatorio A, que había mostrado interés en apuntarse al viaje. Pues resulta que A me llama el viernes por la tarde-noche diciendo que quiere venir. Yo le digo que de acuerdo, que voy a ver si pillo una habitación doble en vez de individual y que le llamaré en un rato. Llamo al hotel, hablo en alemán con recepción y todo parece ser posible, habitación doble reservada. Devuelvo la llamada a A para confirmárselo. Yo quiero salir temprano, pero A, no. Además, A vive en mi antigua ciudad, por lo que yo me ofrezco a pasarme por allí a recogerle, lo cual me significan 100 km más de conducción. Pero no, a A se le ocurre una idea sensata y sugiere que él irá en tren a una ciudad que sí me pilla de paso, y que podemos vernos allí, pero a la hora que él ha decidido, es decir, dos horas más tarde de lo que yo quería. Acepto, me parece bien, a pesar de que B, otra persona de nombre aleatorio y que está en Dresden, me riñe por haber llegado tan tarde. Sigue todo normal, ¿o no? Yo diría que hasta ahora es aceptable.

Seguimos. Resulta que conduciendo ya los tres en el coche, nos sorprende un flash, pareciendo que nos han hecho una foto por exceso de velocidad. A traición, señores. No es mi ciudad, era casi en medio de un bosque, sin nada y yo iba algo distraído. No mucho, pero en esa situación es incluso peligroso estar pendiente del velocímetro del coche. Basta con ir a una velocidad sensata, como yo iba. Parece ser que el límite era de 50 km/h y yo puedo asegurar que como mucho iba a 65. Un radar semiescondido y punto. Es un robo a mano armada, de ser así, pero esto le puede pasar a cualquier persona. Pero no sólo eso, sino que poco después, en un pueblo en medio de la nada, sucede esto de nuevo, igualmente con el único propósito recaudatorio. Esta vez aseguro que iba a menos de 60 km/h, porque si ya de por sí soy bastante cauto conduciendo (y quien me conozca lo sabe), ahora lo era muchísimo más. Me reservo por ahora la opinión sobre estos hechos, sólo diré que en cualquier ciudad decente esas máquinas de fotos estarían destrozadas. Dresden no parece serlo. Bien, aceptemos que esto puede pasar, que levante la mano el primero que no haya sido multado (yo tras casi 8 años como condutor hasta hace apenas 24 horas). De acuerdo, dos opciones entonces para los acompañantes del viaje:

a) Pasar completamente del tema. El conductor es el responsable y aunque no lo mereza (no iba a 100 en un sitio con un límite de 50), es su problema. Y yo duermo tran tranquilo.

b) Decir: Hombre, tú has alquilado el coche, has puesto tu tarjeta de crédito, nos has recogido a los dos, eres el que conduce, te has metido casi 1000 km de carretera este fin de semana, eres el que planifica el viaje y lo tienes todo controlado. En definitiva, toda la responsabilidad organizativa del viaje ha caído en ti, y somos todos los que disfrutamos este viaje. Tío, mala suerte. Si te llega algo a casa nos lo dices, y en vez de pagar tú sólo 60 € pagamos 20 cada uno y ya está.

La cosa es que tanto A como B han elegido la opción A, y tan panchos. Y no es cuestión de dinero, ojalá todos los problemas fueran así. Si llega algo lo pagaré y punto, más se perdió en Cuba, como decimos en España. Con el agravante de que no serán 60 €, sino a saber, échenle más de dos ceros. Aunque bueno, no está claro aún que llegue alguna notificación, eso es otra historia. ¿Es normal la opción a? Pues supongo que sí, pero conforme más lo pienso más me reafirmo en mi idea: si yo hubiera elegido la opción a, esta noche me sentiría la persona más repugnante del mundo. Mezquino, es la palabra que lo define. Y ese es el problema, ese es (uno) de mis problemas: tener conciencia. Entonces no queda más que aceptar que todo el mundo es una mierda. ¿Que me estoy equivocando? ¿Que no tengo razón? ¿Que es puro derecho al pataleo? Pues digan ustedes lo que les dé la real gana, que me es indiferente. Y además, sumen ustedes que B ha tenido el descaro de discutir conmigo si el coche consume 7 u 8 litros cada 100 km, es decir, si me tenía que pagar contando el alquiler los 35 € que yo había hecho de cabeza o bien 33,5. Y repito, no es un tema económico, es un tema de relaciones entre las personas.

Pero ahí no queda la cosa, uno de los acompañantes sólo estaba pendiente de su hora de regreso. Si un pueblo no merecía la pena verlo no porque él considerara tal cosa sino no porque visitarlo implicaba perder tiempo, pues no se visitaba. Aquí tengo que decir que por mis santos co***** paramos en esa localidad. La cosa es que A tenía que estar en el pueblo intermedio a las 18.40 para pillar el tren de regreso a mi anterior ciudad de residencia, porque pillar el siguiente tren, 20.40, implicaba llegar a su casa a las 10, algo inaceptable. Bien, de mí salió ofrecerme a llevarlo a Jena y hacer 100 km más. No me importa, así lo sentía y así lo he hecho. Pero me vuelvo a poner en el otro lado: yo no quiero llegar a mi casa tarde, no quiero estar esperando en una estación una hora, meto prisa a mis acompañantes y al final el chico que conduce el coche dice que me lleva a la puerta de mi casa. Sí, yo voy a pagar todo gasto extra que eso implique, pero al final ese chico sí va llegar a su casa a las 10 de la noche, y no en tren tranquilo, sino en coche, de noche, con temperaturas negativas y en un país que no es el suyo. Toma ya. Si sumamos esto a lo de las presuntas multas, yo hoy me daría asco a mí mismo. Vuelvo a repetir, ese es el problema: tener conciencia. Ah, y ni invitar a pasar a casa a tomarse un mísero café y descansar un rato antes de seguir con el viaje.

Les pido su opinión, y con sinceridad. Me da igual quien lea esto. Yo hoy lo tengo clarísimo. Llámeme tonto y estúpido si quieren, están en su derecho. Es la cuestión eterna, la balanza de lo que das y lo que recibes y si luego eso merece la pena. Me es indiferente. Habrá pocas, o muy pocas, pero sí existen personas que no sean malas. Otra cosa es saber el porcentaje. Yo conozco a una de la que estoy completamente seguro, porque así me lo ha demostrado desde hace varios años, y además es una de las personas que sabe que he llegado sano y salvo a Bayreuth porque ella así me lo pidió cuando supo que iba a alquilar un coche y me aconsejó sobre si era mejor ir en tren. Y, si me apuran, creo que conozco a otra buena persona.

En fin, no todo es malo. Además, de todo se aprende. Se me han aclarado muchas ideas en las pasadas horas. Conducir me vuelve bastante lúcido, siendo casi comparable a estar en el agua. Hoy me he pasado por Jena, como habrán leído, y me he llevado una gratísima sorpresa, aunque no se debe caer en el error de que todo es blanco o negro, existen infinitos tonos de grises.

Pues eso, tengo que decir que hoy voy a dormir tranquilísimo y con mi conciencia muy tranquila. Tenía que escribir esto. Gute Nacht!

PS: Pongan ustedes las palabras malsonantes necesarias allí donde crean que sean requeridas, este texto las merece.

sábado, 2 de febrero de 2008

Instalado

Breve artículo para decir que ya estoy instalado en Bayreuth y que todo ha ido fenomenal. Coche más grande del esperado, último almuerzo bastante agradable con uno de los estudiantes aún universitarios del grupo, viaje tranquilo, autopista con restos de nieve a un lado y a otro y correcta localización de mi nuevo instituto, vivienda y supermercados, aunque me perdí buscando el Real (tipo Carrefour). Pero claro, al final di con él, ¿qué se creían ustedes?

Ahora sin embargo hay todo un fin de semana por delante, con coche, que me dispongo a disfrutar. Este fin de semana toca Sajonia...

viernes, 1 de febrero de 2008

Bayreuth

Este tío lleva escribiendo varios días sobre el último viaje, la última reunión, la última semana... ¿huye de Alemania? Quizás se preguntarán ustedes...


Templo del Sol, Bayreuth

Pues no, y sí. En breves horas parto para Bayreuth, ciudad del norte de Baviera. Sí, son casi las tres de la mañana, acabo de llegar a casa y aún no tengo preparado nada. Por fortuna para mí tengo pocas cosas que transportar. Aquí se acaba un periodo de mi vida, y empieza otro. Ein neuer Anfang. Era lo previsto, incluso se ha retrasado un poco más de lo planeado. ¿Y ahora qué? Pues como vengo diciendo estos días, son sentimientos contrapuestos. Desde el punto de vista laboral el cambio es muy importante, porque el instituto donde voy a trabajar es una gran instalación y funciona exageradamente bien. Pero por otro... dejo muchas cosas en Jena. Sí, y no creo que exagere, jamás he tenido un grupo de amigos como el que he hecho aquí, entendido como grupo de personas que se reúnen regularmente y se tratan como si se conocieran de toda la vida. Quizás haya sido por estar todos en el extranjero o a saber, pero es así. Y un apunte importante, hablo de personas que no tienen nada que ver con mi trabajo. Quizás exagerara si dijera que jamás me lo he pasado tan bien, que este pasado mes de Enero ha sido realmente excepcional. Sí, he vivido en muchos sitios y al final he terminado conociendo gente, es algo que llevo conmigo, será igual en el nuevo destino, pero confieso que me da bastante pereza empezar otra vez de cero, siempre empezando desde cero, esto parece no tener fin...

Y bueno, como sé que me leéis, simplemente daros las gracias, de verdad. Digamos que esto no es un adiós sino un hasta luego. Y bueno, seguiremos meditando, pero ya desde Bayreuth...