martes, 5 de febrero de 2008

Más cambios

Se puede decir que acaba de empezar mi etapa en Alemania. Sí, y eso implica cambios en mis hábitos diarios. En Jena, por diferentes motivos, seguía mis horarios españoles. Me levantaba tardecillo, llegaba al instituto entre las 9.30 - 10 de la mañana, me iba a comer a casa hacia las 2 ó incluso más tarde, volvía al Instituto, estaba allí hasta las 8 de la tarde generalmente salvo los días que tenía que comprar algo, me ponía a preparar la cena hacia las 9.30 e incluso había días que eran las 11 y aún no había cenado.

Ahora no. Ayer llegué a las 8.30 al trabajo (hoy algo más tarde), aunque creo que mi horario de entrada será entre 9 y 9.30 de la mañana. A las 10.30 - 11 se reúne la gente en la entrada del Instituto en la primera planta para tomar un café. A las 12.30 acudimos a la Mensa para comer, con posterior café o té (hoy lo he obviado, no puedo pasar de apenas tomar café a tomarme dos o tres al día). E incluso luego a media tarde hay gente que también se reúne. ¿Qué es lo que pasa? Que a las 6.30 de la tarde tengo unas ganas de irme a casa tremendas, que a las 8 cuando he llegado a casa tengo bastante hambre y que ahora, 9 de la noche, estoy que me caigo de sueño. Creo que los ritmos vitales los marcan las comidas. Esto va a implicar que me acueste más temprano, y a su vez, me levante más temprano también hasta irme acostumbrando al nuevo horario. Quizás así me centre más.

Y no sólo los horarios, sino el idioma. En Jena hablaba español o alemán, ya que casi nadie hablaba inglés allí. En mi nuevo instituto el inglés es el idioma oficial, y apenas hay alemanes. De hecho ya saben ustedes que mi compi de despacho es japonés, y que en la otra parte del habitáculo, con unas estanterías en medio, hay una chica húngara y un investigador ruso. Aparte de eso, investigadores de Francia, Holanda, India, Italia, Islandia y otros países. No germans at all, aunque con mi jefe y con la secretaria del instituto trato siempre de hablar en alemán. ¿Qué sucede? Pues si ya antes de venir a Alemania el primer idioma (extranjero) que se me venía a la cabeza era el alemán, porque era el que más practicaba y el que estudiaba en ese momento, pese a que mi nivel de inglés era y es muy superior, ahora, tras haber pasado 5 meses en Alemania, me cuesta hablar inglés. Bueno, me costó ayer, hoy ya ha ido mejor la cosa, todo es cuestión de desengrasar. Lo curioso es que puedo estar hablando en inglés y usar preposiciones y números alemanes. Pero sí, ahora para cosas sencillas y del día a día prefiero el alemán. Realmente lo prefiero siempre, pese a mis limitaciones. Al ser un idioma fonético su comprensión y pronunciación me resultan mucho más fáciles que las del inglés oral. Si desde pequeño hubiera estudiado alemán en lugar de inglés, no sería una barbaridad decir que hoy sería prácticamente bilingüe, algo que ni mucho menos soy en inglés.

Bueno, gente, esto es todo por hoy. Mañana más. Les tengo que contar cómo un renano del norte me ha intentado timar y lo curioso y complicado que es contratar internet para casa, con los compromisos de permanencia y otros líos. Mientras tanto, sigan ustedes meditando...

2 comentarios:

Marta Salazar dijo...

Clausius! sobre tu colega japonés, mira este reportaje de una amiga amiga acerca de su colega japonés en los EEUU, yo me he reído a gritos:

REPORTE POST MORTEM: Las Desventuras de Hiroki

Unknown dijo...

Mucha suerte desengrasando el ingles y con el internet, espero que consigas contratarlo pronto. Un saludo.