sábado, 16 de febrero de 2008

Der zweite bayreuthe Stammtisch

Si bien en Jena las reuniones tenían lugar cada jueves, en Bayreuth parece que se han desplazado a los viernes. Se consolida el modelo de piscina + cena + tertulia. Sólo falta que las posdocts también se apunten y nos den su visión femenina de lo que acontece en el mundo. Estamos en ello.

El cambio no sólo ha sido de día, sino de idioma. Señores, cansa esto que el inglés sea el idioma oficial. Un rato se aguanta, un par de horas, pero ayer fueron seis. Y en inglés inglés, es decir, hablado por personas nativas. Cada vez me gusta más el alemán, y espero escribir sobre esto en breve. Pero volviendo a lo de antes, el principal problema de que tus interlocutores sean británicos, australianos (como era en el caso de ayer), canadienses o estadounidenses es que estos se olvidan por un momento de que no todos somos nativos en inglés y, sin considerar los acentos de cada uno, empiezan a hablar rápido y con expresiones para nada convencionales. Esto, para los que no somos bilingües y no estamos acostubrados, es un gran inconveniente. Y más aún si la conversación tiene lugar en un sitio con bastante ruido de fondo. Entono de todas formas el mea culpa. Todo será cuestión de tiempo, supongo. Pero bueno, me gustaría ver a la gran mayoría de hablantes nativos de inglés manteniedo una conversación medianamente complicada en un idioma diferente el suyo. Con eso me consuelo...

Aunque todo sea dicho, en cierta medida esto es comprensible. Cuando nos reunimos más de dos españoles al final acabamos haciendo lo mismo. De todas formas, cuando yo hablo con estudiantes de español siempre trato de hablar lento y vocalizando. Lo mismo con mi compi de despacho. Aprender tanto inglés como alemán debe resultar algo tremendamente difícil para los japoneses. Y yo lo comprendo, así que siempre que le hablo en inglés o en alemán lo hago tratando de ser lo más claro posible, y parece que el amigo me entiende. Será porque también siento el problema en mis carnes.

Y pasando de la cuestión idiomática, en tres sitios llegamos a estar ayer, sin contar la piscina. Por cierto, soy el que más aguante tiene, estos guiris no me duran nada y se cansan en un momento. No es que yo sea especialmente fuerte ni esté especialmente en forma ahora, más bien todo lo contrario, pero fui el que más tiempo nadó. Y tras la piscina, hice de bayreuther, que ya me conozco la ciudad. Así que sugerí ir al ya conocido por ustedes, seguramente, Rosa Rosa, situado bastante cerca del Markplatz. El sitio es una especie de pub-bar con algo de comida, un sitio nice and affordable, como me lo describía mi amigo Frank allá por 2006. Aparte de cervezas y otras bebidas, tienen una carta simple compuesta por ensaladas, pastas, baguettes y panes de ajo bastante recomendables y que se completan con una lista de platos que cambian cada semana, como el Schnitzel Wiener Art mit Kartoffelnsalat que pedí yo, y otros platos de pasta y carne. Por cierto, sitio inequívocamente alemán, con luces bastante tenues. Un dato, las cervezas aquí son distintas, en especial la negra. Ayer me trajeron una bávara, supongo, y es que echo de menos la Kröstritzer Schwarbier, hecha en Turingia. Tocará buscarla en algún supermercado. Y respecto a las cervezas, hay que ver la capacidad de beber de esta gente. Yo con dos (1 litro) ya estaba lleno. Los amigos se meterían en la noche de ayer cerca de 5 litros cada uno. Y bueno, por primera vez en Alemania he comprobado cómo eso de compartir mesa con gente desconocida no es un tópico de mi libro de Alemán. Ayer se sentaron en nuestra misma mesa un par de chicos y una chica, ocupando los tres sitios que quedaban libres. Eso sí, nos pidieron permiso.

Y tras esto, la siguiente parada, también sugerida por servidor, fue el Miammiam Glouglou, bar-restaurante francés situado en la von Römer Straße. Las tres o cuatro veces que he comido allí me han gustado bastante, pero ayer fuimos a disfrutar de la Happy Hour, con bebidas más baratas entre las 11 y las 12.30 de la noche. Por los pelos no nos pasamos. Muy simpática y agradable la segunda camarera, una estudiante de Berlín que hablaba algo de español y que precisamente había estado recientemente en Sevilla y en Cádiz. Estuvo hablando un rato con nosotros. Mis compañeros de trabajo siguen sin tener afecto a la comida de la Mensa. No me los imagino en el Hauptsgebäude de la Universidad de Jena. Volviendo a lo de antes, me gustan más las caipis de Oskar, si bien la variedad de bebidas con precio reducido es mayor en el francés. Y un inciso, salvo las cervezas, que tienen un precio similar, el resto de bebidas suele ser más caro en Bayreuth que en Jena. Las caipirinhas de nuestro Café Central eran geniales, y cuestan lo mismo que aquí en Happy Hour.

El problema de los sitios convencionales en Bayreuth es que entre la 1 y la 1.30 cierran. Yo ya estaba cansado, pero estos querían más, así que siendos guiados por el inglés acabamos en un sitio algo curioso, algo alternativo y donde, para mi desgracia, se podía fumar. Una cerveza más, una Kristall en este caso, y un chupito extraño que el colega inglés pidió para todos y que encendió con la llama de la vela antes de ofrecérnoslo. Así nos dieron las tres, y para casa. El british vive también en la Gästehaus de la Universidad y quería volver en taxi. Dejó la bici donde la tenía y se fue en sentido contrario dando tumbos debido al poco de sangre que tenía en el alcohol. Normal, si el tío es pequeñito y se mete más de 5 litros de cerveza, una caipirinha y un chupito que arde, ya me dirán ustedes. Lo del taxi lo intuí, no es que fuera muy comunicativo el amigo. It's not expensive dijo. Razón tenía. Y así terminó el viernes.


Hoy sábado laundry, compras varias y relax. Mañana, Nuremberg. Hace frío, muchísimo frío.

1 comentario:

Gololo dijo...

Jeje, siempre es difícil enfrentarse a un grupo de nativos hablando en su propio idioma. No hace ni 2 meses, acudí a un "meeting" con 3 americanos y 1 australiano para jugar al Risk.
Ser el único que no era nativo lo hizo todo un poco más difícil :P Sobre todo entender al australiano xDDD