lunes, 31 de diciembre de 2007

Another year has gone by

Otro año que se va. Ha cambiado mucho en estos pasados 365 días, o quizás no tanto. Allá comenzábamos recién regresados de California y terminamos ahora en tierras germánicas. No me lo pudiera haber imaginado. Tengo la impresión de que todo ha pasado muy rápido y muy lento a la vez, lo cual no hace otra cosa que seguir confirmando mi eterna situación contradictoria. Es curioso cómo los planes que se hacen pueden variar de repente y trastocarlo todo. El 2007 se presentaba como un año tranquilo, en el que podía escribir mi Tesis Doctoral sin prisas, leerla hacia finales del año e ir pensando en lo que iba a hacer con mi vida una vez terminada esta etapa. Pero nada fue así.

No quería irme de posdoc. El inicio del año no fue precisamente bueno. Como ya habré escrito, supongo, la experiencia americana no fue gratificante desde el punto de vista laboral. No me veía con ganas ni con aptitudes para hacer un posdoc, y eso no me resultaba agradable. No estaba yo para aguantar presiones y no me veía capaz. Intenté coquetear un poco con la idea de buscar un trabajo normal en una empresa interesante pero aquello fue poco más allá de una simple idea y un par de correos electrónicos. Así que empecé poco a poco a redactar los primeros capítulos de mi Tesis, sufriendo el conocido síndrome del folio en blanco. Tengo que admitir que poco antes de regresar de California me aterraba la idea de escribir, algo que asociaba a un trabajo bastante ingrato y que suponía que requeriría mucha energía, que es una característica que precisamente no abunda en mí. Al final mi jefa me lió, usando para ello un argumento bastante sólido. Debía irme al extranjero porque cuando volviera seguiría siendo tremendamente joven, y eso era algo que debería aprovechar. Si en ese momento decidía probar en empresas, podría entrar sin ningún problema, y si quería seguir en el mundo de la docencia y la investigación, ya tendría experiencia en el extranjero. Y dio la casualidad de que la red de investigación a la que ahora pertenezco empezaba su andadura, y un amigo de mi jefa ofrecía plazas de posdoc.

Dicho y hecho. Asistencia a la primera reunión en Bérgamo, Italia, para conocer a mi posible jefe alemán, entrevistas con otros investigadores que ofrecían contratos posdoctorales, plan de visita a Jena para concer las instalaciones y escritura en 2 meses de la Tesis Doctoral, ya que necesitaba ser doctor para poder ser contratado. Desde ahí, todo discurrió muy rápido, en jornadas de 15 horas de trabajo continuo entre escritura y clases, como profesor. No fue fácil, y es que empecé a sufrir bajadas de tensión y algún que otro desvanecimiento. La cuestión es que el éxito no sólo dependía de mí, porque toda la burocracia debía salir bien debido a lo ajustado de los plazos. Esto no ha trascendido más allá de mi círculo más cercano. Entretanto, mi actual jefe alemán terminó ofreciéndome una plaza. Curioso, cuando más presión y trabajo tienes, mayor es la capacidad de concentración y aprovechamiento del tiempo. Al final salió todo bien y a principios de Julio me convertí en todo un Doctor en Química. Me sorprendí gratamente de mi rendimiento, todo sea dicho. Una vez entregada y tras cumplir los plazos la defensa pública era un puro trámite. Fue un lunes, el fin de semana anterior lo pasé relajado en la playa y la noche del domingo la pasamos con mi futuro jefe alemán visitando en centro de Sevilla y bebiendo sangría. Hizo bastante calor, unos 43ºC de temperatura máxima.

9 de Julio de 2007

Apenas pasadas dos semanas de relativo descanso y aislamiento, el 31 de Julio estaba pillando un avión destino Frankfurt, sin realmente haber asumido ni darme cuenta de todo lo que estaba pasando. No había tiempo. Para mí era como si fuera a Valencia a visitar a un amigo, no interiorizaba que me iba a vivir al extranjero, probablemente porque hacía la comparación con California. Ese día y esa despedida en el aeropuerto, hace sólo 5 meses, las recuerdo como si se hubieran producido hace varios años. Me quedan tan lejanas... Como mi primera casa, como los trayectos diarios para ir al Instituto desde la otra punta de la ciudad, como la vuelta a España en Octubre, como la visita a Praga al primer congreso de la red, como la mudanza a mi casa definitiva, como, incluso, el viaje de vuelta a Sevilla hace apenas una semana. Todo parece que ha pasado hace una eternidad, pero no, realmente es todo muy reciente.

Sensación de gran lejanía en el tiempo y de premura y rapidez. Así ha discurrido el 2007 que ahora se acaba. Cambiar y no cambiar al mismo tiempo, más de lo mismo en el fondo...

Y bueno, no hay propósitos para el nuevo año. Nunca los ha habido y menos ahora, porque creo que es algo folklórico. Simplemente agradecer a todo el que ha pasado por aquí. Más allá del punto egoísta e incluso exhibicionista que supone dedicar algo de tu tiempo a escribir, el simple hecho de recibir visitas y que estas interactúen, dejen comentarios y finalmente puedas tomarte un café o una cerveza con ellas, bien en Leipzig, en Vejer de la Frontera o en Sevilla; de intercambiar pareceres sobre asuntos tan superficiales como los acentos de los diferentes idiomas o bien sobre tu nuevo país o sobre países donde has pasado algo de tiempo; o de descubrir cómo las aventuras por estos mundos son seguidas por gente prácticamente desconocida, justifica sobradamente el tiempo invertido. Muchas gracias a todos.

Y con este artículo, terminamos el 2007. Las estadísticas dicen que he pasado por aquí 60 veces. No he superado el número de artículos del 2006, 71, pero por ahí ha andado la cosa. Saludillos pues. Seguiremos por aquí.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Paseo por Chiclana y Vejer

No podía yo prescindir de una visita a la provincia de Cádiz. ¡Qué distinto! Comparado con el frío alemán y su falta de sol, el día de hoy ha sido todo un regalo de navidad. Esa luminosidad, ese tono del mar, ese sol... realmente impagable. Por un momento pensé que estaba en otra dimensión.

El sol sobre el Océano Atlántico

Me gusta el mar, me gusta bajar a la playa y escuchar el ruido de las olas mientras leo algo sentado en la arena. No me importa estar solo. Me gusta contemplar el océano desde lo alto y perder mi mirada en él, me pasaría así horas y horas, sin pensar en nada, es algo que me relaja profundamente. El tiempo se detiene por completo. Creo que es lo más parecido a mi concepto de felicidad. Y claro, pues hay que aprovechar...

Salimos por la mañana, un poco más tarde de lo planeado y no todo fue disfrute, porque tocaba arreglar el jardín un poco. Así que allí estaba yo, en mangas de camisa como quien dice, cortando el césped y peleándome con zonas de medio metro de altura. Fue rápida la cosa, afortunadamente. Y tras el trabajo, comida familiar junto al mar, con la parte de la familia jerezana. El pescado es otra de las cosas que más se echa de menos en las tierras germánicas.

Gallo a la plancha

Puntillitas fritas

Al final de la comida recibí una llamada. O era de Mike, ya en España, o bien de otro aficionado a escribir. Fue esto último, una llamada del señor perdiu comunicándome que iba camino de Vejer. Una de las razones de dedicar algo de tiempo a escribir, aparte de que es algo que me gusta, pudiendo llegar a tener tintes egoístas incluso, es la posibilidad de conocer gente. Recientemente pasó con Luis en el frío otoño alemán, y ahora se repetía la jugada, aunque algo más cerca de casa. Así que pedí prestado el coche y conduje un rato hacia el sur por la A48.

30 de Diciembre en Chiclana de La Frontera

Vejer es un pueblo llamativo, en lo alto de un monte, con unas vistas bastante bonitas. Eso sí, perderse allí con el coche es una de las peores cosas que te pueden pasar en la vida, ya que está lleno de calles muy estrechas y con importantes pendientes. Por suerte, pude encontrar bien el hotel donde se alojaban el perdiu y Jimena y pude aparcar con relativa facilidad, algo que se agradece porque esta vez no llevaba mi coche, más pequeño. En una terraza en lo alto disfrutamos de un café solo, de té marroquí, del blanco de las casas y de una agradable conversación bajo el sol gaditano. Me esperaba mayores a mis interlocutores, cosas de las ideas de la gente que uno se puede hacer a través de internet. Al final casi tenemos la misma edad.

Vejer de la Frontera

Vistas desde Vejer

Posteriormente, vuelta a Chiclana y a Sevilla. Buen domingo, sí señor. El año 2007 parece acabar de una forma agradable...

jueves, 27 de diciembre de 2007

Pinares y playas en Cádiz


Pinares y playas van de la mano en la costa gaditana. La foto muestra una zona entre Conil y Barbate, en la costa atlántica del sur de España. La foto, del amigo de Frankfurt. Idílico...

lunes, 24 de diciembre de 2007

Y hoy día 24...

Se debe abrir, en teoría, la última casilla del calendario de adviento. Vean ustedes el estado inicial, allá por el 1 de Diciembre, y el final.

Gran figura final de chocolate

Estado final del Adventskalender

Y con esto, pasen ustedes una buena y agradable Nochebuena y un mejor día de Navidad.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Spanische Miesmuscheln

Ayer les contaba que las fotos de la revista de Iberia eran toda una provocación, aunque considerando que volvíamos a España se pueden considerar como un anticipo de lo que nos esperaba. Allí que presentaban jamón, pescado frito y mariscos. Me llamó la atención una foto de unos mejillones al vapor, y es que no hay plato más simple, rico y poco calórico que estos bivalvos al natural aderezados con un poquito de limón. Dicho y hecho:

sábado, 22 de diciembre de 2007

In Spanien

El aeropuerto de Berlín Tegel es francamente mejorable, aunque hay que tener en cuenta que es aún el viejo aeropuerto del antiguo Berlín Oeste. Es tremendamente estrecho, y es que apenas hay sitio para que pasee una persona cuando hay colas de facturación o en los mostradores. Mi guía de Alemania decía que para el 2007 se preveía la apertura del nuevo Aeropuerto Internacional de Berlín-Brandenburgo, aunque las últimas informaciones sitúan la inauguración allá por el 2011, en los terremos del actual aeropuerto de Schönefeld. A fin de cuentas Berlín es una ciudad tremendamente marcada por la Historia, y este es sólo un ejemplo más.

Ayer iniciamos la retirada de Jena. Tres de los españoles coincidíamos en un mismo espacio-tiempo en nuestro deseo de regresar a casa, vía Berlín. Uno a Sevilla, otro a Barcelona y otro a Tenerife, vía Barajas, como servidor. Así que tanto en el tren como en el primer avión, estuve acompañado. Rara sensación, sobre todo en el avión, porque en tren hemos viajado algunas veces estos últimos meses. Hacía mucho tiempo que no viajaba acompañado, y es que como norma general suelo volar solo. La última, en Septiembre de 2006, volviendo desde Ginebra de un congreso, vía Barcelona, cuando Iberia todavía hacía tránsitos allí, con mi compañero de laboratorio. Esa ruta la hacía Air Nostrum, y recuerdo que nos tocaron unas azafatas muy simpáticas, de las que nos hicimos amigos, vestidas de rojo y azul, a diferencia de las de los vuelos normales de Iberia. Nos ofrecieron incluso una degustación de distintos quesos.

Las imágenes desde el tren fueron ayer especialmente idílicas. Poco después de salir de Jena empezamos a ver árboles helados y campos cubiertos una capa de color blanco. En Leipzig nevaba incluso. Así sí es bonito el invierno, desde el interior de un tren y calentito. Mucha gente viajando, pero tuve suerte y, aunque tuve que cambiar en Leipzig, encontré sitios libres. Para el próximo regreso navideño reservaré plaza.

Y una vez en Berlin Hauptbahnhof, tras la compra de un döner zum mitnehmen, a esperar al autobús que nos llevaría a Berlín Tegel. Mucho frío en la parada, me comí el döner en apenas 3 minutos porque necesitaba volver a ponerme los guantes. Y lleno que estaba el autobús, cosas de la Navidad y la vuelta a casa.

En el aeropuerto, facturar, embarcar, y volar en el último avión destino Madrid, a las 19.35. Delito tenían las fotos de la revista de Iberia, con jamón, marisco y pescado frito. Menos mal que volvíamos a casa. Y tras una breve parada en Barajas, llegada a Sevilla. A la 1 de la noche, casi, pero es lo mejor para hacer la conexión en Madrid, a falta de vuelos directos con la capital andaluza. Las horas de espera entre aviones me empiezan a cansar. Volví a pensar ayer desde el aire que la iluminación de las ciudades españolas es excelente, y cada vez me gusta más ese tono amarillento-naranja. Mi compi de viaje compartía opinión. Muy agradable el vuelo, por cierto.

Y en casa, pues qué voy a decir, complejo de turrón que tiene uno, ya que es la primera vez que vuelvo a casa para pasar la Navidad, y me volveré pasada esta. Tenía ya ganas de degustar las especialidades gastronómicas locales. Por cierto, el sabor de la cerveza Cruzcampo me ha parecido tremendamente extraño. Ya parece que me he alemanizado.

Y ahora, a disfrutar del sur...

jueves, 20 de diciembre de 2007

El Weihnachtsmarkt de Jena

No podía yo olvidarme del mercado de Navidad de Jena, el que, por motivos evidentes, más he visitado. Ayer fue la última vez. Tras un resfriado relativamente importante, en el día de ayer volví al trabajo. Y, también ayer, la Spanish Comunity se despidió hasta el año que viene. ¿Y qué mejor forma de decirse adiós en Diciembre que tomar unos glüweine, aunque algunos eligieran cerveza? Y después, cena en el Marktplatz. Por cierto, mi bufanda de pura lana virgen de ovejas de la Sierra de Grazalema, Cádiz, y estrenada ayer como segunda bufanda debido a las bajas temperaturas y a la necesidad de resguardarme del frío, causó sensación.


Weihnachtsmarkt en el Marktplatz

Weihnachtsmarkt en el Eichplatz

Ayer también recibimos dos nuevas incorporaciones desde México y Argentina. Cada vez somos más. Y con esto parece acabarse el año 2007 en lo que se refiere a Jena. Esta tarde tengo la cena de Navidad con la gente de mi grupo, en el Museo de Minerales, y mañana emprenderé camino de regreso a España: Jena Paradies - Berlín Hbf - Berlín Tegel - Madrid Barajas - Sevilla, tren + autobús + avión. Entretanto, ahí fuera tenemos -5ºC.

martes, 18 de diciembre de 2007

El Alemán y sus acentos

Al igual que el español, y sin contar las versiones de América, que multiplican las posibilidades, el alemán tiene múltiples acentos. Uno de ellos es el bávaro, hablado en esta región del sur de Alemania. Creo que se exagera cuando se dice que un alemán de Hamburgo no puede entenderse con uno de Baviera, pero sí es cierto que hay algunas diferencias.

Yo suelo entender el Hoch Deutsch que se usa en los telediarios de la televisión, pero me resulta más complicado entender el alemán de la calle. Sin embargo el viernes pasado, en una visita a Bayreuth en la que pasé tiempo y hablé con gente autóctona, noté cómo me resultó más fácil entender el alemán con acento bávaro. De hecho casi entendía todo lo que me decían. No sé dónde he leído que los españoles en general y los andaluces en particular tenemos más facilidad para entender el alemán oral en Baviera que en el resto de Alemania, y yo diría que esta afirmación es totalmente cierta. ¿Alguien que tenga experiencia en el tema dispuesto a contarnos su opinión al respecto? (y miro de reojo a UK y Málaga)

lunes, 17 de diciembre de 2007

El Christkindlesmarkt de Nürnberg

Ya saben ustedes que las ciudades alemanas cambian en Diciembre, gracias a los tradicionales mercados de Navidad. Pues bien, uno de los más famosos, si no el que más, es el Christkindlesmarkt de Nuremberg, con nombre propio y todo. Como este era el último fin de semana del año que íbamos a estar en Alemania, tocaba visitarlo. Conozco esta ciudad de Baviera, de hecho fue de las primeras que visité allá por mi primera estancia en Alemania, en Abril de 2005. Sin embargo no he escrito ningún artículo sobre ella. Algún día publicaré el capítulo correspondiente.

Isabel y Paola, que habían visitado Nuremberg el fin de semana anterior, nos habían avisado de la gran cantidad de gente que suele visitar esta ciudad bávara por estas fechas, por lo que nuestra aventura podría ser algo agobiante. Aún así, fuimos al final, y es que un sevillano como yo está acostumbrado a las bullas desde que nace. Además, lo importante era salir y pasar un día agradable. La posibilidad del tren disparaba el precio, y como nos juntamos cuatro, alquilamos un coche, recordando así mis fines de semana californianos (por cierto, 1,37 € / L de gasolina, ya les vale a los alemanes). Lo más destacable del viaje fueron las autopistas alemanas, sin límite de velocidad. Esto no significa que uno vaya excesivamente rápido, quizás algo más que en España, pero no se tiene que estar pendiente constantemente del velocímetro del coche. Y aparte de la velocidad, la nota reseñable fue el frío que nos acompañó durante todo el día. Por el camino nos nevó y en Nuremberg no pasamos de cero grados en todo el día, lo que provocó que el resfriado medianamente importante que ya llevaba de casa empeorara estrepitosamente.

Ford Focus que nos acompañó durante la jornada

Así que aparcamos el coche en los alrededores del centro y fuimos paseando hacia el Markt, donde comimos las tradicionales Nürnberger Rostbratwürste, pequeñas, así como el ya conocido glühwein, y visitamos los puestos navideños. Interesantes los paseos en carros navideños con propulsión equina y música ambiente.

Christkindlesmarkt con la Frauenkirche al fondo

Belén bávaro (¿se diferencia del de Hannover?)

Al llegar relativamente temprano pudimos disfrutar del Mercado de Navidad sin excesivo bullicio. Otra cosa era por la tarde. Me gusta la ciudad, creo que es una de las más bonitas de Alemania. Y ya que estábamos allí, visitamos lo más significativo de la ciudad, aunque a esas alturas del día yo ya apenas tenía voz. Menos mal que compré un remedio de urgencia en una farmacia de por allí que más o menos hizo algo de efecto.

Con Raúl y Francisco

A punto de disfrutar de un par de salchichas normales

Bebiendo glüwein (yo) con mi primo Daniel (compartimos apellido)

Y tras comer y volver a pasear, vuelta al coche. Por suerte para mí y para el resto de mis acompañantes, uno de los chicos españoles se encargó de conducir en el viaje de vuelta. Y así se acabó la jornada. Más fotos, en el blog de Raúl (incluyendo las salchichas de medio metro) y en una entrada específica que le he dedicado en docedoce.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Weimar

Cuarta ciudad en población de Turingia, y una de las más bonitas, si no la que más. Weimar siempre ha estado asociada al mundo de la cultura, debido sobre todo a Schiller y a Goethe, que vivieron bastante tiempo en esta ciudad. Famosa también porque fue aquí, en un lugar alejado de la agitada Berlín, donde tras la Primera Guerra Mundial se establecieron las bases del nuevo régimen alemán, conocido como la República de Weimar. Se dice que fue el primer intento serio de los alemanes por implantar un orden democrático, aunque al final acabara como acabara...

Fría mañana de sábado, húmeda y con algo de lluvia. Tres personas en principio nos citamos en Jena West para ir a Weimar, situada a apenas un cuarto de hora en tren. No me gusta ir ya a Jena West. Antes vivía casi al lado, pero desde que me mudé a Jena Ost, me toca hacer un paseo considerable cada vez que quiero ir a esta estación, parada de la línea de tren en sentido Oeste (Frankfurt) -Este (Gera). Hacia las 11 de la mañana llegamos a Weimar.

Bahnhof

La estación de tren está un poco distante del centro de la ciudad, al que se llega andando en unos 10 minutos. La primera parada de interés, tras la Goetheplatz, centro de transportes, es la Theaterplatz, donde se encuentran el Deutsches Nationaltheater o Teatro Nacional, con estatuas de Goethe y Schiller a la entrada, y el Bauhaus Museum. El teatro, constuido a principios del siglo XX, fue el edificio donde se proclamó la Constitución de la República de Weimar, el 11 de Agosto de 1919.

Deutsches Nationaltheater

Schillerhaus

Lo bueno que tiene el mes de Diciembre es que las ciudades alemanas se transforman por completo con la excusa de la Navidad. Tras tomar un café (bueno, yo un zumo de naranja) y bajar por la Schillerstraße, llena de puestos navideños, se llega a la Marktplatz. Como seguramente usteden sabrán, la Plaza del Mercado es el centro neurálgico de toda ciudad alemana que se precie, sitúandose allí el Ayuntamiento, que en el caso de Weimar data de mediados del siglo XIX. En la plaza se pueden ver también la fuente de Neptuno, el hostal de los osos negros, la Gasthaus Elephant y el palacio Cranach-Haus. Además de todo eso, por las fechas en las que estamos, allí se encuentra el Weihnachtsmarkt.

Rathaus

Mercado de Navidad, con Isabel

Seguidamente se puede seguir bajando, esta vez por la Frauentorstraße, hacia la Frauenplan, plaza donde se celebra en octubre el mercado de cebollas, aunque ahora hay una especie de mercado medieval. Con la fuente de Goethe en el centro, el edificio más importante es la Goethehaus, edificio barroco donde este hombre del renacimiento vivió desde 1782 hasta 1832, año de su muerte. Digo lo de hombre del renacimiento porque, aparte de ser poeta y escritor, este hombre se dedicó también a las Ciencias Naturales. En la Wikipedia lo definen como novelista, dramaturgo, poeta, científico, geólogo, botánico, anatomista, físico, historiador de ciencias, pintor, arquitecto, diseñador, economista, director de teatro, filósofo humanista y, durante diez años, funcionario del Estado de Weimar.

Goethehaus

Hay que reconocer que el señor Goethe vivía bien. Tras el famoso Salve a la entrada, la casa está compuesta por un conjunto de habitaciones y habitaciones donde leía, recibía a invitados, escuchaba música, redactaba... hasta 20 espacios distintos muy cuidados, con bustos, estatuas y bastantes utensilios no sólo decorativos, así como una gran biblioteca y una interesante colección de minerales. Un mineral tiene en su honor, la Goethita, un hidróxido de hierro, α-FeOOH. Tras la cultural visita (y la del día posterior a Leipzig), me he prometido a mí mismo que voy a intentar leerme el Fausto.


Después de la visita a la casa me encontré con mis dos acompañantes, Isabel y Paola. Comimos algo en el Weihnachtsmarkt y seguimos visitando la ciudad. Francisco se nos unió hacia las dos de la tarde. Seguimos bajando hacia el Park an der Ilm, río que discurre por la parte oriental de la ciudad, donde se encuentra la Goethe Gartenhaus. El parque, de estilo inglés y de unas 60 hectáreas, también fue diseñado por nuestro amigo.

Goethe Gartenhaus

De vuelta, visitamos el castillo, Stadtschloss y la Fürstenhaus, en la Platz der Demokratie, presidida por una estatua ecuestre del duque Carlos Augusto. Este último edificio fue sede del Parlamento de Turingia durante la República de Weimar, y ahora es una escuela de música.


Stadtschloss

Fürstenhaus

Tras encontrarnos con Ana, una chica italiana con la que habíamos quedado tras sus clases de japonés, nos tomamos otro café, para finalmente visitar la Herderkirche y volver de nuevo a la Marktplatz, donde nos tomamos el glühwein de rigor, en una taza en forma de bota, que para eso estamos casi en Navidad.

Markplatz de noche

De izquierda a derecha: Paola, Ana, Francisco, Isabel y yo

A las 6, ya plena noche alemana, volvimos a Jena. Como estaba la cosa animada nos fuimos a nuestra Marktplatz y Weihnachstmarkt y nos tomamos otro glühwein. Es curioso, pero de repente todos los alemanes que durante el resto del año están nosesabedonde, aparecen en los mercados de Navidad. ¡Qué cantidad de gente!

Y con esto acabó el día. Esta semana un amigo bromeaba conmigo diciendo que el Ministerio de Cultura o Turismo alemán debería darme un premio u algo por los artículos que escribo sobre las ciudades que visito. Yo diría que no sólo el alemán. De todas formas, a ver si alguien me propone... Visiten Weimar si tienen la oportunidad, merece realmente la pena.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Frustriert

Mal termina la semana. Hoy tocaba estudiar, tras la preparación y caracterización previa, una muestra sobre la que llevaba trabajando bastante tiempo. En la única muestra que he podido tener había tres partes interesantes, aunque la realmente importante era una de ellas. Bien, pues esa una se ha roto. No daré detalles técnicos, pero se fastidió. Al ir a estudiarla hoy con el microscopio de transmisión, se había despegado y caído del portamuestras. A saber dónde estará, porque estamos hablando de un par de milímetros. Y ha tenido que ser precísamente esa, no ninguna de las otras dos menos importantes.

No voy a decir que tengo mala suerte, porque sería algo injusto, pero vamos...

jueves, 6 de diciembre de 2007

San Nicolás

Hoy 6 de Diciembre, aparte de ser el día de la Constitución española, es el día de San Nicolás. Aquí en Alemania los niños que han sido buenos reciben una visita anticipada antes de Navidad. Así que los alemancitos se han levantado hoy con un pequeño detalle.

Regalo prenavideño que me ha dejado San Nicolás en mi despacho

Y yo, como soy un niño mu bueno, no soy menos. San Nicolás también me ha visitado. La verdad es que no me lo esperaba, y es que también parece trabajar para los españolitos.

Da pena comérselo, ¿verdad?

Lo que pasa que entre el calendario de adviento y el St Nikolaus, demasiado chocolate prenavideño...

martes, 4 de diciembre de 2007

Un año

¡Cómo pasa el tiempo! Hace justo un año emprendía el regreso de una de las mayores aventuras, si no la más importante, que he tenido en mi vida: mis tres meses en California, Estados Unidos.


Cuatro vuelos me separaban de casa: Santa Bárbara - Los Ángeles - Londres - Madrid - Sevilla. Un 4 de Diciembre de 2006, soleado y en mangas de camisa, dejaba la orilla del Océano Pacífico. Bonitos recuerdos...

lunes, 3 de diciembre de 2007

Eisenach

Ciudad de unos 45.000 habitantes situada al oeste de Turingia, muy cerca de la frontera con Hessen. La localidad es famosa por haber sido el centro de producción de coches en la época socialista, con la FFE, aunque sus modelos Wartburg 311 y el Trabant han quedado como símbolos asociados a esa época pasada, los únicos coches que se podían comprar en la antigua Alemania del Este. Aparte de eso, Eisenach merece ser visitada por el Wartburg, una fortaleza elevada sobre los bosques de Turingia o Thüringenwald. En la zona céntrica se puede visitar una casa donde se dice que nació Bach.

Frío domingo de Noviembre, muy frío. Casi no superábamos los cero grados y el ambiente era bastante húmedo. No llegó a nevar pero sí vimos algo de hielo en las zonas altas del Wartburg. La idea era haber visitado Weimar, ciudad más cercana a Jena y con más nombre, quizás. Pero Isabel sugirió Eisenach y postergar Weimar para la semana siguiente. Aceptamos.

Eisenach Hauptbahnhof

Desde Jena West se va en tren regional hasta Weimar, donde se pilla otro regional que termina en Eisenach. Todo regional equivale a comprar un Thüringen Ticket gracias al cual, por 26 €, pueden viajar hasta 5 personas en todos los trenes regionales de Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt. Tras bajar en la estación se puede tomar un autobús urbano que te deja en el castillo, Wartburg. Y es que la fortaleza está algo al sur de la ciudad, en lo alto de una montaña.

La construcción del Wartburg se inició en el siglo XII, por lo que es una de las fortalezas más antiguas de toda Alemania, aunque ha sido restaurada varias veces. Aquí vivían los condes de Turingia. En los inicios del siglo XIII se empezó a desarrollar en él la incipiente poesía germánica, Minessang y en el siglo XVI Lutero tradujo en sus dependencias el Nuevo Testamento al alemán. Un personaje importate de Wartburg fue Isabel de Hungría, posteriormente canonizada y convertida en santa. Dentro del castillo se pueden ver las diferentes salas, destacando mosaicos de vidrio y la capilla, con frescos. Del exterior, dos torres. Se puede subir a la del sur, desde donde se contemplan bonitas vistas de los bosques.

Wartburg, en un día con niebla

Primer patio, Vorburg. En la parte izquierda vivió Lutero

Segundo patio, Hofburg, con la Torhaus

Nave principal del Hofburg

Südturm

Tras la visita, de nuevo el mismo autobús, esta vez destino el centro de la ciudad. No estoy muy seguro si hay que llamar para que llegue al castillo para hacer el sentido inverso, porque en la parada ponía algo de Rufbus y un número de teléfono. Nosotros, de todas formas, tuvimos suerte porque una turista japonesa se apeó en el castillo, forzándolo así a hacer el viaje de vuelta.

Y ya en el centro de Eisenach, tras comer un risotto, visitamos el resto de edificios destacados de la ciudad. Lástima de ser domingo y de estar todo cerrado. Pierden mucho las ciudades así. Como siempre, la Markplatz es el centro neurálgico. En ella están el Ayuntamiento y la Iglesia de San Jorge. Merece la pena visitar también la Predigerkirche, de la segunda mitad del siglo XIII y la Nikolaikirche, basílica románica del siglo XII. Ambas han sido renovadas. Una estatua de Lutero, la supuesta casa donde nació Bach y la casa donde residió Lutero cuando era estudiante completan lo destacable de Eisenach.

Markplatz, con el Rathaus a la izquierda

Stadtschloss

St. Georg

Nikolaitor

Nikolaikirche

Predigerkirche

Lutherhaus

Bachhaus

Poco antes de caer la noche, volvimos a la estación. Hicimos el tránsito esta vez en Erfurt en lugar de en Weimar, pudiendo así pasear por los alrededores de la estación de tren de la capital del Land, que me causó una grata sensación. En definitiva, Eisenach es una buena opción para pasar medio día, aunque quizás no con tanto frío...