lunes, 27 de agosto de 2007

Los horarios alemanes

Esta es otra de las cosas que me fastidia tremendamente: las tiendas y supermercados (especialmente estos) cierran a las 8 de la tarde. Para los que tenemos trabajos como el mío, esto es un gran inconveniente, ya que tienes que estar pendiente de estos horarios para poder comprar comida, y si un día la necesitas y te tienes que quedar trabajando, es un incordio.

Es uno de los aspectos que echo de menos de los Estados Unidos. Allí los supermercados cerraban o a las 12 de la noche o bien había algunos que estaban abiertos las 24 horas. De esa manera no te tenías que preocupar por las horas, sabías que aunque ese día llegaras tarde a casa encontrarías el supermercado de siempre abierto. Y no como en España, que sí, encuentras los Opencor, pero bien que te cuesta la compra a horas raras...

Por no hablar de las tiendas que venden aquí como un gran logro que los sábados estén abiertas hasta las 6 de la tarde. Todo esto para un español tardío como servidor no es nada agradable.

Visto esto no es de extrañar tampoco que aquí en Jena se encuentre uno los siguientes horarios. Dan miedo.

Horarios de una frutería en pleno centro de Jena

viernes, 24 de agosto de 2007

Die ostlische deutsche Ampeln

El título del artículo viene a decir algo así como "Los semáforos alemanes del este". Frank ya me dijo allá por el mes de Abril que me fijara en los semáforos para peatones aquí en Jena, que eran curiosos. Y así hice. Les dejo unas fotos que hice ayer camino de mi instituto que confirman tal curiosidad.



PS. He añadido un par de nuevos blogs a la sección de enlaces que he descubierto estos días y me han resultado interesantes. Nacho nos cuenta en sus páginas sus peripecias por estos mundos alemanes, franceses y españoles y Santi se ha dedicado a escribir sobre Finlandia aunque ahora sea medio alemán como servidor. De todas formas la sección de enlaces la tengo que actualizar... a ver si ahora que tengo un poco más de tiempo la reformo.

Y bueno, respecto a mi estancia aquí, hoy acaba la semana sin jefe ni grupo, que han estado en un congreso por ahí lejos. Este finde parece que tengo una especie de fiesta de cumpleaños en casa de una chica argentina y el domingo, a disfrutar de la Fórmula 1. Dicen que va a hacer buen tiempo, a ver si es verdad. Schönes Wochenende für alle (¿¿¿Ese schönes es acusativo???)

jueves, 23 de agosto de 2007

Frutas y verduras alemanas

Caminando por una calle cualquiera en busca de algún sitio donde comer, me sorprende la siguiente imagen:



Y no sólo los plátanos son peligrosos, ya que también aparecen imágenes con otro tipo de entes del Reino Vegetal como limones, calabacines, berenjenas etc. Quizás sea esa la razón del elevado precio de estos productos frescos en los mercados alemanes. A saber qué innoble uso hacen aquí de frutas y verduras :p

miércoles, 22 de agosto de 2007

Las bolsas

Esta es otra de las curiosidades alemanas. Las bolsas te las cobran en los supermercados, al bonito precio de 15 céntimos la de papel o de plástico y de medio euro las de tela. Yo ya me he agenciado una de tela que me acompaña allá donde quiera que voy.

Esta costumbre me fastidia un poco ya que yo tiendo a acumular las bolsas de plástico tipo mercadona en casa, debido a su gran utilidad. De esa manera te ahorras comprar las bolsas de basura y además puedes usarlas para tirar los envases como las latas o los de plástico, por el tema del reciclado. Y sin contar su utilidad para llevar cosas como comida a casa de un amigo, envolver los zapatos para ponerlos en la maleta etc.

Pero eso aquí se acabó. Curiosidades germanas...

PS. Hoy tenemos sol y hasta un poco de calor. El tiempo alemán me tiene loco.

martes, 21 de agosto de 2007

Las obras en Alemania

Ayer, mientras almorzaba en un asiático en plena calle con comida para llevar, una estampa me sorprendió. Resulta que justo en esa calle estaban y están haciendo obras, me parece que están poniendo nuevas conducciones para el agua, y parte de ella está patas arriba. Y allí que trabajan los alemancitos con sus escavadoras y demás maquinaria... acompañados por dos carteles tipo "cuidado, suelo mojado" donde aparecía un cigarro humeante bajo la señal de prohibido. Sí señor. Prohibido fumar en la obra aunque sea al aire libre.

Lástima de no llevar la cámara.

lunes, 20 de agosto de 2007

El segundo idioma

Con esto de que más o menos me defiendo en alemán, la gente en mi trabajo tiende a hablarme en este idioma, sobre todo mi jefe. A mí me gustaría que para cosas de trabajo usáramos el inglés. De hecho ya le he comentado al Herr Cheff que creo que es la única persona del Instituto con la que siempre intento hablar en inglés desde el primer momento. En cierta medida es el jefe y me tengo que enterar de todo lo que mande. Con los compañeros no hay tanta responsabilidad. Otra cosa distinta es con los técnicos, y es que ninguno habla inglés, cosas de estar en el antiguo este...

Pues eso, para el trabajo, el inglés, y para todo lo demás, alemán. Es lo más razonable, me parece. Pero no me desvío de lo que quería contar hoy, y a ello voy. Un día de la semana pasada bajé a ver a mi jefe para preguntar una cosa y en ese momento empezamos hablar, con otro compañero de por medio, sobre lo que debía hacer yo en ese momento: bajar con el jefe a estudiar una muestra o quedarme con el compi para instalar la impresora en mi ordenador. Aquello fue íntegramente en alemán y, claro, yo no me enteraba exactamente de lo que tenía que hacer. Lo curioso es que interiomente yo pensaba en inglés y no en español. Sí, mientras estos dos hablaban en alemán entre ellos y conmigo, yo no me preguntaba: "¿dónde y con quién tengo que ir ahora?" sino "where should I go now?"

Una sensación rarísima cuando me di cuenta, porque al principio aquello era de lo más normal del mundo. Sucede que de repente te preguntas a tí mismo que qué haces pensando en inglés. Supongo que será por la difucultad idiomática, es decir, al resultarme difícil el alemán, por ahora, el hecho de hacer las cosas en inglés es tremendamente sencillo, pese a que yo no sea bilingüe, ni mucho menos, y es que mi nivel de inglés es normalito. Pero así son las cosas...

viernes, 17 de agosto de 2007

Y llegué a Jena


Ahí tienen la torre de las narices vista desde mi habitación por la noche. El primero de Agostó llegó y mis cortas y breves vacaciones se terminaron. Bueno, finalizaron el día 31 de Julio, cuando emprendí el viaje hacia tierras alemanas. Esta vez no era por un par de semanas ni siquiera por un par de meses o tres, como había sido anteriormente. Esta vez me iba para vivir allí. Algo inquieto, sin darme aún cuenta de lo que esto significaba, sin saber qué echar en la maleta, si mucho o si poco, si centrarme en el verano o llevar ropa de invierno, si iba a volver a finales de Agosto a por el coche o no... muchas dudas para tan poco tiempo de reflexión.

Al final traté de llevarme lo menos posible, por no cargar con mucho peso. Es decir, colección básica de ropa, ordenador y libros. La primera en la frente fue en el mostrador de Clickair, sobrepeso de 5 kilos que había que pagar, porque "nosotros ya no somos Iberia sino clickair, que es una compañía de bajo coste" así que a aflojar 30 aurelios. Simpática la chica. Y encima el vuelo desde Sevilla a Frankfurt lo han quitado, con lo bien que me venía. Dicen que no es lo suficientemente rentable, aunque ese día el avión iba prácticamente lleno. Se escucha que a lo mejor ponen una ruta a Munich, a ver si es verdad, porque apenas hay conexiones de Sevilla con Alemania. Y viajar a la Alemania del Este es toda una historia, os lo puedo asegurar.

Aterrizaje en Frankfurt a las 12, recogida de la maleta, que salió la primera, y paseíto a la estación de trenes. Allí tomé un ICE a Weimar y luego un regional a Jena, donde me estaba esperando uno de mis futuros compis de trabajo. Y el siguiente paso era ir a mi casa. Yo ya había visto que estaba cerca de la estación Jena West, donde yo llegué, pero en los mapas no se ven las cuestas. Tremendo desnivel para llegar a lo que tuve que sumar las escaleras a un tercer piso, con una maleta de 25 kg de peso, el portátil y una pequeña maleta con libros.

Mi casa está bien. Vivo en una especie de residencia de la Universidad que consiste en apartamentos individuales. Mi habitación es bastante grande, con dos camas y varios sofás, muebles, televisión y baño. La cocina, con su microondas, horno y lavavajillas es para compartir con otros 3 apartamentos, aunque nunca coincidimos. El problema es que no tiene conexión a internet, aparte de su ubicación. Está en una montaña, y mi instituto está en otra. En medio hay un valle donde está el centro de la ciudad y por donde pasa el río Saale, y este es el principal problema en la ciudad, mis desplazamientos. Todos los días acabo empapado de sudor tras los esfuerzos para subir las tremendas cuestas que hay por aquí, cargando con el portátil y claro, eso no es agradable. Media hora de paseo de ida, media de vuelta y otro par de quince minutos para bajar a comer a la ciudad... no es que sea la situación ideal. Hoy he decidido dejar el portátil en el Instituto entre semana, porque llevarlo y traerlo es un esfuerzo inútil. También ahora hace algo más de fresco, lo que se agradece.

Laboralmente, va bien la cosa, pero ese no es el tema. Y como principal duda en la actualidad es la cuestión del coche, si traérmelo o no. Tampoco tengo seguridad sobre mi residencia final, incluida la ciudad, así que creo que quedará pendiente.

Pues eso, este es el resumen de mi situación actual. Poco a poco intentaré seguir escribiendo y contendo mis aventuras y desventuras. Síganlo, que es gratis...