La primera tertulia en Bayreuth, si he declinado bien los adjetivos. Seguramente ustedes conocerán las tertulias de cada jueves en Jena, de las que he recopilado varias frases más. Pues una semana he tardado en asistir a las de Bayreuth, aunque hay que reconocer que son de otro estilo. Vayamos por partes...
Viernes, final de la primera semana. Algunos investigadores del instituto van a nadar regularmente, y yo finalmente me decido. Total, es el último día de la semana y no hay aún mucho trabajo experimental, por lo que me da tiempo de volver a casa, dejar el ordenador y agarrar las cosas de la piscina. Al final ni la posdoc francesa ni la canadiense fueron ayer a nadar, así que fui con Willem, nuestro estudiantes holandés, y con Adam, un estudiante australiano de estancia en Bayreuth. Me fascina la piscina a la que vamos, no vigila nadie la entrada. Hay una máquina en la que puedes comprar una entrada por un día por el módico precio de 3 €. Con esto te dan una ficha que vale tanto para pasar el torno de entrada como para el candado del armario del vestuario. Todo pulcro, limpio y ordenado. Y sin mucha gente. La piscina es grande, de 50 metros, casi el doble de largo que la mía en Sevilla, lo cual es un pequeño inconveniente, y es que nadar un largo cuesta un poco más. Además, no se da pie. Si quieres descansar tienes que apoyarte en una especie de escalón en la pared, lo cual no es demasido cómodo. Pero bien, iré más veces. Además, al final fui el que más duró, pese a que llevaba casi un año sin nadar. Mis compis son un poco flojitos...
Y después del ejercicio, hockey sobre hielo. No jugarlo, sino verlo: Los Tigres de Bayreuth. Ayer jugaron contra el ESV Buchloe, cuartos de final de la Copa de Baviera. Y ganamos, por cuatro goles, por lo que pasamos a semifinales. Curioso ese deporte: tres tiempos de 20 minutos (viva la simetría), la "pelota" puede rebotar en las paredes y se pegan tales porrazos los jugadores entre ellos y contra las vallas... y encima tienen un palo. Muy violento, sí señor. Pero engancha. Sólo había un problema: en el estadio hacía algo de frío. Pese a ser cubierto no se podía poner la calefacción por motivos evidentes.
Y tras el partido, la tertulia, eso que estaban ustedes esperando. Esta vez fue en Oskar, uno de los bares-restaurantes más interesantes de Bayreuth, en el Marktplatz. Muy diferente a Jena, moderno, ordenado, muy alemán y con luz. No mejor ni peor, sólo distinto. Algo más caro quizás. Ah, y sin tabaco. ¡Qué gozada no salir de allí oliendo a humo! Y la tertulia nada tenía que envidiar a las de Jena, salvo por el idioma, inglés en esta ocasión. Allí estuvimos un españolito, un australiano, un holandés, un canadiense y un alemán de Sajonia dedicándonos a la metafísica profunda, geopolítica internacional, evolucionismo, religiones y más metafísica hiperprofunda. Para ser la primera fue curiosa, aunque yo hubiera preferido hablar algo sobre fútbol y otras cosas más simples, que para eso sí me dan tanto mi inglés como mi alemán. Demasiado intelectual todo, la verdad. Sí, me gustan esos temas, pero hablar sobre eso en inglés me resulta complicado, más aún cuando en Jena sólo he hablado en español y en alemán. A veces me perdía. De hecho Adam, el australiano, se preocupó bastante porque cuando hablaba del sentimiento religioso, aunque yo podría coindicir con él en bastantes aspectos, yo me quedé callado. Me llegó a pedir perdón porque llegó a creer que yo era una persona profundamente religiosa y me había sentido ofendido. Tremendo...
Tras varias cervezas y una caipi, a la 1.30, tras tres horas y media de conversación, nos dijeron que cerraban, así que para casa, dando un paseíto. Genial todo, la verdad, y mejorando con el tiempo.
The ultimate hitchhiker's guide to the galaxy
Hace 2 semanas
1 comentario:
"oskar", me suena ese sitio, alguna caipiriña en la hora feliz nos tomamos no???
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