La capital de Turingia, en Alemania central, es una bonita ciudad medieval de poco más de 200.000 habitantes, con edificios bastante cuidados y muy bien conservados. Pero aparte de esto, es una ciudad agradable, con sus comercios, muy alemana y donde se podría vivir sin problemas. Quizás no se pueda comparar con Leipzig o Nuremberg, ciudades que la doblan en población, pero es indudable que Erfurt tiene su encanto.
La Deutsche Bahn permite comprar un billete por 6 € para viajar todo un día en trenes regionales en un radio de 50 km alrededor de la estación elegida. Hopper ticket se llama el invento. Llegamos a Erfurt tras casi media hora de trayecto. Ya conocía algo la ciudad, en concreto los alrededores de la estación, que visitamos en Diciembre volviendo de Eisenach. El día era fresco, pero sin ser excesivamente frío, sólo algo de viento. De hecho llevaba el abrigo de invierno sevillano y no el alemán. Aunque estaba nublado, la luz era buena para hacer fotos. Me gustaban las condiciones meteorológicas, algo melancólicas. La estación de trenes es nueva, y da a una plaza bastante amplia, la Willy Brandt Platz. Allí hay una oficina de turismo, donde nos dieron un mapa y me compré una taza con la bandera y el escudo de Turingia.
Willy Brandt Platz
Tras esto subimos por la Bahnhofstraße hasta Anger, la zona comercial por excelencia de la ciudad, donde se encuentra el edificio central de correos.
Anger
De ahí, fuimos a la Fischmarkt, cuyo nombre se debe al antiguo mercado de pescado que existía allí. En esta plaza, presidida por un San Martín con uniforme de legionario romano, patrón de la ciudad, se encuentra el Rathaus, ayuntamiento, construido a finales del siglo XIX y de estilo neogótico. Por allí se ven muchas casas palacio interesantes, en especial en la Marktstraße, donde destaca la Allerheilegenkirche, Iglesia de todos los Santos, constuida en el siglo XII y reconstruida cien años después tras un incendio.
Rathaus
Marktstraße, con la Allerheilegenkirche
Al final de esta calle se encuentra la Domplatz, plaza donde están los dos edificios más notables de la ciudad: la Catedral, de estilo románico tardío y con bonitas vidrieras, y la Severikirche, construida entre los siglos XIII y XV. Me gustan los tejados con ese característico tono verdoso.
Catedral (izquierda) e Iglesia de San Severo (derecha)
Entratanto bajamos a la plaza del Ayuntamiento para comer algo, justo en el lado derecho del edificio, en un sitio bastante cómodo y agradable. Y por último, de nuevo junto a la Domplatz, se alza la Petersberg, una colina que domina el centro histórico de la ciudad en la que se encuentra una fortaleza militar, la Zitadelle, con sus murallas correspondientes y una puerta barroca de entrada. Los primeros restos datan de inicios del siglo VIII.
2 comentarios:
Otra genial descripción bloguera de tus visitas, felicidades.
En cierto modo siento que puedo viajar a través de tu blog. Genial.
Un saludo,
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