viernes, 25 de enero de 2008

Jacinto Benavente en Jena

Ayer fue otro de los días gloriosos en Jena, y algo surrealista también. Resulta que hay un grupo de teatro formado por estudiantes alemanes de español, llamado Los Locodrilos, que actuaba en el Café Wagner, representando una obra de Jacinto Benavente, Los intereses creados. En español, obviamente. Y claro, uno no se podía peder tal acontecimiento, así que allí nos juntamos la sección española, que sigue creciendo, por cierto. Ayer, entre científicos y erasmus españoles, copábamos la sala. ¡Quién me iba a decir que iba a disfrutar de teatro en español en pleno centro de Alemania! Una pasada.

Cuando uno entra en el Café Wagner, al final de la Wagnergasse, tiene la sensación de retroceder varias décadas en el tiempo. Esas sillas, esas mesas, esos sofás... me recuerdan a algunos sitios de La Alameda en Sevilla. Su encanto peculiar que tiene, también hay que decirlo. Y lo importante, la obra muy buena, y bien representada. Realmente tiene mérito hacer algo así, y más aún cuando no es en tu idioma. Apenas año y medio decía la profesora y directora que llevaba estudiando español alguno de estos alemancitos. Ni de lejos llega mi alemán a su español. Su trabajo merece admiración. Primero por todo el esfuerzo en memorizar, y segundo por la dificultad idiomática. Además, había algunas partes donde el español era bastante coloquial. Le han dedicado tiempo. De todas formas, ¡qué bonito esto de dedicarse a las artes y a las humanidades! A saber por qué estoy yo entre vectores de Burger y dislocaciones y no me dedico a contemplar y retratar la existencia humana, las relaciones humanas, las actitudes de las personas ante la vida y, bueno, los intereses creados.

De todas formas a algo de esto parece que me dedico. Ayer conocí a más españoles, recién llegados a Jena:

-¿Así que tú eres Alberto el del blog?
- Mmm, sí, ¿me leéis? Supongo que D y G os habrán pasado la dirección.
- No, dimos con él por casualidad, por Google. Eres el único que escribe en español sobre Jena.

Cosas así alegran, la verdad, que todos tenemos nuestro lado vanidoso y yo no voy a ser menos. De todas formas no soy el único español que escribe sobre esta nuestra ciudad. Disfruten ustedes también de las cosas del amigo akolostisch, quien también dedicó en su día un artículo al grupo de teatro. A ver si se anima y sube algunas fotos de ayer, él, un barcelonés a una cámara pegado... (0.39, actualización, ya las ha subido)

Y tras la representación nos quedamos en el Café Wagner un rato más. Siempre pasa lo mismo "sólo para una cerveza, ¿eh?" pero al final... bueno, tampoco acabamos demasiado tarde. Aunque al final nos tuvimos que ir porque "gente, los actores se están yendo, pero no sólo es eso, los erasmus también", así que imaginen. Si buena fue la obra mejor fue la posterior tertulia. Y así vamos contando los días...

PS. (Esto va para los locales): Lo de la lechuga finlandesa no era broma.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De todas formas, ¡qué bonito esto de dedicarse a las artes y a las humanidades! A saber por qué estoy yo entre vectores de Burger y dislocaciones y no me dedico a contemplar y retratar la existencia humana, las relaciones humanas, las actitudes de las personas ante la vida y, bueno, los intereses creados.

Te lo digo yo: porque las ciencias dan de comer 100/100, y las artes y las humanidades 1/100.

Unknown dijo...

Muy bueno Albertillo el del blog;)
Un saludo a -15c!!;)

b... dijo...

Eso mismo acabo de pensar al poner Bayern 4... ¿en qué momento cambié a Schubert por Dijkstra? :(

Parece que eso de pasarlo bien no se os da nada mal :).

Dani - quepacha dijo...

Jeje, cuando los Erasmus se van, es que es hora de recogerse. ¿Seguro que no había amanecido ya? Jaja.

Pues sí Albert, sí que uno dedicado al mundo tecnológico se plantea más de una (y de dos) veces qué narices hace aquí, en lugar de provocar que el vello ajeno se erice con su obra.

Y es que prefiero comer pan duro a ser un esclavo del modelo empresarial actual que rige el sector en el que me encuentro, ya lo sabes.

Cualquier día me compro una caña de pescar y me voy a una isla griega (la isla de Thassos) y no vuelvo a tocar un teclado ni para sacar dinero del cajero :-).