Este era el título del correo inicial, escrito por servidor, cuyo contenido era el siguiente:
Bueno gente, ya de vuelta en tierras germánicas, supongo. Menos mal que no hace excesivo frío e incluso hoy tenemos sol. Espero que los Reyes Magos os hayan echado muchas cosas y que el año haya empezado medianamente bien. A ver, tenemos pendiente una cena en mi "casa" para celebrar la Navidad o el fin de ella, según cada cual y sus gustos. La idea es hacerla el sábado que viene por la noche, intentaré reservar una sala en mi residencia. Necesito saber quién se apunta. Y también sugerencias respecto a lo que podemos hacer y voluntarios/as para preparar platos típicos de la zona de cada uno. Alberto
PS. Espero no dejarme a nadie en la lista, ya sabéis que todos son invitados...
PS2: Lo del sábado no excluye no vernos antes para así poder llorar en nuestros hombros...
Tras un intercambio de 31 correos electrónicos más, sin contar los privados, organizamos ayer la famosa cena de postnavidad que teníamos pendente y que habíamos acordado antes de irnos a pasar la Navidad en casa. Y tengo que decir que ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en Jena, sólo comparable a una cena en un restaurante mexicano en Diciembre y a la salida de la última carrera de Fórmula 1 de la temporada pasada en el Cheers American Sport bar.
Ayer hablando con Luis, un postdoc de Córdoba casi vecino mío aquí en Jena, concluimos de regreso a casa que cuando eres nuevo en un sitio las dos primeras semanas sueles estar solo, lo cual también agradeces porque sirve para desconectar un poco; a partir de ese momento empiezas a conocer gente, pero no es hasta pasados unos dos meses, tras conocer y pillar confianza mutua, cuando tienes un grupo de amigos donde hay buen rollo y confianza. No pasamos de ahí en nuestro razonamiento. Pues bien, ayer nos lo pasamos genial, al menos yo. La idea era bien clara: para superar el regreso a Jena tras las Navidades teníamos que reunirnos todos para hacer una especie de cena navideña, en Enero. Esta semana se ha demostrado que la idea era bastante buena, porque no sólo fue duro mi regreso, sino que así parece haber sido la tónica general.
Así que reservé la cocina y un salón del edificio donde vivo, con la idea de hacer una celebración medianamente pequeña. Pues no, al final nos juntamos 20 personas: un chico y tres chicas de Argentina, dos chicas y tres chicos de México, una chica de Italia, dos chicas alemanas y una chica y siete chicos españoles. Por mis manos pasaron 24 huevos, lo que corresponde a 3 tortillas de patatas de 8 huevos cada una. Ayer decidí hacerlas poco después de comer, para no ir con prisa, y pasarlas por el microondas un poco antes de la cena. Salió bien. Las alemanas dicen que fue lo que más les gustó, aunque no sé si fue una respuesta diplomática a mi pregunta. La cuestión es que me salieron muy ricas, ya le he pillado el truco a las placas de inducción que tengo en casa y ya no se me queman. También puse un poco de queso, chorizo y salchichón patrio.
La sección argentina, Mariana, Paola, Sofía y Pablo, se dedicó a hacer empanadas y una especie de tarta de carne. Comparon la masa, la harina, y la amasaron y rellenaron ellos. Todo acompañado de mate, una especie de infusión que al parecer les daba energía para trabajar. Lástima de que nuestro horno fuera limitado, pero les quedó todo fantástico.
Las chicas alemanas, Catha y Pini, trajeron una deliciosa tarta de fresas estilo alemán y dulces de manzana. Pablo, Verónica, Carolina, Alí y Carlos, sección mexicana, se ocuparon de las bebidas y de los snacks. Y al final los españoles: Luis trajo croquetas, Francisco, turrón de Jijona, Raúl trajo cava, jamón y dulces, Daniel, sobrasada y una ensaimada, Guillermo y Ana (italianerin), otra tarta y Carlos y Ana, que al final se nos unieron, más bebida. Espero no haberme dejado a nadie ni nada. Pero eso no fue lo más importante, porque lo mejor fue la compañía.
Los argentinos son increíbles. Normalmente en una conversación siempre llega el momento en el que hay pocas cosas de las que hablar, se para un poco y al rato suele aparecer otro tema y se empieza de nuevo. Bien, con los argentinos esto no pasa, siempre tienen temas para hablar, y nunca se les agotan. Además, con ese acento tan característico, cualquiera no queda rendido a su pies. Yo creo que a los españoles nos hipnotizan, y lo saben, nos tienen pillados por nuestro punto débil. Hubo momentos de un monólogo entre ellos cuatro sobre el tango y el folklore en el que los españoles que quedábamos nos mirábamos entre nosotros con cara de admiración y asombro. Sin embargo les ganamos, ya que tras la cena salimos a tomar algo y ellos se apearon antes de tiempo. Ahí, la armada española resistiendo hasta el final y venciendo por retirada del rival...
Excepcional todo, y como sé que muchos de ustedes os pasáis por aquí, sólo me queda daros las gracias.
PS. Espero no dejarme a nadie en la lista, ya sabéis que todos son invitados...
PS2: Lo del sábado no excluye no vernos antes para así poder llorar en nuestros hombros...
Tras un intercambio de 31 correos electrónicos más, sin contar los privados, organizamos ayer la famosa cena de postnavidad que teníamos pendente y que habíamos acordado antes de irnos a pasar la Navidad en casa. Y tengo que decir que ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en Jena, sólo comparable a una cena en un restaurante mexicano en Diciembre y a la salida de la última carrera de Fórmula 1 de la temporada pasada en el Cheers American Sport bar.
Ayer hablando con Luis, un postdoc de Córdoba casi vecino mío aquí en Jena, concluimos de regreso a casa que cuando eres nuevo en un sitio las dos primeras semanas sueles estar solo, lo cual también agradeces porque sirve para desconectar un poco; a partir de ese momento empiezas a conocer gente, pero no es hasta pasados unos dos meses, tras conocer y pillar confianza mutua, cuando tienes un grupo de amigos donde hay buen rollo y confianza. No pasamos de ahí en nuestro razonamiento. Pues bien, ayer nos lo pasamos genial, al menos yo. La idea era bien clara: para superar el regreso a Jena tras las Navidades teníamos que reunirnos todos para hacer una especie de cena navideña, en Enero. Esta semana se ha demostrado que la idea era bastante buena, porque no sólo fue duro mi regreso, sino que así parece haber sido la tónica general.
Así que reservé la cocina y un salón del edificio donde vivo, con la idea de hacer una celebración medianamente pequeña. Pues no, al final nos juntamos 20 personas: un chico y tres chicas de Argentina, dos chicas y tres chicos de México, una chica de Italia, dos chicas alemanas y una chica y siete chicos españoles. Por mis manos pasaron 24 huevos, lo que corresponde a 3 tortillas de patatas de 8 huevos cada una. Ayer decidí hacerlas poco después de comer, para no ir con prisa, y pasarlas por el microondas un poco antes de la cena. Salió bien. Las alemanas dicen que fue lo que más les gustó, aunque no sé si fue una respuesta diplomática a mi pregunta. La cuestión es que me salieron muy ricas, ya le he pillado el truco a las placas de inducción que tengo en casa y ya no se me queman. También puse un poco de queso, chorizo y salchichón patrio.
La sección argentina, Mariana, Paola, Sofía y Pablo, se dedicó a hacer empanadas y una especie de tarta de carne. Comparon la masa, la harina, y la amasaron y rellenaron ellos. Todo acompañado de mate, una especie de infusión que al parecer les daba energía para trabajar. Lástima de que nuestro horno fuera limitado, pero les quedó todo fantástico.
Paola y Mariana, rebosando felicidad, enfriando la carne según el típico estilo alemán consistente en sacar las cosas a la calle
Las chicas alemanas, Catha y Pini, trajeron una deliciosa tarta de fresas estilo alemán y dulces de manzana. Pablo, Verónica, Carolina, Alí y Carlos, sección mexicana, se ocuparon de las bebidas y de los snacks. Y al final los españoles: Luis trajo croquetas, Francisco, turrón de Jijona, Raúl trajo cava, jamón y dulces, Daniel, sobrasada y una ensaimada, Guillermo y Ana (italianerin), otra tarta y Carlos y Ana, que al final se nos unieron, más bebida. Espero no haberme dejado a nadie ni nada. Pero eso no fue lo más importante, porque lo mejor fue la compañía.
Los argentinos son increíbles. Normalmente en una conversación siempre llega el momento en el que hay pocas cosas de las que hablar, se para un poco y al rato suele aparecer otro tema y se empieza de nuevo. Bien, con los argentinos esto no pasa, siempre tienen temas para hablar, y nunca se les agotan. Además, con ese acento tan característico, cualquiera no queda rendido a su pies. Yo creo que a los españoles nos hipnotizan, y lo saben, nos tienen pillados por nuestro punto débil. Hubo momentos de un monólogo entre ellos cuatro sobre el tango y el folklore en el que los españoles que quedábamos nos mirábamos entre nosotros con cara de admiración y asombro. Sin embargo les ganamos, ya que tras la cena salimos a tomar algo y ellos se apearon antes de tiempo. Ahí, la armada española resistiendo hasta el final y venciendo por retirada del rival...
Excepcional todo, y como sé que muchos de ustedes os pasáis por aquí, sólo me queda daros las gracias.
7 comentarios:
muy ricas las tortillas no? que chefs mas guapas, un saludo y feliz año!!
La pasamos muy bien, razón de mas para repetirlo pronto(pero con algun buen horno!!). Gracias x los comentarios hacia los argentinos!!! No es que tengamos poco "aguante" sino que de las exeriencias (Rossen) aprendemos... asique la seguimos, y bastante largo, con las inagotables charlas tomando algo x ahi. Asique nada de vencernos ehh...
Gracias x las fotos!
me alegro que ya te sientas mejor. solo era cuestion de tiempo. Sigue disfrutando y sabes q nos debes una rica tortilla de patatas cnd vuelvas. besos!
Menuda pinta las tortillas, Clau. Vital lo de la cena de navidad tras la vuelta a la estancia. Imagino que es sensación de mucha gente la de encontrarse raro a la vuelta pero es difícil que la gente lo transmita y lo comparta. En la vuelta al curro también me ha ocurrido algo así, y eso que sólo me desplazo a 10 minutos de mi casa.
A la gente que ha estado viniendo en navidad no le ha costado tanto el regreso, sólo estuvieron 3 días de vacaciones entre 2 días trabajados. Y ya sabes lo que a mí me cuesta volver a la rutina, y más tal y como ando. Pero a la gente le cuesta transmitir esa sensación.
Y qué mejor forma que comenzar la vuelta al tajo con la panza llena, ¿eh? Jejeje. Que envidia. Como ya sabes, me encanta el turismo gastronómico, y mis tripas rugen al ver tanta foto de comida! Jeje.
Me he planteado seriamente lo de crear mi blog como me sugeriste, y puede que lo haga en breve. Aprovecharé para publicitarme aquí ya que tienes, como se puede observar, un público bastante abultado, jeje.
Un abrazo,
Dani - quepacha.
Si al final va a ser 100% cierto eso de salir de españa=tortilla de patatas! ;)
Un saludo!
Y que lo digáis, yo he preparado tortilla esta Navidad y creo que no la comía desde que estuve en Alemania!!
Genial fiestecilla Alberto!
A ver si alguna vez puedo estar vosotros en otra cena como esta... claro que antes deberías invitarme a visitarte que todavía no me has invitado!!! :D
Cuídate ;)
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