lunes, 7 de abril de 2008

Hacer el mal

El que les habla está a punto de cruzar esa delgada línea que separa los buenos modales entre vecinos del terrorismo vecinal. Cada día se supera la cosa, y se centra en el electrodoméstico común: la lavadora. Nunca he vivido en comunidad. Bueno, sí, en Sevilla lo hice por año y pico, pero como yo tenía mis horarios apenas interaccionaba con el resto del mundo. Hablé dos veces con los vecinos de abajo, otro par con una chica que ofrecía una habitación en el primero pero que ya la había alquilado, y con mis vecinos de al lado para preguntar si tenían un día problemas con la presión del agua. Nada más.

Aquí es diferente, y empiezo a recordar esa gran serie llamada Aquí no hay quien viva. No tengo lavadora en mi casa. Es lo único que falta. Eso y el microondas. De hecho hay espacio en el baño, con su instalación y todo, pero hasta ahora nada de nada, así que me toca usar la lavadora común que hay en el sótano. No es problema, funciona con fichas que hay que comprar a la simpática portera, esa amable señora que me clavó 10 € nada más llegar por poner mi nombre en la puerta de mi casa, en mi buzón y en la puerta de la calle. Ah, y que me trató casi como un delincuente porque no fui a dárselos justo después de ver mi apellido puesto y tuvo que recordármelo. ("No se le ocurrirá a esta tía pedirte 10 € por ponerte el nombre en la puerta, ¿no?" me decía MJ el día de la mudanza. Tampoco ella se enteró muy bien. "No creo, me parece que se ha referido al precio de las fichas de la lavadora" dije yo. No era así por lo que se ve...).

Prosigo, la lavadora es la fuente de conflictos del edificio. Para empezar, por sus horarios: días normales hasta las 8, sábados hasta las 6 y domingos y festivos prohibido lavar la ropa. Empezamos bien, los que trabajemos hasta tarde nos aguantamos y punto. Si quieres usarla, se puede reservar en el cuaderno que hay junto a la máquina. Pero esto de las reservas es una trola, aquí cada cual hace lo que le viene en gana, y como yo no voy a ser más alemán que los alemanes, así empezaré a actuar yo también. Como tenga que lavar la ropa un domingo, lo haré sin problemas. ¡Pero si está en el sótano! ¿A quién molesta?

"Mi favorito para hacer el mal es el HF", frase de un amigo castellano, fue lo que se me vino a la cabeza el día antes de volver a España por Semana Santa. Yo había reservado de 7 a 8, llegué a las 6.30 y había ropa dentro, con la lavadora terminada. Hice lo mismo a las 7 y a las 7.30 y allí dentro seguía la ropa. Alguien se había olvidado de que yo venía detrás. La última vez me crucé con la responsable en el ascensor, una chica algo menor que yo a la que pregunté si era suya la ropa y que si había terminado. Me dijo que sí, así que subí a casa a por mis cosas para proceder a poner mi lavadora, pero la muy alemana tras olvidarse su ropa por más de una hora dentro de la máquina tuvo el descaro de poner otra. Vamos, que se había reído en mi cara. Y no contenta con eso volvió a olvidarse de su colada. Así que a las nueve y pico decidí abrir la puerta del cacharro, sacar su ropa, dejarla sobre las bolsas que tenía allí y poner la mía.

Pero lo más divertido acaba de pasar hoy, día en el que había reservado de 7 a 8 también. Hoy había otra lavadora terminada y una nota que decía algo así como "Bitte Wäschen, in Wanne. Komme erst um 20.00." ¿Qué diablos será Wanne? Hala, a subir a casa a ver el diccionario. En efecto, significa cubo o pileta, y supongo que se referiría al que estaba junto a la lavadora. Otra vez tocaba sacar ropa de gente extraña, y esta vez eran trapos y cosas similares. Ah, y restos de una naranja. Sí señor, eine Orange, supongo que para perfumar los trapos, a falta de detergente.

Eso no se me podía escapar, así que puse mi ropa rápido y subí a casa a por la cámara para retratar tal momento. Schade, porque cuando llegué me encontré ya allí a la propietaria de la fruta, y no era plan, así que se han perdido ustedes un documento la mar de interesante. Por más que se lo he explicado a la señora no se lo creía: "que no, que la naranja estaba dentro de la lavadora". Se ve que la mujer no la introdujo allí conscientemente.

Lo dicho, a partir de ahora llega la ley de la selva...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi bloque berlinés, después de varios meses haciendo el panoli, tomé la sanísima determinación de sacar la ropa y dejarla tirada en cualquier sitio del cuarto de lavadoras para poner yo la mía. Yo cronometraba religiosamente mis lavadoras y bajaba a recogerlas justo en el minuto en que terminaban para no estar ocupando sin necesidad y terminó por tocarme los cojones que la peña dejara sus lavadoras allí HOOOOOORAS infinitas. Y encima una vez me hicieron lo mismo que cuentas: me dijeron «ahora mismo la quito» y cuando bajé con mi ropa me encontré que habían puesto otra lavadora. Teniendo en cuenta que vivía en un séptimo y que el ascensor estaba estropeado, me cagué en todo lo que se meneaba, moví manualmente el programa de la lavadora para que tirara el agua y terminara, saqué la ropa e hice guardia con cara de perro mientras se lavaba la mía. Dos días después, la ropa seguía tirada en el suelo, así que si llego a ser benevolente y esperar a que a la señora le diera la gana de bajar a por su ropa, igual todavía hoy estaba esperando para poner mi lavadora.

Compai panita dijo...

y yo que pensé que los alemanes eran tan ordenaditos y respetuosos...pues ya sabes, en el país de los lobos hay que aullar como todos.

Anónimo dijo...

En honor a la verdad, quienes hacían esto en mi bloque no eran alemanes, sino gente del Este. Pinta alemana, alemán perfecto, a otros extranjeros les «colaban» como alemanes... pero no lo eran.
Pero vamos, que los alemanes, como todos los germanos en general, son unos guarretes de cuidado dentro de su casa.

Marta Salazar dijo...

"Como tenga que lavar la ropa un domingo, lo haré sin problemas. ¡Pero si está en el sótano! ¿A quién molesta?"

pero si es PECADO!!!

que no sabías?

tratar mal a los demás, aprovecharse de los estudiantes cobrando 10 euros, acostarse cada noche con uno/a nuevo/a, eso no es pecado en Alemania, pero sí lavar los domingos!!!

es el puritanismo protestante omnipresente, no lo sabías?

Sí, te iba a decir que "tienes derecho" a sacar la ropa y ponerla en la Wanne o el balde (Eimer) o donde quieras...

podemos alegrarnos de que algún estudiante alemán lave su ropa...

en mi Wohnheim, había muchas máquinas por eso, no tenía problemas, pero no hay como tener máquina propia!

Un abrazo fuerte!

Marta Salazar dijo...

"omé la sanísima determinación de sacar la ropa y dejarla tirada en cualquier sitio del cuarto de lavadoras para poner yo la mía"

bueno, en cualquier sitio... eso tampoco está bien...

"respetuosos", muy poco o nada. Depende de quién...

La verdad es que los del Este siempre me han parecido más respetuosos (salvo que sean comunistas, que los hay, sobre todo en el Este de Alemania) que los alemanes, pero tal vez, en Berlín sea distinto...

saludos a todos!