lunes, 19 de octubre de 2009

Schweineschulter

Dos han sido las aportaciones de este fin de semana. Una, que no sólo de Haxe viven tus visitantes. La otra, que en general las ciudades no sólo se reducen a su parte central. Nada nuevo, ciertamente.

Las visitas, ya sean dadas o recibidas, siguen discurriendo sin fin. Segundo fin de semana consecutivo de anfitrión. Creo que desde primeros de Julio, entre unas cosas y otras, apenas he tenido dos fines de semana de Agosto y otro a finales de Septiembre en los que haya estado completamente solo. Positivo y motivo de alegría, obviamente.

Ayer enseñando Nuremberg a dos amigos. Hoy, domingo tranquilo y relajado en Bayreuth. Ya son dos fines de semana en los que puedo disfrutar del trasiego matutino de las ciudades alemanas, pese a que este ha sido algo lluvioso y bastante frío, aunque el sol intentaba salir a ratos para alegrarnos el día, Y como la tradición manda que hay que tomar el correspondiente Haxe, hoy he cambiado la elección y he elegido un restaurante-posada más auténtico, tradicional, familiar y acogedor, con un servicio bastante bueno y cercano y situado un poco alejado del centro de la ciudad, aunque no demasiado. Les hablo del Goldener Löwe de Bayreuth, el León Dorado. Ya intenté ir allí con la antepenúltima visita allá por mediados de Septiembre, pero estaba cerrado. Más pequeño de lo que uno se puede imaginar, sin demasiados lujos y algo minimalista, razón por las cuales entrar desde la fría y húmeda calle supone, más aún, un gran motivo de satisfacción.


No tenían Haxe, pero nos han recomendado en su defecto un Schweineschulter. Con sus correspondientes Klöße, que no podían faltar. Franconia en estado puro y para nada desorbitada. La felicidad y tranquilidad casi tocada con los dedos. La sobrevaloración que tenemos los españoles sobre nuestro país y nuestras cosas, aunque quizás esta afirmación pueda ser algo injusta. Luego café, más paseos, más Wagner y más anfitrión. El otoño, que sigue su curso y no descansa...

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