viernes, 10 de noviembre de 2006

Tijuana

El domingo por la mañana emprendimos viaje a México. Desde el centro de San Diego se puede tomar la lína azul del Trolley y, en unos 50 minutos, apareces en la frontera, en la estación de San Ysidro-Tijuana. Una vez allí se sube por una especie de puente y se sale de los Estados Unidos.

Primer chasco del día: no había nadie. Yo esperaba que algún policía norteamericano me dijera adiós y el correspondiente mexicano me dijera ¡hola! y de paso me sellara el pasaporte. Pero nada de nada. En México se puede entrar sin ningún problema. La puerta de salida de los Estados Unidos es un torno tipo estación de metro, pero a lo grande. Hacia las 10 de la mañana estábamos cruzando la frontera.

Isabel saliendo de los Estados Unidos

Límite

Otro país más para la lista

Justo al entrar en México pedimos un plano de la ciudad. Nada más entrar empiezan a acosarte los taxistas, que te esperan en la frontera. No es necesario, ya que se puede girar a mano derecha y en apenas 10 minutos llegar a la Avenida de la Revolución, centro comercial para turistas de Tijuana. El paisaje cambia un poco. Todos dicen que Tijuana no es representativa de México. El hecho de estar en la frontera le da un carácter peculiar. La gente es muy agradable, aunque te piden entrar en cada tienda y cada restaurante. Vimos la catedral, un mercado con condiciones regulares de salubridad y la zona comercial normal. Tengo que reconocer que en cuanto nos alejamos un poco daba un poco de miedo. La zona de la Avenida de la Revolución está medianamente limpia. También lo estaba la zona cultural.


Bienvenidos a Tijuana

Avenida Revolución

Catedral

Mercado local

Hay algún que otro tópico sobre Tijuana. Yo iba con algo de respeto, pero luego no es para tanto. Los americanos lo cuentan desde su punto de vista, y es que con las pintas que llevan y al no hablar el idioma son presa fácil de delincuentes varios. Y los jóvenes que pasan allí a beber, porque es más barato, tres cuartos de lo mismo. Ni Isabel ni yo entrábamos en ese conjunto. No deberíamos parecer muy españoles, porque siempre nos hablaban en inglés, pero cuando respondíamos en español y les decíamos que éramos de España, siempre nos respondían con ¡la madre patria! Me gustaba aquello. De todas formas es una ciudad fronteriza, y hay que tomar precauciones, como en todos lados. Por el día y en las zonas comerciales no suele haber problemas, ya que hay mucha gente en la calle. Por la noche supongo que será algo menos agradable. Y el tema de la corrupción policial... sinceramente no sé. Por lo visto le pasa de vez en cuando a los americanos. Bajo cualquier excusa el policía de turno intenta atemorizar al correspondiente americano o extranjero joven con pintas de haber ido a beber pidiéndole dinero a cambio de no arrestarlo por supuesta tenencia de drogas. Pero, en definitiva, sólo vi a un policía que pidió el pasaporte a un chico americano justo cuando nosotros entrábamos por la mañana. El mayor posible problema sería que nos robaran el pasaporte, porque volver a entrar a los Estados Unidos hubiera sido algo complicado. Resumiendo, un poco de cuidado, quizás algo más que en otras ciudades, pero tampoco es para tanto.

Aquello estaba lleno de tiendas donde podías comprar todo tipo de artesanía y recuerdos. Muchos americanos pasan a Tijuana a por medicinas, ya que allí no les piden recetas. De hecho, hay un montón de farmacias. En la cabezera de la Avenida Revolución tenían a un niño cantando rancheras. Cuando volvimos por la tarde aún estaba ahí, pobre chico...


Son típicos también los carros tirados de burros, que no se mueven, cuyo objetivo es atraer a los turistas a que se pongan el traje típico y se hagan una foto. Cuidado, no trates de hacer fotos por tu cuenta que se enfadan.


Quisimos ver también la zona comercial para los residentes y cultural, el cecut, alrededor de un museo y de un cine omnimax, para lo que pillamos un taxi, que nos llevó allí por unos 3 dólares. Esa parte era muy parecida a cualquier ciudad americana o europea, con centros comerciales y gente que iba en coches a ellos. Esa zona me gustó. Entramos en un museo de armas, que ya comenté en el otro blog.

Cine Omnimax, "la bola"

Museo y mapa del país

Curiosa señal de stop

Zona moderna y comercial de Tijuana

Se recomienda no beber agua y comprarla embotellada. Nosotros incluso ni comimos allí. Lo positivo es que se puede pagar en dólares en todos lados, hasta en los supermercados.

A las 3 de la tarde iniciamos la retirada, para que no nos pillara la noche. Para evitar problemas Isabel y yo no paramos de hablar en español entre nosotros hasta que estuvimos en la frontera, y es que no había que parecer americano, aunque ya dije antes que no era para tanto.


Vista de la ciudad camino de los USA

Entrar en los Estados Unidos es algo más difícil que salir, como se pueden imaginar. En coche se forman unas colas tremendas. Nosotros, como peatones, esperamos unos 20 minutos. Si entras en los EEUU sin visado, por menos de 90 días, puedes salir y volver a entrar sin problema, basta con enseñar el pasaporte y, si te la piden, la tarjeta verde que te dan a la entrada. Si vienes con visado de estudiante, te tienen que autorizar en la Universidad la salida del país, para lo que te tienen que firmar el formulario DS 2019. Sin embargo a Isabel no se lo pidieron a la entrada. Como norma general, cuanto más corta y sencilla sea la conversación con el agente de la frontera, mejor; con darle el pasaporte, vale. Si te pide más cosas, se los das; pero si no, nada. El señor agente de este día era mucho más simpático que el de Chicago.

Coches esperando a entrar en los Estados Unidos

Paso fronterizo

Y así terminó la visita testimonial, lo justo para decir que he estado en México. Gente agradable y paisaje distinto. Se nota la pobreza, sobre todo en algunas zonas, pero también tiene sus partes desarrolladas. No hay que caer en los tópicos.

4 comentarios:

Dreamer dijo...

Yo viajo, pero tu tp paras! jejeje... tengo ganas de ir por esa costa, pero será para el año que viene... Mi próxima visita será NY!!

Carlos López dijo...

Hay que ver cuánto mundo ve este muchacho... ¡si parece que eso de ir a estudiar sea una excusa! :P

Anónimo dijo...

Saludos, Clausius. Interesante tu visión de California. Es posible que el proximo año aterrice en Santa Bárbara (por favor, dime que no será tan traumático como parece los primeros días).
¿Cómo sobrevive un no-millonario?

Anónimo dijo...

es triste darse cuenta que quines realizar los comentario que se aprecian en cada foto sean de personas que ni siquiera son norteamericanos sinoo cualquier persona, tan es asi que ni siquiera se tomaron el tiempo de visitar los lugares que valen la pena, sino los mas simple y sencillo que solamente gente como ellos toman en cuanta