lunes, 6 de noviembre de 2006

San Diego

San Diego es la segunda ciudad de California, al sur del Estado y junto a la frontera con México. Desde Santa Bárbara son 220 millas, unos 350 km. El billete de ida y vuelta en tren, Amtrak, salía por 50 dólares, así que decidimos alquilar un coche. Aquí en Estados Unidos es casi fundamental, y a partir de dos personas sale incluso más barato. La primera vez que conducía un coche con cambio automático. Al principio es complicado, porque instintivamente tiendes a intentar cambiar de marchas como haces siempre. Puedes incluso intentar pisar el embrague con el pie izquierdo y pisar sin querer el freno, frenando casi en seco, pero a todo se acostumbra uno. No tienes tanto control sobre el coche como puedes tener sobre uno con cambio manual. Conducir así es distinto. No se usa el pie izquierdo y ya casi ni el derecho. Todos tienen control automático de velocidad, pudiendo aumentarla o disminuirla apretando sendos botones en el volante. En definitiva, yo me sentía como un niño con zapatos nuevos.

Chevrolet Cobalt que nos acompañó durante el fin de semana

El problema es pasar Los Ángeles, con su lío de autopistas, de la 101 a la interestatal 405 y luego, la 5 hasta San Diego. Nos encontramos algo de atasco, pero el viaje fue bueno en general. Yo, para variar, me quedé dormido. Recogimos el coche en el aeropuerto de Santa Bárbara y salimos hacia las 8.30 de la mañana. En Thousand Oaks (literalmente cientos de robles) recogimos a Mike, que se iba a venir con nosotros. Unas 4 horas más tarde llegamos a San Diego. Allí nos quedamos en un hotel cerca del centro.

Vistas desde nuestro hotel

Atardecer, desde nuestro hotel, con el Pacífico al fondo

Inicialmente queríamos pasar a Tijuana ese mismo día, pero visto el retraso, preferimos posponerlo para el domingo.

San Diego es una ciudad bien organizada. Me gustó bastante, no me importaría vivir allí. Un centro con edificios altos, típicas calles de ciudad, un ambiente parecido al de una ciudad europea, un buen clima y gente en la calle. Calles, por cierto, bastante limpias. El sistema de transporte público de San Diego es de lo mejorcito que se puede encontrar uno aquí. No hay metro, pero hay un sistema de tranvías, los trolleys.

Línea azul del trolley de San Diego

Tras dejar las cosas en el hotel, fuimos a Old Town San Diego, la ciudad antigua. Está formada por un parque central, con ciertos aires españoles, y con casas antiguas. Por allí comimos en un mexicano, nos tomamos unas margaritas y nos encontramos con un chico español de Irvine, que conocía a Mike.


Old town San Diego

Españoles en San Diego

Una de las cosas que más me maravilló de San Diego fue el Balboa Park. Es un espacio inmenso en pleno centro de la ciudad, que incluye hasta un Zoo, uno de los más famosos del mundo. No me dio tiempo de visitarlo, pero hubiera merecido la pena. De hecho Pablo, mi compañero de laboratorio en Sevilla, me lo recomendó. Si uno pasea por ese parque por un momento se olvida de que se encuentra en la costa oeste de los Estados Unidos, y es que está lleno de edificios preciosos de estilo barroco. Daba gusto pasear por allí.




Balboa Park

Posteriormente fuimos a ver un edificio famoso cerca de la playa, el Hotel de Coronado. Para llegar hay que pasar un puente algo largo.

Hotel del Coronado (foto prestada)

Finalizamos el día paseando por el centro, el downtown, plagado de gente en plena noche de sábado. Muy chulo el famoso restaurante Hooters, en el que entramos un momento. Podéis ver una foto aquí. Cenamos en un burguer, donde me tomé la segunda hamburguesa desde que llegué a los Estados Unidos.

El domingo por la mañana pasamos a México, a Tijuana, a la que dedicaré otra entrada distinta, que se me acumulan las fotos.

La zona moderna y la del puerto de San Diego la visitamos, ya Isabel y yo solos, el domingo por la tarde, al volver de Tijuana. Comimos algo en el Subway, un restaurante de sandwichs. Paseamos por sus calles, vimos el Palacio de Congresos y el estadio de Los Padres, un equipo de béisbol. Curioso contraste entre los edificios altos y modernos y la estación de tren, de estilo colonial español.

Estadio de Los Padres

Entrada al centro

Palacio de Congresos y quinta avenida

Calle con aspecto de ciudad moderna y organizada, con Subway a la izquierda e Isabel a la derecha

Downtown

Estación de Amtrak

Pasadas las 5 de la tarde iniciamos la vuelta a Santa Bárbara. Dejamos el coche, y a casa. De las ciudades que conozco de California San Diego es, sin duda, la que más me gusta.

4 comentarios:

Señor Pato dijo...

Doy fe de los frenazos en seco por la confusión de pedales derivada de la ausencia de embrague. Pero no piensen mal, yo iba de pasajero.

Marta Salazar dijo...

fantástico todos tus artículos contando tu viaje y tu experiencia en los EEUU. Sólo te puedo dar las gracias y desearte lo mejor para el resto de estos tres meses, un abrazo!

Anónimo dijo...

Concuerdo contigo San Diego es una buena ciudad para vivir,hace un mes volví de visitar a mi hermana que vive en coronado island y verdaderamente la calidad de vida es envidiable.Si regresas no dejes de visitar el Zoo,pasear en el ferry (cabrillo) y los Outlets de San Ysidro y Viejas

Anónimo dijo...

Hola!! Somos las hermanas de Isabel!! Hemos estado leiendo este blog y nos parece muy interesante, así hemos podido ver el súper viaje que habéis hecho!! Un abrazo.