Ese domingo teníamos que disfrutar de nuestro coche. Nos levantamos tarde, por motivos evidentes, y es que habíamos llegado a casa tardísimo la noche anterior, tras un palizón y un montón de kilómetros. Isabel quería bajar hacia Santa Mónica y Redondo Beach, pero a mí no me hacía demasiada gracia. Teníamos que devolver el coche a las 5 y media de la tarde y nos arriesgábamos a los atascos de Los Ángeles. Otra opción era subir hacia el norte. Finalmente hicimos lo más lógico, que era visitar los alrededores de Santa Bárbara, y finalmente creo que acertamos.
Ya dije antes que Santa Bárbara es como la Marbella del Pacífico, así que imaginen ustedes poder pasease por ella en un descapotable. Además, el tiempo nos acompañó, hizo un domingo realmente espectacular, en pleno mes de Noviembre. Un domingo lleno de exquisitez. Allí estábamos Isabel y yo disfrutando del paisaje cual jet set californiana.
La primera parada fue la Misión. La de Santa Bárbara es la más visitada de toda California. Estos edificios fueron construidos por los españoles allá por el siglo XVIII. Las Misiones, junto a los Presidios, fueron nuestros instrumentos de colonización de las nuevas tierras americanas. El estilo es colonial español, aunque la fachada de la iglesia fue reconstruida en el siglo XX, tras un terremoto. Muy bonito el jardín interior y bastante cusioso algún que otro cartel inequívocamente nuestro. Y pensar lo lejos que estamos...
Seguidamente fuimos al jardín botánico, que no llegamos a visitar. En otoño no hay tantas flores y no merece la pena pagar la entrada, al menos para nosotros. Visitamos otros parques ya cercanos a las pequeñas montañas que rodean Santa Bárbara, intentando encontrar buenas vistas del Pacífico y de la ciudad desde lo alto.
Finalmente, ayudados por un mapa, decidimos subir por las montañas e intentar pasar al otro lado del valle. Las vistas eran realmente espectaculares, tanto a uno, la verde Santa Bárbara, las playas, el océano Pacífico, las Channel Islands y las plataformas petroleras; como al otro, con montañas totalmente secas y erosionadas. Ni Isabel ni yo nos podríamos creer aquello, y es que era difícilmente imaginable esa situación. Casi nos parábamos en cualquier sitio posible dada la belleza de las vistas. No era para menos, esto no pasa siempre.
Isabel tomando fotos
El sol reflejado en el océano. ¿Ven las pistas del aeropuerto?
A la vuelta cominos en un Natur Café y aprovechamos el coche para hacer compras, sobre todo agua. Con el cambio de hora ya hacia las 6 de la tarde apenas había luz, por lo que era una hora ideal para devolver el coche y regresar en autobús a casa. Iba a ser difícil volver a la vida real.
El fin de semana había terminado. Tres maravillosos días. Por el tiempo veraniego que tuvimos, por la fiesta de Irvine y la gente que conocí, por el Joshua Tree Park y por las vistas de la ciudad donde vivo.
Difícilmente superable.
3 comentarios:
¡Qué pasa Alberto! no he podido eskypearte, no me deja... Preciosas vistas de SB. Pero creo que procede compararla con Marbella ¿o tambien hay caos urbanístico y turismo de cerveza y playa? :)
¡Y vaya cochazo! Esto es Hollywood (por un día).
Suerte que tienes de hacer tantos viajecillos. Sigue con tus crónicas.
¡Un saludo, mate!
Errata:
(quería decir "no procede compararla con Marbella")
Siempre que fui a EEUU tuve la suerte de haber vivido viajes excelentes y por eso me dan ganas de seguir yendo a ese magnifico lugar. Pero siempre trato de hacerlo al mejor precio y por eso trato de buscar vuelos baratos lan para llegar a mi destino
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