jueves, 29 de diciembre de 2005

Semana de relax

Mañana llega a su fin esta semana que me he tomado de descanso a sugerencia de mis jefas, y mía también. Sucede que de la teoría a la práctica hay un trecho, y yo como buen científico, soy fiel a ese tópico.

Me fastidia mucho tener que hacer de taxista. Hay cosas que no llego a comprender, porque cuando yo era estudiante universitario (hace muy poquito, no se crean ustedes...) los transportes públicos en Sevilla y alrededores eran 'excelentes' y 'todo el mundo iba en ellos'. Parece que con el paso del tiempo, coincidiendo con la etapa universitaria del segundo en el orden de sucesión, esto ha cambiado tela.

Así que madrugón para estar en una semana de relax. La situación geográfica de mi instituto, de la escuela de ingenieros y de mi gimnasio es estratégica, así que una vez allí, a las 9 de la mañana, me animé a ir al gimnasio. Mis primeros pensamientos eran volverme a casa y meterme de nuevo en la cama. Es verdad que siempre pienso eso recién levantado. De hecho si tengo que tomar una decisión acerca de lo que tenga que hacer en el día, evito la primera media hora de la jornada, donde el pesimismo, el vacío existencial y la falta de sentido vital son aún mayores que durante el resto del día.

Una vez decidido a hacer algo de deporte para rebajar los excesos, ligeros, de calorías de estos días, surgieron dos posibilidades: o me ahogaba en la piscina o bien me despertaba. Fue lo segundo. Es extraño meterse a nadar en invierno a las 9 y poco de la mañana, con el sol apenas recién salido. Además, la fauna del gimnasio a esas horas es distinta, mucha menos gente, una calle para mí solo, pero es mayoritariamente tercera edad la que lo puebla. Prefiero la clientela vespertina, me siento más integrado...

Un curioso inicio de día para ser libre. Lo normal hubiera sido despertarme a la una o así. Las mañanas de los días libres son detestables como norma general, aunque esta me ha resultado hasta agradable. El día continuó y, weno, ha estado bien, aunque me queda una ligera sensación agridulce...

No hay comentarios: