¡Y yo que decía que estos alemanes eran tremendos, que era salir el sol y empezar a buscarse cualquier excusa para montar un Fest con las correspondientes cervezas! Me equivocaba, porque no necesariamente debe ser primavera o verano. No, también sucede en otoño, también en esta fría época del año hay motivos para salir. Y si no los hay, los buscan.
Dos han sido los acontecimientos de los que hemos podido disfrutar durante este ya pasado fin de semana y el anterior. El primero, el Kneipenfestival, en el que tuvimos 21 actuaciones musicales en directo, con todo tipo de estilos, en 20 de los bares y pubs que podemos encontrar en esta nuestra ciudad. Pagabas nueve euritos, te ponían una pulserita y hala, a iniciar el recorrido de bar en bar. Esta vez lo hice con un grupo de amigos alemanes, alguno de los cuales hablaban español. Y me lo pasé bastante bien, porque aunque fue algo caótico, estuvimos en muchos sitios y no pasamos demasiado tiempo en el mismo lugar. Perfecto para no aburrirse. Además, aquello incluyó una pequeña escapada a la casa de la hermana de uno de mis amigos con la idea de bebernos un barril de cerveza que había sido comprado para tal efecto. Typical German. Si mal no recuerdo, esa noche pasé por Oskar, Sophie's, Enchilada, WG de la susodicha hermana, Borracho y Herzogkeller. La pregunta de la noche, con frío y ya volviendo a casa, era evidente: ¿dónde está toda esta gente el resto del año? Porque por mucha gente joven que viniera expresamente al festival, bastantes aún deberían ser de aquí. Es decir, esa gente existe, algo tan cierto como su desaparición durante los meses venideros. Uno de mis amigos alemanes me comentó que eso de salir de bares quizás no esté tan bien visto en Alemania, frente a algo totalmente normal en España. Nada más usual que pasarte por un bar un rato a tomarte una cervecita tras una jornada laboral. No sé yo...
El segundo evento tuvo lugar este pasado fin de semana, la Museumsnacht. Hasta las dos de la mañana se podían visitar por el precio de ocho euros, y menos si eras estudiante, una gran cantidad de museos y edificios singulares de Bayreuth, incluyendo entre otros el Teatro del Festival de Wagner, la Ópera, los diferentes castillos y las fábricas de cerveza. Esta vez estuve acompañado por mis compañeros de trabajo, international environment. Así de memoria, un español (el que esto escribe), dos italianos, tres alemanes, un hindú, dos chinos, una austriaca, dos rusos y una francesa. Sucede que cuando uno va en este tipo de grupos, tan grande, muchas veces te tienes que subordinar a la decisión mayoritaria, así que no pude ver todo lo que yo hubiera querido. Aún así, buena noche con visitas al museo arqueológico, a la ópera, a la Iwalewa Haus y al museo de la cerveza de Maisel. Y curiosidades curiosas: pese a ser en teoría algo más liviano que el festival de música del fin de semana anterior, más cansados acabamos. La Cultura es lo que tiene...
Y con esto casi se da por finiquitado el mes número diez. Más aún con el cambio de hora que acabamos de sufrir. Se acaba Octubre y va llegando poco a poco lo más duro. Aparecen las bufandas, los gorros y los guantes. Se va poco a poco la luz del sol... Aún así aquí en Bayreuth también tienen soluciones para eso, que les iré contando durante este frío y oscuro invierno...
The ultimate hitchhiker's guide to the galaxy
Hace 2 semanas
2 comentarios:
En Jena también hay eso de los bares con música, la Scwarzbier Nacht, la llaman. Y lo de la Museumnacht, más o menos ya lo hacen todas las ciudades algún día...
Y a abrigarse que ya llega el negro invierno... vaya con el cambio horario...
Qué envidia me das, ay. Yo también hice la larga noche de los bares, la larga noche de los museos, la noche larga de las ciencias... no hay nada de eso por aquí.
Este invierno pinta durillo. Nosotros ya tenemos predicción de bajo cero por aquí esta semana, cuando el año pasado no nos acercamos a los cero grados hasta finales de diciembre.
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