viernes, 1 de agosto de 2008

La soledad del que regresa

Es una sensación rara e intensa. Es otra cosa, no es únicamente sentirse solo. Algo más debe ser para que lo diga quien estas líneas escribe, alguien especialmente propenso a sentirse así. Ya, alguno y alguna que yo me conozco dirá que esta historia no cuela, pero ese es otro tema.

Entrada en Alemania por el Aeropuerto de Munich

Casi once horas de viaje dan para mucho, en especial para pensar, sobre todo si viajas solo y de vuelta a otro país, donde vives. Miras a la gente, parejas que viajan juntos, grupos de amigos, encuentros y despedidas en los andenes del tren, mientras que tú... a ti se te ha acabado el tiempo, y pese a haber pasado algo más de dos semanas maravillosas y pese a haber recibido bastante afecto, tú, que pasas o que intentas interiormente ser el hombre de hielo apenas puedes agachar la cabeza y preguntarte por qué te sientes así de desvalido en vez de sentirte alegre por lo bueno que ha pasado. Condición humana, me dirán muchos de ustedes. O condición de cada uno. Empiezas a pensar mientras viajas en algún tren algo cutre y oscuro camino de tu casa, de noche y con pocos acompañantes en el vagón y terminas siempre con la misma pregunta retórica. Sí, esa, la de que qué porras estás haciendo con tu vida. De repente todo se repite. Es la misma situación que justo hace un año, también 31 de Julio. Vuelta a las andadas. Un año ya, qué barbaridad. No me lo creo. No ha pasado tanto tiempo.

No estaba previsto, y aunque no ha sido tan dramático como tras las navidades, no esperaba esta reacción. No, no, si todo iba perfecto... pero nada. Nada que hacer al despedirme en el aeropuerto de Sevilla y, sobre todo, justo antes de embarcar en Barajas ya destino Munich. Volvió ese famoso nudo en la garganta que aparece de vez en cuando, también mientras cruzaba Baviera en un cutretren regional. Y eso que ahora es verano y hay aún bastante luz. Y aquí paras, porque empiezas a llegar serias contradicciones sobre ti, sobre lo que quieres y sobre lo que supuestamente piensas.

Pues eso, que de vuelta en casa. ¿En casa? La eterna pregunta de estos años. Por lo menos ya es viernes y tengo aún muchas cosas que contar...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

acepta las contradicciones, estás hecho de ellas.

Anónimo dijo...

Es una consecuencia indispensable de las vacaciones...siempre son demasiado cortas... y entonces claro...

Anónimo dijo...

Me parece que son sensaciones muy normales para la mayoría de los que se marchan «de casa». Pienso que hasta que no te plantees quedarte en un sitio (algo más difícil al principio de una carrera científica que al principio de cualquier otra carrera, según veo) y pasen unos cuantos años desde que plantes el chiringuito, la sensación de «hogar» seguirá difuminada e incierta: hasta que no estés en un sitio en el que decidas quedarte sabrás que las relaciones serán temporales, los hobbies serán temporales, los pisos serán temporales... uno no sabe o no se atreve a construir una vida del todo, o al menos a mí me pasa: sé que Cambridge no es el sitio definitivo, y no soy capaz de buscar conexiones que me unan a la ciudad.

Nacho dijo...

Coincido con Mortiziia en que es la típica contradicción de los que estamos fuera de casa temporalmente (especialmente, supongo, los que no tenéis fecha de vuelta): ¿qué hago aquí? ¿me compensa? ¡con lo bien que se vive en España! Evitando atarte demasiado, comprometerte demasiado, porque sabes que te vas a ir...

O no. Nunca se sabe. Pero cuándo metas en tus cábalas la parte "...mi vida" (¿qué estoy haciendo con mi vida?), piensa que eres joven, mucho; y que tienes toda la vida por delante para "lo otro". :) Mientras, disfruta de lo que puedes hacer ahora, viajar, vivir en culturas distintas, con gente distinta,... Ya llegará lo que tenga que venir.

Saludos desde la otra punta del mundo.

Josel3 dijo...

A mí me tiene muy extrañado el que, al salir del país sin fecha de regreso, ya sepa de antemano casi con toda seguridad que no echaré especialmente de menos nada. Cuando se sabe la fecha de ida y de vuelta se aprovecha mucho más el momento, sobre todo cuando ves que el final se acerca...

Ten en cuenta una cosa: cuando uno sigue sus sueños y está muy cerca, parece que se difuminan un poco... Que eso no te haga dudar de que es así como has elegido seguir tu sueño :)


Y muchas gracias por la postal ! llegó en un momento... ya hablaremos