viernes, 20 de junio de 2008

Preludio sobre Munich

Capital bávara y tercera ciudad alemana en población. Dicen que es la ciudad más mediterránea de Alemania, en la que todos los alemanes desearían vivir. Tópico donde los haya, supongo. Pero esa afirmación no va muy desencaminada. Munich me desconcierta. O mejor dicho, me desconcertó la segunda vez que la visité, hace unas semanas. Esto también depende del ánimo con el que visitas una ciudad, por lo que es algo totamente subjetivo. No es ni una ciudad alemana ni italiana, y es ahí donde está el problema. Ese día Munich era una ciudad inclasificable, y eso no me terminaba ni de convencer ni de gustar, seguramente porque ya me he vuelto un poco alemán y esa indefinición no resultaba de mi agrado. Demasiado caótica para ser alemana pero demasido ordenada para ser italiana. Y seguimos con los tópicos. Dice Félix de Azúa en La invención de Caín, libro sobre ciudades que me estoy leyendo, que Munich está desaprovechada. Que tanta variedad de colores sólo puede ser disfrutada durante una pequeña parte del año, dadas las condiciones climáticas. No me convence aunque tenga algo de razón. Munich es una ciudad rara, y ya está. Quizás de ahí le venga su encanto. De todas formas mi opinión cambió sensiblemente en la tercera visita, de la que ha hablaré algún día. ¿Quiere usted pasar un día en la capital de Baviera? Pues, si es de verano y tiene luz hasta tarde, sólo tiene que seguir leyendo.

Todo empezó la noche de un sábado de mayo, tras la fiesta holandesa. En realidad empezó un poco antes. D, el chico italiano recién llegado recibía esa semana a su familia, y quería despedirse desde Munich, ciudad desde la que sus familiares partían hacia Italia. Pablo un buen amigo sevillano - londinense también estaba ese fin de semana por aquí, así que decidí matar dos pájaros de un tiro: estaba con D un rato en Munich y luego veía al informático londinense, el cual había decidido irse a visitar el famoso castillo Neuschwanstein, así que lo vería por la tarde-noche. Ese era el plan, que empezó a complicarse porque nada más llegar a casa esa noche de sábado, ya algo tarde, cometí el error de conectarme a internet sólo un momento. Y allí estaba conectado el perdido Frank, especialista en desaparecer y aparecer, y me llevé hablando con él bastante tiempo. Concertamos una visita a su actual residencia, Frankfurt, para un mes y medio después. Buenas agendas las de los dos... Por cierto, la visita se produjo el fin de semana pasado. Total, que esa noche apenas dormí dos horas, porque a las 7 había que estar en la estación de tren de Bayreuth para partir en la típica y conocida combinación de trenes regionales, que es la que se debe usar, con el famoso Bayern Ticket, si no te quieres arruinar con los trenes. Parada de 40 minutos en Nuremberg, con breve paseo, y llegada a Munich hacia las 11.30 de la mañana con todo un día por delante.

Como veo que me he desviado un poco y entrado en otros temas más allá de la simple descripción de la ciudad, pongo aquí punto y seguido. En breve, un día en Munich...

1 comentario:

Guille dijo...

Me ha gustado mucho este post, Clausius!
Guille