sábado, 23 de septiembre de 2006

Bayreuth, Alemania, Lunes

Tengo muchos viajes pendientes por contar. Voy a hacer un pequeño cambio de tiempo. Regresamos al mes de junio, en pleno mundial de fútbol. Allí estaba yo, en Alemania...

En efecto, llegó el lunes. Ese día sí que había que levantarse temprano porque empezaban las conferencias. Y no eran en la Universidad, sino en el Eremitage, una especie de Palacio en las afueras de Bayreuth. Para ello había que bajar en dirección al centro de la ciudad y pillar el autobús número 3 (creo) en una parada que apenas estaba a 4 minutos andando desde el hostal.




Allí estábamos los huéspedes del hotel con nuestros correspondientes pósters. Durante la mañana escuchamos las conferencias correspondientes y comimos en el restaurante del Eremitage, junto al lago. El tiempo acompañaba, sin duda, era un día espectacular. Y allí comí yo con mis nuevas amigas alemanas.


Por la tarde tocaba excursión. Salimos en autobús camino del sur, destino Neuhaus. Por allí nos dejó el autobús e iniciamos un paseo de unas tres horas por el campo. Hasta yo me cansé, bajo ese sol alemán veraniego. Y eso que soy un deportista de élite (bueno, por motivos evidentes hace ya unos meses que no voy al gimnasio), así que no quiero imaginar cómo acabarían las personas mayores...




El objetivo era llegar a la Maximiliansgrotte, una cueva muy bonita. Junto a ella estaba el correspondiente hotel, al que se podía haber llegado por carretera pero, claro, nos hubieramos perdido el magnífico paseo bajo el sol. Allí hicimos turnos mientras teníamos barra libre a cargo de los presupuestos del BGI.

Un chiquillo alemán de la zona nos hizo de guía, en inglés. Y el amigo me miraba a mí, creyendo que sería alemán, para confirmar si lo que estaba diciendo en inglés era correcto. Tengo que decir que yo le confirmé y ayudé con algunas palabras, jeje.



Tras salir de la gruta y disfrutar de nuevo de la barra libre del Gasthof, volvimos a Bayreuth. Yo me bajé en el instituto junto a Elisabeth, recogió unas cosas y finalmente acabamos cenando en Oskar, en la Marktplatz. Creo que tomé algún filete con patatas asadas, muy estilo alemán todo.

1 comentario:

RCB dijo...

Que manera de pasarlo mal ... Yo también visite unas cuevas y quedé realmente maravillado ... creo que es algo que se debe ver. Saludos