viernes, 16 de junio de 2006

Domingo

Tenía un serio problema existencial. Bueno, realmente tenía varios. Uno de ellos era decidir la hora de levantarse de la cama. Era evidente que en un Domingo no hay que madrugar, pero el desayuno terminaba a las 10 de la mañana. Por otra parte, corría el riesgo que entraran a limpiar la habitación y yo siguiera allí durmiendo. Uno tiene que dar buena imagen cuando está fuera...

Al final me desperté hacia las 8 de la mañana. Die Sonne (en alemán es femenino) apareció por la ventana para fastidiar mi descanso, aunque hasta las 9 y pico no me fui a desayunar.

Luego di un pequeño paseo por Bayreuth, haciendo fotos, escuchando música y simplemente pensando, en un banco. Compré postales y sellos y una ensalada para comer algo hacia las 2. Ese era el otro dilema, y es que estaba invitado a una barbacoa a las 5 de la tarde, ni almuerzo ni cena, así qu eno sabía qué hacer. Me tomé la ensalada en mi cama mientras veía ganar a Fernando Alonso. Luego puse el tenis para ver a Nadal pero lo dejé perdiendo, me tuve que ir. Ganó, dicen las crónicas...






Frank ya me había indicado la noche anterior que pillara un atajo para llegar al Bayerisches Geoinstitut. Me perdí un poco pero finalmente llegué. Allí, tras un momento de indecisiones cuando uno llega y trata de buscar a gente conocida, aparecieron antiguos investigadores del instituto de Italia, Bulgaria y los técnicos alemanes. Uno de los italianos me dijo que había una chica española, que no tardó en aparecer. Saludé a Fritz, a Stefan y Lydia me secuestó, disculpándose, para que solucionáramos tareas burocráticas. Sólo tenía que firmar un papel, si es que hasta eso es diferente allí.

Por lo demás, comimos carne, salchichas y bebimos cerveza, jeje. Muy bueno todo. Luego me volví para el hotel, con Elisabeth, la chica española, que me convención para llegar hasta la Marktplatz, donde nos comimos un helado. Así terminó el domingo, otro día de celebración.

2 comentarios:

Señor Pato dijo...

Levantarse un domingo a las 8 de la mañana... ya tienes asumido que vas a ir al infierno de cabeza, ¿no?

RCB dijo...

Hola gracias por pasar por mi blog. Bueno, mi mujer se comió una de esas paellas finesas ... en todo caso no estaba nada de mal. Por lo demás, ya sólo el hecho de pensar que se trata de una paella finesa nos alerta de que estamos frente a algo "nuevo". Sigues por Alemania? O ya estás en Espana.
Saludos