Aquello se acababa. Ese domingo era el último día completo. Mike quería que le fuéramos a ver, y al final lo consiguió, así que volvimos a bajar a Los Ángeles. Como siempre, pillamos un coche de alquiler. El económico salía unos dos euros más barato en Enterprise que en National (de 52 a 50 dólares, no se vayan a creer...), así que, esa vez elegimos la primera. Nunca antes habíamos alquilado con ella. Lo que pasa que la avaricia rompe el saco, esta vez sí que nos dieron un económico de verdad, un Chevrolet Aveo, bastante pequeñito y sin las pijadas del control automático de velocidad... una lástima, aunque había que volver a acostumbrarse poco a poco a volver al mundo real.
De nuevo, el operativo estándar: recoger el coche temprano en el aeropuerto (pillar antes los dos autobuses correspondientes) y parar en el Outlet de Camarillo para ver y comprar cosas. Hacia las tres quedamos con Mike en pleno Beverly Hills. Allí comimos en Joan's, un sitio que me gustó bastante. Puedes elegir un montón de platos fríos y calientes, y hacer combinados, con una comida muy similar a la española: revueltos de verduras, ensaladas, carnes, me gustó el sitio. También tenían embutidos y otras delicatessen. Por unos 10 dólares cada uno comimos perfectamente. Uno de los camareros era bosnio, muy simpático él, aunque tuviera el pulso regular para hacernos la foto. Es un sitio famoso, dicen que la semana anterior Paris Hilton se dejó ver por allí. Parece ser que es frecuentado por el famoseo norteamericano, y nosotros no íbamos a ser menos.
Luego nos dimos la última vuelta por Hollywood, con su teatro Kodak y su paseo de la fama. Hay muchas tiendecillas por allí, donde se pueden comprar recuerdos no excesivamente caros. Yo me compré una bandera norteamericana, para seguir con la tradición, que ahora está colgada en mi salón, junto a la alemana y una británica que compré en Londres en el viaje de vuelta.
Luego tocó despedirse de Mike y volver Santa Bárbara. A las 8.30 habíamos quedado con parte de la gente del grupo para cenar en el Café de Buenos Aires y despedirnos. Allí estaban JD, Sylvian y su mujer, Jordi e Isabel y servidor. Buena parrillada de carne que nos comimos entre el alemán, el catalán y yo. Otra despedida más.
Finalmente logré que Isabel se llevara el coche y ella lo devolviera el lunes por la mañana, ya que yo iba a estar algo liadillo con los preparativos finales. Sylvian me llevó a casa y así se acabó el domingo. Al día siguiente dejaría los Estados Unidos...
1 comentario:
Creo que tenemos que tomar más en cuenta que tenemos que tomarnos vacaciones más seguido para disfrutar un poco más de la via me gustaria ponerme a buscar Vuelos a Los Angeles
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