miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad

En España, en casita. Belén de la Plaza Nueva de Sevilla.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Váyanse de vacaciones!

Eso es lo que nos ordena la Universidad y yo, como chico bueno y obediente, les haré caso. Nos regalan incluso dos días, el 24 y el 31, por lo que nos los podemos ahorrar del número de días de descanso que cada uno tiene. ¿La razón? La crisis. Así podrán durante dos semanas bajar drásticamente la calefacción y ahorrar costes. Tal y como suena. Quien decida quedarse y trabajar que venga abrigadito. No serán muchos, supongo. De hecho la mayor parte del mundo se va hoy o mañana.

Así que el próximo lunes estaré regresando a España para, si Iberia quiere, pasar las Navidades con la familia y amigos. Esperemos que sea así y no tenga que disfrutar de la Nochebuena en el aeropuerto de Munich.

Entretanto, sigo sin conexión a internet en casa. Kabel Deutschland me sigue odiando. Los cinco días que decían que tardaban de media van ya por 19, y contando...

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Frankfurt am Main

Capital financiera de Alemania, la bolsa, los negocios, su skyline, su aeropuerto... Y tocó visitarla.

Frank es uno de mis mejores amigos. Ahora vive y trabaja cerca de Frankfurt. Nos conocimos de forma totalmente casual y de rebote en mi primera visita a Bayreuth allá por mayo de 2005. Así a bote pronto, era el amigo de un alemán cuya novia estaba en Escocia, donde conoció a un francés que hacía el doctorado allí y que, como yo, iba a pasar unos días en Bayreuth haciendo experimentos. Ese día me dijo que si me apuntaba a ver la semifinal de la Liga de Campeones de fútbol en el MiamMiam, que conocía a un alemán que iba a ir con él. Y, evidentemente, yo acepté. Esas cosas que de vez en cuando pasan en la vida...

Bueno, pues tocó devolverle la visita, tras su viaje por tierras sevillanas, gaditanas y malagueñas el año pasado. Y costó, por temas de agenda, pero al final yo estaba allí, en Neu Isenburg, viendo continuamente despegar aviones a través de la ventana. Así que tras llegar, soltar los trastos y comer un poco de comida japonesa, pillamos un S bahn rumbo a nuestro destino.

Frankfurt no suele estar muy valorada en la lista de ciudades alemanas. Sí, centro comercial y de negocios pero pocas cosas que ver. Y muy cara. Yo, para variar, discrepo. La ciudad me encantó. Esos rascacielos al modo norteamericano pueden impresionar, pese a que comparado con las ciudades del otro lado del atlántico el distrito financiero es relativamente pequeño, pero el hecho de que estos edificios estén en grandes avenidas y parques hace que la sensación sea mucho más tranquila. Una buena combinación que me resultó bastante agradable.

Lo primero que tiene que hacer uno es subir al piso más alto de la Zeil Galerie, en pleno centro de la ciudad, que es uno de los sitios desde donde mejor se disfruta del bonito frankfurter panorama. Justo debajo se encuentra la Hauptwache, antigua plaza de armas de la ciudad donde confluyen las calles más importantes y comerciales


Skyline de Frankfurt



Hauptwache, el pequeño edificio con tejado negro. A la izquierda se ve la torre de la Katharinenkirche

En el camino hacia la Römerberg se encuentra la Paulsplatz, con la Paulskirche, antigua iglesia evangélica de forma ovalada del siglo XVIII donde en 8 se reunió la primera Asamblea Nacional alemana. En el centro de la plaza, preciosa y antigua, se encuentra el Einheitsdenkmal o monumento a la unidad, de 1903.


Conmemoración


Monumento a la Unidad

Desde ahí sólo hay que bajar un poco hacia el Römerberg, plaza central de la ciudad y escenario de coronacion en su época de los emperadores alemanes. En efecto, estamos en Alemania. El centro histórico de la ciudad, con edificios de construcción inequívocamente germana, está muy bien cuidado.


Römerberg

En esta plaza, presidida por la Gerechtigkeitsbrunnen o fuente de la Justicia, y por la Nikolaikirche, se alza el Römer, ayuntamiento de la ciudad compuesto por varios edificios y con dibujos que hacen alusión al Apfelwein o vino de manzana, tradicional de la zona. Muy cerca se encuentra la catedral, reconstruida tras la segunda guerra mundial.


Römer o Ayuntamiento


Torre de la Catedral en obras

Si se sigue bajando se llega al río Mainz, desde donde también se pueden ver los rascacielos. De ahí, y a través de las Wallanlagen, parque con forma de anillo de 5 kilómetros de largo que rodea el centro de la ciudad, se puede llegar a la Theaterplatz e iniciar un paseo entre los grandes y altos edificios de esta ciudad, rodeados de verde por todas las partes empezando, como no, por el famoso símbolo del euro.

Sobre el Mainz



Nuestro Euro y la Eurotower, Banco Central Europeo


Arte espontáneo


Wallanlagen

Nuestro
punto final fue la Alteoper, el antiguo teatro de la ópera, también reconstruido siguiendo su antiguo estilo neorrenacentista de finales del siglo XIX. Por allí había una serie de puestos y carpas con alguna que otra atracción. Verano, sol, que su llegada implica la salida masiva de alemanes a la calle.


Alte Oper

Y finalmente, la bolsa, con su toro y su oso que simbolizan los distintos periodos bursátiles y las distintas actitudes, las expansivas, seguras y fuertes frente a aquellas en las que se tiende más a recoger.


Bolsa de Frankfurt


¿Toro u oso?

Así llegó la noche. Esa tarde España había ganadoa Suecia en el segundo partido de la primera fase de la eurocopa. Vimos algo del Rusia - Grecia en una terraza de un pub irlandés
. Luego fuimos a cenar por un centro plagado de gente, para volver a casa un poco tarde. Me gustó la ciudad.

Celebración de la victoria española. Los españoles somos una plaga...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Schnee

Llegó de nuevo la nieve a la ciudad. Hace tres fines de semana se declaró oficialmente el inicio de la temporada invernal. Nevó un poco, suficiente para que todo se volviera blanco. Y en las montañas, más aún. Anteayer volvió a empezar a nevar y ayer lo hizo con relativa fuerza, de tal forma que esta mañana volvíamos a disfrutar de un paisaje nada común para quien estas líneas escribe. Y además, en época navideña. Este es el aspecto que presenta el campus de mi Universidad.


El edificio de la derecha es mi instituto


Plaza central, con árbol de Navidad incluido


¿Llegará así el espíritu navideño?

martes, 9 de diciembre de 2008

Elbhangfest en el Schloss Pillnitz

Esa mañana de sábado, tras disfrutar de Rigoletto y de un paseo nocturno por la capital sajona, amanecimos en Dresden, en plena Prager Straße. Curiosa calle, construida en el siglo XIX para conectar la estación del tren con el centro de la ciudad, que fue destruida tras la segunda guerra mundial y reconstruida al soviético modo en la época socialista. Tanto entonces como ahora sigue siendo la calle más comercial de Dresde, desde la cual se puede contemplar el estilo urbanísico de la antigua Alemania del este. Aún así, las obras, reconstrucciones y reparaciones parecen ser algo eterno en este bella ciudad.


Prager Straße

Tras desayunar en una de las pastelerías que había por allí y dejar nuestro hotel, pillamos un taxi siguiendo las recomendaciones de Jan que nos condujo a la parte sureste de la ciudad, junto al Elba, que cruzamos en un pequeño barco para llegar a nuestro destino, Pillnitz. Si visitan Dresde, reserven un poco de tiempo ara disfrutar del Schloss Pillnitz, una serie de palacios y edificios de estilo chino y fardines franceses e ingleses a la orilla del río Elba, constuidos en el siglo XVIII con el fin de ser la residencia estival de Augusto el Fuerte, a la sazón Elector de Sajonia, Rey de Polonia y Gran Duque de Lituania. En mi visita anterior el mes de febrero apenas pude pasear por allí, y además la batería de mi cámara decidió perder su energía..


Neues Palais


Schloss Pillnitz desde el Elba

Pero ese fin de semana era especial, porque se celebraba allí el Elbhanfest, con sus cabalgatas, puestos de comida y actuaciones musicales y culturales por todos los rincones del castillo y jardines. Alrededor de nueve euros nos costó que nos pusieran una pulsera azul en la muñeca que nos permitía entrar por un día en el recinto. Además el día acompañó, ligeramente nublado y fresco, pero apacible. Y no sólo por eso, sino por la hospitalidad alemana. Dominukus, el amigo de Jan, natural de aquella zona auqnue ahora vive y trabaja aquí en Bayreuth, puso a nuestra disposición su casa, su comida, sus dulces, sus cervezas, su pequeño jardín y sus amigos.


Actuación en el Neues Palais


¿Un crucero por el Elba?

Y después de aquello, carretera y vuelta para Bayreuth. Jan, que es personaje peculiar, intentó enseñarnos canciones típicas alemanas con las que hacer que el viaje por las autopistas alemanas fuera más ameno. Así que allí estábamos aprendiendo a cantar el Hoch auf dem gelben Wagen. Que conste que nosotros hicimos lo propio con canciones españolas. Y así llegamos de nuevo a nuestra Baviera, tras un fin de semana memorable.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Sin espíritu navideño

Lean este breve artículo del amigo Javier. El tiempo vuela. Hace nada, anteayer como quien dice, estaba pasando un día con un amigo murciano en Toledo a más de 40ºC de temperatura y hoy... hoy estoy ya a punto de volver a casa por Navidad. No lo asumo. Y no por el tiempo más frío, por la nieve, por la falta de luz, no. De hecho eso, al contrario que el año pasado, no me afecta para nada. No puedo creer que, de nuevo, tengamos aquí los mercados de navidad, con sus mismos puestos y con sus mismas cosas. Que sí, que es bonito, pero cuando algo se vive por segunda vez deja de tener su gracia. No sé si insatisfacción sería una palabra que podría definir tal sensación. O simplemente aburrimiento.

El año pasado visité varios mercados de navidad, me compré un calendario de adviento que marcaba el día de mi vuelta a España, me regalaron un San Nicolás de chocolate, deseaba volver con todas mis ganas, el viaje de vuelta fue motivo de alegría e ilusión. Y este año... nada. A día de hoy no termino de asimilar que otro año se ha ido y que, como también dice hoy el amigo acolostisch, todo tiende a repetirse y a no cambiar en el tiempo. Y cuando vives las cosas por segunda vez, la novedad se termina perdiendo y todo pasa a convertirse en rutina.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Gefroren

Tras el fin de semana pasado, que se nos presentó como el primero invernal con la llegada de la nieve, estos últimos días han llegado las heladas. De hecho desde hace una semana, tras las últimas nieves, no hemos subido de los cero grados, como atestiguan los restos blancos que hay aún en algunos bordes de las calles.

Aspecto congelado del lago junto a mi casa

Los pobres patos del centro me dan una pena...

El frío es lo que tiene. Todo se congela o, en su defecto, se cubre por una capa de escarcha. De repente han empezado a repetirse los días de enero en Jena, cuando para ir al trabajo debía atravesar un pequeño y estrecho camino lleno de hojas caídas y congeladas.


Esto es lo que veía cada mañana de enero en Jena

Toca abrigarse, ¡qué remedio!

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Gotta Be Somebody

Mucho tiempo sin aparecer por aquí, ¿verdad? Siempre se suele decir que Noviembre es un mes difícil, pese a ser mi mes. Y de hecho lo está siendo, y no por lo que a priori se podría pensar: la falta de luz, el frío y demás inclemencias climáticas. No.

Esta tarde, ya sin luz y mientras allá afuera caían ligeros copos de nieve, tras una cadena sin fin de fracasos experimentales, ante una nueva batalla burocrática, tras otras cosas que no proceden ahora, con la preocupación de tener que acabar pronto porque apenas tenía nada fresco en casa y debía ir a comprar y mientras en el taller de preparación de muestras me sentía, con razón o sin ella, un ser totalmente inútil y fracasado al ver a uno de los jefes prepararme por segunda vez un experimento, esta era la canción de Nickelback que sonaba en la radio:

lunes, 3 de noviembre de 2008

Noch Mal ein Jahr (und Sie sind achtundzwanzig)

Time goes by, como se diría. Es curioso, pero entre los pasados seis años sólo he estado en casa un tres de noviembre en dos ocasiones, y en una de ellas no hubo celebración.


2003 Barcelona

2004 y 2005 Sevilla


2007 Jena


y ahora, 2008, Bayreuth.

2008, pequeña degustación en el trabajo

Next Year?

De todas las curiosidades del 28, la que más me ha gustado es que parece ser un número feliz. Interesante, ¿no?

Liebe Grüße aus Bayern

viernes, 31 de octubre de 2008

Los franconios y sus cosas

Como por ejemplo, su religiosidad selectiva. Os cuento. Hoy 31 de Octubre ha sido festivo en media Alemania, concretamente en la parte protestante. Celebran el día de la Reforma. Como el año pasado por estas fechas yo estaba en Turingia, fue día festivo, en lugar del día 1 de Noviembre, fecha reservada para las zonas de mayoría católica. Por eso hoy hemos trabajado en Baviera. Lástima que mañana sea sábado...

¿Lástima? Pues no sé. En Baviera el pasado 15 de Agosto sí fue festivo. Pero no en toda Baviera, ya que según parece la zona norte, Franconia, es de mayoría protestante. Esa festividad no nos correspondía, así que también tocó trabajar. Pues bien, hoy no sé si en Bayreuth somos católicos o protestantes o símplemente nos gusta trabajar. La idea es buena, de hecho. Dependiendo del día y de los intereses te declaras de una o de otra religión. Pero se ve que aquí tienen otro concepto de interés. Con el fin de semana más interesante que hubiéramos tenido...

lunes, 27 de octubre de 2008

Más Octubre en Bayreuth

¡Y yo que decía que estos alemanes eran tremendos, que era salir el sol y empezar a buscarse cualquier excusa para montar un Fest con las correspondientes cervezas! Me equivocaba, porque no necesariamente debe ser primavera o verano. No, también sucede en otoño, también en esta fría época del año hay motivos para salir. Y si no los hay, los buscan.

Dos han sido los acontecimientos de los que hemos podido disfrutar durante este ya pasado fin de semana y el anterior. El primero, el Kneipenfestival, en el que tuvimos 21 actuaciones musicales en directo, con todo tipo de estilos, en 20 de los bares y pubs que podemos encontrar en esta nuestra ciudad. Pagabas nueve euritos, te ponían una pulserita y hala, a iniciar el recorrido de bar en bar. Esta vez lo hice con un grupo de amigos alemanes, alguno de los cuales hablaban español. Y me lo pasé bastante bien, porque aunque fue algo caótico, estuvimos en muchos sitios y no pasamos demasiado tiempo en el mismo lugar. Perfecto para no aburrirse. Además, aquello incluyó una pequeña escapada a la casa de la hermana de uno de mis amigos con la idea de bebernos un barril de cerveza que había sido comprado para tal efecto. Typical German. Si mal no recuerdo, esa noche pasé por Oskar, Sophie's, Enchilada, WG de la susodicha hermana, Borracho y Herzogkeller. La pregunta de la noche, con frío y ya volviendo a casa, era evidente: ¿dónde está toda esta gente el resto del año? Porque por mucha gente joven que viniera expresamente al festival, bastantes aún deberían ser de aquí. Es decir, esa gente existe, algo tan cierto como su desaparición durante los meses venideros. Uno de mis amigos alemanes me comentó que eso de salir de bares quizás no esté tan bien visto en Alemania, frente a algo totalmente normal en España. Nada más usual que pasarte por un bar un rato a tomarte una cervecita tras una jornada laboral. No sé yo...

El segundo evento tuvo lugar este pasado fin de semana, la Museumsnacht. Hasta las dos de la mañana se podían visitar por el precio de ocho euros, y menos si eras estudiante, una gran cantidad de museos y edificios singulares de Bayreuth, incluyendo entre otros el Teatro del Festival de Wagner, la Ópera, los diferentes castillos y las fábricas de cerveza. Esta vez estuve acompañado por mis compañeros de trabajo, international environment. Así de memoria, un español (el que esto escribe), dos italianos, tres alemanes, un hindú, dos chinos, una austriaca, dos rusos y una francesa. Sucede que cuando uno va en este tipo de grupos, tan grande, muchas veces te tienes que subordinar a la decisión mayoritaria, así que no pude ver todo lo que yo hubiera querido. Aún así, buena noche con visitas al museo arqueológico, a la ópera, a la Iwalewa Haus y al museo de la cerveza de Maisel. Y curiosidades curiosas: pese a ser en teoría algo más liviano que el festival de música del fin de semana anterior, más cansados acabamos. La Cultura es lo que tiene...

Y con esto casi se da por finiquitado el mes número diez. Más aún con el cambio de hora que acabamos de sufrir. Se acaba Octubre y va llegando poco a poco lo más duro. Aparecen las bufandas, los gorros y los guantes. Se va poco a poco la luz del sol... Aún así aquí en Bayreuth también tienen soluciones para eso, que les iré contando durante este frío y oscuro invierno...

viernes, 17 de octubre de 2008

Golden October

Octubre es un mes interesante. Sí, aún no hace demasiado frío, aún tenemos un nivel aceptable de luz solar y, además, todo cambia de color. Es el mes dorado por excelencia, sobre todo si, como me cuenta un compañero de trabajo, se tiene la suerte de disfrutar de un día soleado y azul. La mezcla de colores con sus distintas tonalidades es, sencillamente, espectacular. Y los suelos completamente cubiertos por hojas, también.


Sirvan de prueba estas fotos del domingo pasado, tomadas en los alrededores de Pottenstein, al sur de Bayreuth y en pleno parque natural de la Fränkische Schweiz. No hay nada como alejarse de la civilización y perderse en plena naturaleza. Con tranquilidad, y con Biergarten al final, por supuesto.

martes, 14 de octubre de 2008

Rigoletto en Dresden

De Verdi. Fue allá por el mes de junio. Rosa y María José querían ir, sobre todo por Juan Diego Flórez, y por ver la ciudad también. Y Jan, uno de sus compañeros, se apuntó. Y es que ver tal espectáculo en la conocidísima Semperoper de Dresde puede incluirse dentro del grupo de las maravillas del mundo. Además, aprovechamos el fin de semana en la capital Sajona, que las amigas españolas no la conocían.

Y bien, tengo que decir que aquello fue una de las experiencias de mayor belleza de todas las que he disfrutado en mis hasta ahora casi 28 años de vida, comparable sólo, como belleza natural, al Joshua Tree National Park en California. Nunca había ido a la ópera. Sí, soy músico y he ido a conciertos, incluso yo he dado alguno que otro, tanto solo como en compañía, pero la ópera no me había llamado la atención en exceso. Ya sea por el espectáculo en sí o por el lugar, caí rendido ante ella. Y es que en esta ocasión la representación fue la suma tanto de música, con la orquesta, como de canto, con los artistas y, sobre todo, de teatro, porque escenificaban. Y lo hacían de lujo. Y qué curioso ver que, pese a todos los avances tecnológicos, el hombre sigue siendo hombre. Es decir, los deseos, miedos y frustraciones son, han sido y serán los mismos.

Interior de la Semperoper

Juan Diego Flórez, peruano, era la estrella esperada, pero, al menos el día de mi representación, la que destacó con contundencia fue la inconmensurable soprano alemana Diana Damrau. Desde el primer momento, y casi sin necesidad de calentamiento, nos sorprendió con su portentosa y bellísima voz. Inenarrable. Tienen ustedes suerte, y es que al parecer este estreno en Dresden fue todo un acontecimiento dentro del mundo operístico, así que la representación del primer día se retransmitió por televisión. Y ustedes y yo podemos disfrutarla. Fue idéntico a lo que yo vi, mismo escenario, mismos artistas y misma obra. Les he seleccionado la parte que más me impresionó. Después de La donna e mobile, canto del duque de Mantua a la volubilidad del carácter femenino, nuestro protagonista es pillado in fraganti por Gilda, la bella y protegida hija de Rigoletto, rendido ante Maddalena. Nada que objetar salvo que la pobre Gilda había sucumbido completamente a los encantos del duque, que se hizo pasar por estudiante para conquistarla a escondidas de su padre. Gilda sabe que el duque no es un buen hombre y que sólo puede hacerle daño, pero pese a eso no puede dejar de amarle, y más aún cuando el duque responde cantando el Bella figlia dell'amore, que aquí les dejo. He ahí la desesperación de la pobre Gilda, en un majestuoso cuarteto con el duque de Mantua, Maddalena y Rigoletto, el desdichado padre que canta amargamente cómo él había previsto todo lo que está pasando. Atentos a Gilda a partir del minuto 2.25, es de los pasajes más conocidos, espectaculares y, por cierto, difíciles.



Si les ha gustado, tienen algunos vídeos más aquí.

Saludo final

sábado, 11 de octubre de 2008

Zu Hause (noch einmal)

Fue la mejor vuelta a Alemania que he tenido durante mi estancia en estas tierras. Todo salió a la perfección, empezando por el horario de los viajes, con ese vuelo a Munich de Iberia que sale de Madrid a las 12.30 de la mañana, permitiéndome salir de Sevilla a las 10.35 y no a las 6.30 ó 7.30 de la mañana. Lástima que, por los motivos que sean, Iberia elimine ese vuelo.

Poco tiempo en Barajas, prácticamente el justo para comprar algún producto típico que estuviera bien de precio en las tiendas del aeropuerto. Poco tiempo también de espera en Munich. Mi maleta salió de las primeras y me dio tiempo, por apenas treinta segundos, de pillar el tren de las 15.23, lo que al final se tradujo en una llegada a Bayreuth una hora antes de lo previsto. El viaje desde Sevilla se había reducido a algo menos de ocho horas, frente a las catorce tras las vacaciones navideñas. Y contento y feliz, pese a volver y pese a que el otoño se acercaba.

Algunas de mis compras

Pero no sólo fue eso, no, sino que me dio tiempo de ir a hacer algunas compras, básicamente productos frescos. Y allí llegó la sorpresa, porque en el Lidl que está al lado de mi casa, justo al día siguiente, empezaba la semana española. No es que no se puedan encontrar productos de nuestro país en Alemania, pero una semana española propiamente dicha siempre llama la atención. Y justo cuando yo llegué y apenas quedaban treinta minutos para el cierre, emperazon a poner las estanterías con los productos típicos de nuestra tierra. Era un guiño que me daba Alemania nada más regresar y claro, había que aprovechar. La nueva temporada, sin duda, aparecía ante mí con un inicio prometedor.

sábado, 4 de octubre de 2008

Autumn

¿Una estación triste? Pues yo voy a llevar la contraria. Melancólica a lo más, y eso no significa tristeza. En dos ocasiones he leído esta semana comentarios sobre este periodo del año. Y están en lo cierto, los europeos del sur no descubrimos el otoño hasta que no vivimos en otras latutides más frescas.

Pero el otoño es el inicio, es un nuevo año que realmente comienza ahora. Y qué quieren que les diga, para mí este está siendo agradable. ¿O es que hay sensaciones comparables a escuchar llover y sentir el frío de fuera y el caer de las hojas mientras tú estás en tu casa, tranquilo, empezando a poner la calefacción y leyendo un simple libro o escuchando una simple canción? Siempre que no se tenga que salir, me dirá alguno de ustedes, y seguramente tendrá razón. Pero para eso existe el equipamiento adecuado...

La cuestión es que la vuelta a Baviera tras mis periplos de fin de verano no ha sido como en teoría se esperaba. No, ni el embarque en Barajas, ni la búsqueda del tren en Munich, ni el interminable viaje en tren hasta Bayreuth han sido motivos de tristeza. Para nada. Ni la vuelta a mi casa y a mi trabajo. Res de res. Más bien ha sido todo lo contrario. A saber por qué... bueno yo sí que lo sé, y realmente es una razón que en el fondo no me termina de convencer. O quizás sea el conjunto de varias, eso no lo tengo aún tan claro. En definitiva, que el otoño llegó, y aquí estamos en la fría y oscura Alemania otoñal que tanto mencioné antes de volver. Buena reentrada. Y para celebrarlo, mientras saco la bufanda del armario, esta noche les dejo una canción de Paolo Nutini (aquí versión en directo) que expresa perfectamente el significado de esta estación. A seguir leyéndose...


viernes, 5 de septiembre de 2008

Hard September

Durísimo, sin parar. La dura vida del investigador en el extranjero exige sacrificios como, por ejemplo, estar fuera de casa (i.e. Alemania) durante las próximas tres semanas. Así que hasta fin de mes se hace difícil que me vuelva a pasar por aquí. Estaré entre el sur de España y el norte de Alemania, con subida al Teide incluida.


Curioso, mi vuelta en agosto fue un anticipo de mi real vuelta a la normalidad, que será el 1 de Octubre. Buen mes para todos ustedes.

martes, 2 de septiembre de 2008

Lohnsteuerklasse VI

Todo es susceptible de empeorar, es uno de mis lemas de siempre. El final de Agosto, desde el punto de vista fiscal, no es tradicionalmente un buen mes para quien esto escribe. Hace un año descubrí que el premio por haber elegido Alemania para trabajar consistía en que Angela Merkel y otros socialistas varios se quedaban el 44 % de mi sueldo, y eso sin contar el IVA al 19 % y el impuesto de gasolinas y gasóleos, entre otros. Ya hablé de eso en su momento y adopté la resignación como la mejor solución. Qué remedio...

Pero no, y es que visto en perspectiva en aquellos momentos me podía sentir afortunado. El viernes pasado recibí el primer sueldo de mi nueva Universidad. Todo normal hasta ahí, salvo que sólo ponía Bezuege como justificación del ingreso y no aparecía para nada el nombre del pagador. Aquello no podía ser cierto, pero lo fue. Esta vez, la diferencia entre bruto y neto era nada más y nada menos del 60 %. Como lo leen. Esta gracia germánica implicaba, de confirmarse, que prácticamente no podría asumir la suma de todos mis gastos españoles y alemanes y, como consecuencia, tendría que dejar mi trabajo en Alemania e intentar volver a España, lo que significaría de facto que mi carrera científica había llegado a su fin. Así de crudo pero así de real. De repente todo se acababa. El hundimiento. Y lo más duro, no por mi culpa ni elegido por mí. Sólo quedaba la posibilidad de intentar conseguir algún contrato español para investigadores en el extranjero de tal manera que pagara mis cosas en España. Y si no, a volver tocaba. Al menos así me ahorraba el dinero del alquiler aquí en Alemania y, por muy bajo que fuera lo que encontrara en nuestro país, sería similar a lo actual. Para estar mal, lo estoy en España, donde al menos la gente no habla raro.

Tras el shock y posterior intento de autocontrol, intenté buscar una explicación medianamente lógica al asunto. Y la descubrí. Pero el susto no me lo quita nadie. Resulta que me han cambiado de categoría fiscal, ahora pertenezco a la Lohnsteuerklasse VI (el 6 viene de 60%, supongo). Y, tras perderme entre páginas y páginas escritas en alemán, me enteré que se pertenece a tal clase, entre otros motivos, si aún no has entregado la Lohnsteuerkarte de las narices a tu nueva empresa. Sí, esa cartulina donde aparecen tus datos fiscales y con la que ya viví tantas aventuras. El procedimiento estándar es que tu empresa anterior te la envía a casa en un periodo de unos dos meses desde que finaliza tu contrato. Y, entre tanto, para curarse en salud, el Gobierno se queda con el 60% de lo que honradamente ganas. No es el mayor atraco a mano armada que existe en Alemania, del que hablaré cuando esté ya fuera de este país, pero se le aproxima. Ya cuando entregues la cartulina de impuestos y demuestres a la clase fiscal a la que perteneces, te lo arreglarán todo, o no, o tardará un tiempo, o a saber. O a esperar al año que viene a hacer la declaración de Hacienda. Mientras tanto tú sigues pagando, por si las moscas. Eso de informatizar los datos fiscales y que no estén en una simple cartulina que es propensa a perderse es una idea que aún no ha llegado a estas latitudes. Tanto para unas cosas y tan poco para otras, vaya país...

Y menos mal que sé algo de Alemán y me pude enterar por mí mismo, porque si no el desconcierto hubiera sido aún mayor. Porque no estoy en mi país, que si no, aunque no valiera para nada dada la gran situación de indefensión del ciudadano común ante las administraciones, la denuncia al gobierno por el mero hecho del derecho al pataleo no se la quitaba nadie. Por robo. Porque si tienen un sistema tan cutre y tan ineficiente de control fiscal no es mi culpa, pero sin embargo sí soy yo el que paga. Como decía antes, vaya país...

miércoles, 20 de agosto de 2008

Cómo distinguir a los orientales

Las conversaciones durante la comida o el posterior café con los japos no tienen precio. Hoy, hace un rato, vaya, tras ver a un grupo de orientales en la Universidad, probablemente estudiantes de un curso de verano, le he preguntado a uno de los japos que si eran chinos o japoneses. Él me ha dicho que a veces no los puede distinguir, en especial a las mujeres, pero que aquí en Europa, y en concreto en los comedores de las Universidades, se puede usar un criterio de identificación bastante útil:

Si es una persona que come sola, es de Japón; Si forman un grupo de 2 ó 3 personas son coreanos y si el grupo es mayor de 5, chinos.

La razón no la sé, supongo que por el grado de interacción social o bien por el número de habitantes de cada país o por la proporción de ellos que emigra a Europa. A saber...

lunes, 18 de agosto de 2008

Los bávaros y sus cosas (II): Vereidigung

Yo ya daba por sentado que con el certificado de buen ciudadano sería suficiente. Iluso yo. La semana pasada tuve que jurar mi cargo. Tal y como suena. Me citaron una mañana en el despacho de algún señor importante de la Unviersidad, y supongo que notario al mismo tiempo, para que firmara algunos documentos y para que levantara mi mano derecha y dijera en alemán, de acuerdo con el artículo 187 de la Constitución de Baviera:

Juro que cumpliré concienzudamente mis obligaciones profesionales y que me mantendré fiel a las leyes básicas de la República Federal de Alemania.

Juro fidelidad a la Constitución del Estado libre de Baviera, para lo cual Dios me ayuda. (si bien la segunda partede la frase era opcional).

Lo que no sé si ahora me he convertido en un alemancito más.

jueves, 14 de agosto de 2008

Los bávaros y sus cosas (I): El Führungszeugnis

Hace unas dos semanas dejé de pertenecer a la Universidad de Jena y empecé a ser miembro oficial de la de Bayreuth. De entre los aproximadamente 30 documentos que tuve que rellenar o que firmar para que me hicieran el nuevo contrato, el más interesante, sin duda alguna, fue el Amtliches Führungszeugnis. Sí, más allá del certificado médico que tuve que pagar de mi propio bolsillo para demostrarles a los de la Universidad que soy un chico sano. ¿Que qué porras es el Führungszeugnis? Pues viene a ser algo así como un certificado de buen ciudadano.

Las primeras preguntas que me hice al respecto fueron sobre los criterios que seguían los bávaros para decidir si era buena o mala persona. Y no sé por qué, pero se me vino a la cabeza el tema de la basura, cuestión sobre la que aún les tengo que hablar, pero no hoy. Sí, a ver, si echaba el vidrio verde en el contenedor de vidrio verde y no en el de vidrio marrón, si usaba bolsas biodegradables para la basura orgánica, si hacía todas estas cosas a las horas estipuladas para tal efecto... Esos son buenos criterios, ¿no creen ustedes? Iba a poner ahora que tampoco creía que las autoridades alemanas supieran muchas cosas sobre mí, pero me han venido a la cabeza ciertos episodios recientes y me he acordado que sí, que aquí estos saben hasta lo que cené anoche.

Pero la respuesta llegó el día que fui a pedirlo al ayuntamiento, y era como yo lo pensaba. El criterio para decidir si eres o no un buen ciudadano es que pagues los 13 euros que cuesta la gracia, así de simple. Son listos estos bávaros. Y así fue como me convertí en un ciudadano ejemplar.

miércoles, 13 de agosto de 2008

A comer

Hoy pensaba escribir sobre otra cosa, pero lo dejaré para más tarde porque la actualidad manda. Cada país tiene sus delicatessens, y no sólo de sushi vive el hombre...



Bienvenidos a Alemania, disfruten del menú del día. Por cierto, Augustiner, la mejor Weißbier o cerveza de trigo de Baviera.

domingo, 10 de agosto de 2008

La ida

Mi jefe y sus cosas. El mismo día 11 por la mañana me tuve que pasar por el instituto a terminar unos asuntillos que podrían haberse postergado sin ningún problema unas semanas después. Así que llegué temprano, cumplí con mi obligación y hala, a casita a las 12 de la mañana. La noche anterior, para variar, estuve por ahí, no recuerdo ahora si en el Glashaus con un amigo alemán o con los compis de trabajo en algún sitio céntrico. Lo que sí recuerdo es que al llegar a casa, algo tarde, aún no había preparado la maleta. Y no sólo eso, sino que no me llegaba a meter la idea en la cabeza de que en pocas horas estaría de vacaciones. No lo sentía así. La maleta... bueno, eran poco más de dos semanas, y además en verano, así que tampoco tenía que caldearme mucho la cabeza. Aún así, y a estas alturas de la historia, preparar el equipaje sigue siendo una de las tareas más ingratas, tediosas y causantes de agobio que existen.

Taxi para la estación de Bayreuth y tren para el aeropuerto de Munich. Pequeña reflexión una vez llegado, facturado y esperando a la salida del vuelo, ¿por qué es todo tan caro en los aeropuertos de España? Para empezar el aparcamiento. ¿Saben ustedes que en el aeropuerto de Frankfurt, al menos en la terminal 2, hay un aparcamiento en superficie donde los primeros diez minutos son gratis? Así se puede, sin ningún problema, cargar y descargar gente y equipajes sin entorpecer el tráfico. Y estamos hablando de uno de los aeropuertos más importantes no sólo de Europa, sino del mundo. ¿Saben ustedes también que en pleno aeropuerto de Munich hay un Edeka, que es el equivalente alemán al Mercadona? Y con precios normales de supermercado, señores. Y en Frankfurt se puede comer uno un bocadillo y un refresco sin arruinarse. Es llegar a España y empezarte a clavar por todo...

El avión con destino Madrid salía poco antes de las 8 de la tarde. Suelo pillar esa combinación ya por defecto, ya que el tiempo de espera en Barajas es de apenas una hora, suele ser la más barata y es la más cómoda, porque puedo levantarme con tranquilidad y salir de Bayreuth a las 3 de la tarde, pese a que llegue a Sevilla pasada la medianoche. Pero al ser la última conexión del día hay sus riesgos, y es que te puedes quedar en el punto intermedio si hay retrasos importantes. Ya me pasó una vez, también volviendo de Munich, cuando Iberia también operaba vía Barcelona. Fue curioso, porque ese viaje iba acompañado. Ambos volvíamos a Sevilla, pero mi compañera de viaje lo hacía vía Madrid y servidor, vía El Prat. Intentamos volver los dos en el mismo pero ambos aviones estaban llenos. Los dos aviones salieron con retraso, pero ella llegó a Sevilla esa misma noche y yo llegué a la mañana siguiente, tras pasar la noche en un hotel de la ciudad condal. A ella creo que le pasó lo que esta vez me iba a tocar a mí.

Ocho de la tarde, ya dentro del avión y esperando el despegue cuando, de repente empezó a llover. Y no una lluvia ligera, no, sino una tormenta veraniega alemana en toda regla que obligó incluso a cerrar al tráfico el aeropuerto de Munich durante una hora, tiempo en el que permanecimos dentro del avión. Y ahí estaba el problema, que yo apenas tenía una hora para hacer el intercambio en Barajas. A las 9, por fin, pudimos despegar. "¿Me dará tiempo? ¿No me dará? ¿Me pondrán un coche para que me lleve direcamente de un avión a otro, como hicieron los de Lufthansa en Munich en Mayo, para que al menos yo duerma en casa esta noche aunque mi maleta me llege mañana?" me iba preguntando. Y llegó una de las azafatas a preguntarme si quería algo de comer.

- No, gracias, pero me gustaría hacerle una pregunta.
- Tiene usted un enlace, ¿verdad?
- Sí, y puede que lo pille, porque voy justo.
- ¿Adónde vuela usted?
- A Sevilla.
En ese momento la agradable chica me empezó a mirar de forma diferente y su cara empezó a mostrar una sonrisa más encantadora aún.
- Pues está usted de suerte, porque nosotros también. Es decir, somos la tripulación de ese vuelo. No sé si será este avión o será otro, pero sin nosotros no se van, así que no se preocupe.

Vaya, interesante manera de empezar unos días de descanso, ¿no creen? Y así fue. Pese a que el avión era otro y tuve que andar en Barajas unos diez minutos desde la zona de columnas rojas (puertas H) hasta las de columnas azules (puertas K, la máxima distancia posible en la terminal 4 de vuelos nacionales y europeos), cuando llegué a la puerta de embarque del nuevo vuelo aún no estaba abierta. Y así es como, con un pelín de retraso, pude llegar a Sevilla esa misma noche. No hubiera pasado nada anormal, me hubieran dado vuelo para el día siguiente y me hubieran pagado un hotel, pero mejor poder dormir en casa. Y para celebrarlo, ya al bajar del avión en Sevilla, regalé el pretzel que me quedaba, de los tres que compré en Munich, a la simpática azafata que me atendió. "Para celebrar que todos veníamos a Sevilla"

miércoles, 6 de agosto de 2008

Los horarios alemanes (II)

Es algo que no llegaré nunca a comprender, ni a acostumbrarme. Esto de que los supermercados cierren a las 8 de la tarde, y gracias, es una costumbre alemana que no me va. Claro que, como ya les comentaba hace algo de tiempo, algunas tiendas abren a las 6.30 de la mañana, aunque ya pueden imaginarse la utilidad que esto tiene para mí, que me suelo definir como un late Spanish. Como se despisten un poco más a este paso voy a tener que hacer la compra justo antes de acostarme.

Como de costumbre me pierdo en el primer párrafo... a ver, a lo que iba, que mañana me vuelven a cortar el agua en casa. Poco después de mi última mudanza empezaron a hacer unas obras de canalización justo debajo de mi edificio, y casi medio año después siguen ahí dale que te pego, empezando a hacer ruido a unas horas anticonstitucionales. En fin, uno se levanta, cierra la ventana, con este gran invento que es el cierre casi hermético alemán, y vuelve a la cama. Lo que pasa es que mañana vuelve a tocar revisión de tuberías, o lo que sea. Ese no es el problema, obviamente, el problema es que me vuelven a cortar el agua de 7.30 a 11 de la mañana. Cuando me pasó esto en el mes de junio no fue más inconveniente, porque precisamente ese día tenía una sesión de microscopio a las 8 de la mañana y aproveché y madrugué. Pero mañana... ¿a qué hora se levantan los alemanes? Porque si cortan el agua a las 7.30 es lógico pensar que a esa hora la mayoría ya está fuera de casa, se ha duchado y/o arreglado y no necesita más agua. Con lo sano que es cortar el agua de 9 a 12, una hora decentísima...

Esta fue la pregunta que le hice a G anoche, que cuál era la hora normal para levantarse aquí en Alemania. Ella me dijo que entre 6.30 y 7, creo recordar, pero que en su caso era a las 6 para encender el calentador de agua, volver a la cama y poder ducharse a las 7 con agua caliente. Entonces sí cuadra el horario del corte de agua, aunque los no alemanes nos tengamos que aguantar. ¿Y en España? ¿Cuál es la hora normal para levantarse? Yo creo que una hora más tarde, ¿no les parece? Es decir, entre 7.30 y 8. El punto de referencia es la hora a la que los niños entran al colegio, y en el caso de Sevilla esto suele ser a las 9 de la mañana. Si al final todo encaja.

Pero no sólo tengo el problema del agua mañana, sino que ya han cubierto el gran agujero en lo que antes era un solar abandonado, junto al lago, por debajo del cual ahora pasa una gran tubería. Y como parece que quieren darle algún uso jardinístico, lo han hecho con tierra y con abono natural, así que imaginen ustedes el aroma que ronda mi edificio estos días. Suerte que hasta ayer nos movimos entre los 21º de máxima y los 14 de mínima, pero hoy tenemos algo más de calorcito.

En definitiva, que mañana tengo dos opciones, o levantarme a las 7 ó levantarme a las 11. Total, el jefe ha salido para un congreso y estará fuera hasta finales de la semana que viene, y a mí no me importa quedarme trabajando por la tarde-noche en caso de necesidad. Yo creo que lo tengo claro...

Por cierto, ya he pillado de nuevo el ritmo alemán. Esto no puede ser, de cinco días que llevo aquí he salido 3 noches. Y eso que el sábado me quedé en casa y no fui al famoso Sommernachtfest que se celebraba en el Eremitage. ¿Y eso es un problema? me preguntaba G anoche. No, en absoluto, le respondí yo, pero mi idea era descansar un poco de las vacaciones, en las que no he parado, y así no hay manera...

viernes, 1 de agosto de 2008

La soledad del que regresa

Es una sensación rara e intensa. Es otra cosa, no es únicamente sentirse solo. Algo más debe ser para que lo diga quien estas líneas escribe, alguien especialmente propenso a sentirse así. Ya, alguno y alguna que yo me conozco dirá que esta historia no cuela, pero ese es otro tema.

Entrada en Alemania por el Aeropuerto de Munich

Casi once horas de viaje dan para mucho, en especial para pensar, sobre todo si viajas solo y de vuelta a otro país, donde vives. Miras a la gente, parejas que viajan juntos, grupos de amigos, encuentros y despedidas en los andenes del tren, mientras que tú... a ti se te ha acabado el tiempo, y pese a haber pasado algo más de dos semanas maravillosas y pese a haber recibido bastante afecto, tú, que pasas o que intentas interiormente ser el hombre de hielo apenas puedes agachar la cabeza y preguntarte por qué te sientes así de desvalido en vez de sentirte alegre por lo bueno que ha pasado. Condición humana, me dirán muchos de ustedes. O condición de cada uno. Empiezas a pensar mientras viajas en algún tren algo cutre y oscuro camino de tu casa, de noche y con pocos acompañantes en el vagón y terminas siempre con la misma pregunta retórica. Sí, esa, la de que qué porras estás haciendo con tu vida. De repente todo se repite. Es la misma situación que justo hace un año, también 31 de Julio. Vuelta a las andadas. Un año ya, qué barbaridad. No me lo creo. No ha pasado tanto tiempo.

No estaba previsto, y aunque no ha sido tan dramático como tras las navidades, no esperaba esta reacción. No, no, si todo iba perfecto... pero nada. Nada que hacer al despedirme en el aeropuerto de Sevilla y, sobre todo, justo antes de embarcar en Barajas ya destino Munich. Volvió ese famoso nudo en la garganta que aparece de vez en cuando, también mientras cruzaba Baviera en un cutretren regional. Y eso que ahora es verano y hay aún bastante luz. Y aquí paras, porque empiezas a llegar serias contradicciones sobre ti, sobre lo que quieres y sobre lo que supuestamente piensas.

Pues eso, que de vuelta en casa. ¿En casa? La eterna pregunta de estos años. Por lo menos ya es viernes y tengo aún muchas cosas que contar...

viernes, 25 de julio de 2008

Disconnected

Somewhere on the border...

viernes, 11 de julio de 2008

Vacaciones

Hoy es el día, hoy pillaré el último avión desde Munich con destino Sevilla y parada en Madrid. Algo más de dos semanas pasaré en España, hasta fin de mes, primero en la capital andaluza, espero que por poco tiempo, y luego a saber, aparte de Cádiz en su globalidad y Chiclana en particular, visitas inexcusables.

No sé si serán merecidas o no, pero hacen falta. Y así quiero que sean, como en el vídeo que les añado debajo, I'm yours, de Jason Mraz, uno de mis cantantes preferidos. La canción es genial y, sin que sirva de precedente, el vídeo está bastante bien hecho. Tranquilidad, nada de agobios, olvidarse del tiempo, disfrutar de y con los amigos, naturaleza, paisajes idílicos, el ruido del mar, dejar despeinarse por el viento, conducir sin rumbo determinado y salir a la aventura, caminar por la orilla del mar... lo mejor que puede pasar.



Así que hasta nuevo aviso, disfruten ustedes también de unos días de desconexión.

martes, 8 de julio de 2008

La disensión y el piropo lingüístico

De bien nacido es ser agradecido. ¿Representa esta frase la forma de ser española? ¿Es válida para Hispanoamérica y, en general, los países latinos? Yo creo que sí. "Los alemanes están que alucinan contigo, por el esfuerzo para ponernos de acuerdo en el día y la invitación para cenar en tu casa" me decía María José. "Pues para mí es lo más normal del mundo, nos trataron muy bien en Dresden el finde pasado (artículos pendientes), son personas agradables y qué más que cenar todos juntos en casa. No entiendo a estos alemanes, o se pasan o no llegan" le respondí yo. Pendiente queda algún que otro artículo sobre la forma de ser de los alemanes.

Dicho y hecho. Este domingo pasado por la noche, cena española en mi casa. Lo típico, no les voy a contar el menú ahora, imagínenselo o vean la foto adjunta. Dominikus disentía de mí. No comprendía cómo podía yo decir que Bayreuth es infinitamente mejor que Jena, donde él también ha vivido, un año y medio. "La ciudad es más grande, hay muchos más estudiantes y sitios y muchas más posibilidades" argumentaba el germano. "Puede ser, pero a Bayreuth eso no le falta, vale hay menos gente pero hay también muchos sitios, y como ciudad, con su zona central monumental no tiene comparación, tío. Si quieres estar solo, lo estás; si quieres salir con gente, es fácil salir y encontrarla" contraargumentaba yo. Vale, cada uno cuenta la historia según le va. Yo tengo esa posibilidad, porque o están las españolas o está la gente de mi instituto. Si te apetece hacer algo siempre encuentras a gente. Esa es una de las cosas positivas de mi trabajo, mucha gente joven junta, y la inmensa mayoría no son de aquí.

Cena de Domingo en casa. Rosa, María José, servidor, Jan y Dominikus. Al fondo se puede distinguir un salmorejo y la correspondiente tortilla

"Vale, puede que sea por el trabajo, y es que es a eso a lo que he venido aquí a Alemania, a aprender cosas y a trabajar. Si no, me hubiera quedado en España y no estaría aquí. ¿Cuánto representa eso, el 60%, el 75%? Y en Jena estaba frustrado en ese sentido mientras que aquí, aunque no es el culmen de la perfección, las cosas funcionan y hay medios. Si hay frustración es por mí y por mi forma de ser, no por algo externo. No hay comparación, será todo lo subjetivo que quieras, pero de hecho lo único que echo realmente de menos es toda la gente que conocí allí" No sé si logré convencerle...

Lo que sí me hizo fue lanzar un piropo al final de la conversación. "Eres conciso, usas palabras sencillas pero muy adecuadas. Vale, cometes fallos, es normal porque no es tu idioma, pero logras expresar casi todo lo que quieres, y además se te entiende, que es lo importante" Se refería a mi alemán. Él habla un poco de español, pero ya contaré su historia...

Me gusta recibir en casa, cocinar para los demás y después disfrutar de agradables conversaciones y de afecto, en cierta medida. Genial domingo...

domingo, 6 de julio de 2008

Munich (II)

Prácticamente era un alegal, recuerden ustedes, así que ese día convencí al resto de la armada española para darnos un paseo por la capital bávara. Primero me pasaría por el consulado para solicitar el nuevo pasaporte, y luego podríamos disfrutar de Munich. Calor, mucho calor, y sol, situación que nos acompañó durante esa segunda mitad del mes de Mayo...

No era la primera vez, porque ya me lo estaba empezando a plantear. Las ciudades alemanas, o al menos las bávaras, son extrañas. Sus accesos, la forma de llegar al centro y es que, salvo su parte histórica, son pueblos grandes. Hagan la prueba si tienen oportunidad. No, aquello no era una de las ciudades más importantes de Europa, y eso que el Consulado de España está en una posición relativamente céntrica. Lo mismo pasa en Nuremberg. Otra de las curiosidades bávaras.


Nuestro Consulado en Munich

Una vez terminados los trámites burocráticos, anormalmente sencillos y rápidos, el plan del día era conocer Nymphenburg, unos palacios y jardines construidos en los siglos XVII y XVIII en la parte oeste de la ciudad, donde pasaban el verano los reyes de Baviera. Están bien para pasar una mañana o una tarde soleada.


Edificio principal de Nymphenburg


Salvo por la sala de entrada al edificio principal, la Gartensaal, dominada por unos magníficos frescos de Zimmermann, y quizás por la Schönheitengalerie, sala en la que se exponen 24 retratos de las mujeres amadas por el rey Luis I, quizás no merezca mucho la pena entrar. Eso sí, los jardines, con unas 200 hectáreas de extensión, son espectaculares. Y estos sí que son bonitos, de estilo francés, con construcciones geométricas, vasijas, estatuas y canales. Así da gusto. Dentro de los jardines hay también una serie de edificios que se pueden ver, como el Amalienburg o pabellón de caza, y el Badenburg o pabellón del baño.


Los jardines

De ahí, una vez terminada la mañana tras el agradable paseo por los jardines, fuimos de nuevo al centro. Comimos en uno de los restaurantes más famosos, de estos que llevan incorporada la cervecería: el Agustiner, en plena Neuhausestraße. Y con ambiente, con ruido de fondo, con gente, algo que se nos hacía muy raro. Estos dicen que son la fábrica de cerveza más antigua de Munich. Por cierto, para mí la mejor Weißbier que he probado. No me suelen gustar tanto este tipo de cervezas, hechas a partir de trigo y sin filtrar, pero esta es especialmente destacable.


Típica comida alemana

Ese día todo Munich había salido a la calle. Jamás en toda mi estancia en Alemania había visto tanta gente junta. Era sábado, esa era la cuestión, y las tiendas estaban abiertas. "Gracias a dios no vivimos aquí", nos decíamos mútuamente María José y yo, "porque si no nuestra tarjeta de crédito no iba a sobrevivir". Se nota que la capital de Baviera es una de las ciudades más caras de Alemania. Por notarse, hasta en los músicos callejeros. Hasta para eso hay que tener glamour en Munich, y vestirse para la ocasión, ya sea por el cuarteto de cuerda en la Theatinerstraße o por el piano de cola en plena Kaufingerstraße. Inenarrable. Y tocaban bien, vaya. Menuda gozada poder disfrutar de eso en plena calle.

Adivinen dónde estamos

Instituto Cervantes

Música callejera

Visitas a la Marienplatz, con coros y músicas incluidos, subida hacia el norte para ver la Residenz, el Hofgarten y el Englischer Garten, bajada de nuevo, con parada en una de las tiendas más famosas, Dallmayr, donde me agencié una botella de limoncello, y vuelta para casa, pasando por el famoso nuevo estadio del Allianz Arena. Me tocó ser el conductor en ese viaje de regreso a Bayreuth.